Incertidumbre en Metro por la falta de negociación
La red de transporte funciona hoy con normalidad mientras los trabajadores deciden si continúa la huelga
Nadie sabe qué pasará en Metro a partir de hoy. La incertidumbre era ayer la nota dominante entre dirección de la empresa y sindicatos. Durante todo el fin de semana, los segundos esperaron una llamada para empezar a negociar: buscaban una salida que les permitiera presentar hoy ante la asamblea una solución que justificara pedir el fin de los paros. La dirección, por su parte, había dejado abierta la posibilidad de encuentros pero sólo si se daba antes un paso: desconvocar la huelga indefinida. El paso no se dio; la reunión negociadora no se convocó. Resultado: hoy será la asamblea la que decida si sigue o no el conflicto.
El único consuelo para los madrileños —dos millones se trasladan en Metro cada día— es que al menos hoy lunes el servicio se prestará al cien por cien y con normalidad. Así lo han comprometido los sindicatos. Su portavoz, Antonio Asensio, quería ser positivo y esperaba aún ayer por la tarde la llamada que pusiera en marcha la negociación. «Esperaremos hasta última hora». Reconocía, no obstante, que «el tiempo se acababa» y que eso era «malo para todos, pero sobre todo para los de siempre: los ciudadanos y los trabajadores de Metro».
Desde la Comunidad de Madrid, se confiaba aún ayer en la posibilidad de mantener algún contacto «antes de la asamblea», lo que incluye la madrugada del lunes o las horas inmediatamente previas a la asamblea, aunque la condición previa de desconvocar la huelga seguía siendo, decían, inamovible.
«Plan B» ante el caos
En el caso de que la reunión de los trabajadores de Metro diera como resultado la vuelta a los paros, existían dos posibilidades. Una, que se cumplieran los servicios mínimos, en cuyo caso cabría el encuentro con los representantes sindicales y la negociación entre las partes en conflicto. Dos, que se determinara volver a la «huelga salvaje», sin cumplir los servicios mínimos.
En este último caso, la ciudad volvería a repetir el caos de la pasada semana —aunque tal vez algo aminorado por el inicio de las vacaciones estivales para miles de madrileños—, y la Consejería de Transportes pondría en marcha su plan alternativo, que incluye dos puntos principales: autobuses privados y conductores «alternativos» para el Metro.
La primera medida consiste en poner en servicio 250 autobuses privados, precontratados ya con empresas del ramo, que darían servicio en recorridos similares a varias líneas de Metro. En cuanto a los conductores de Metro, la Consejería de Transportes tiene una lista con 70 personas que se presentaron a la última oferta de empleo para este servicio y que, aunque no consiguieron la plaza, «estarían capacitados para conducir un tren», según dijo el consejero, José Ignacio Echeverría.
Los sindicatos podrían llevar a la asamblea la propuesta de desconvocar los paros si, a cambio, pudieran ofrecer a los trabajadores algún triunfo, como que sus salarios se mantuvieran intactos y la rebaja que la Comunidad de Madrid exige a Metro se obtuviera recortando de otras partidas. Esta posibilidad, de hecho, existe: se recoge en una enmienda que el propio PP introdujo en el decreto que regula la reducción del 5% en los sueldos de la empresa pública Metro el 25 de junio, antes de iniciarse los paros. Pero para concretar con la empresa qué otras partidas podrían verse afectadas, la dirección de Metro pide que primero se desconvoque la huelga. Salvado este escollo, reunirse y llegar a acuerdos sería más que posible.
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