Hazte premium Hazte premium

La Fórmula 1 calienta motores en Madrid quemando rueda

El Red Bull Show Run abarrota el corazón de la capital como anticipo al Gran Premio

Madrid se prepara para un Gran Premio de Fórmula 1 en 2025: «Va por muy buen camino»

Red Bull Show Run, exhibición del piloto de Fórmula 1 Checo Pérez
Red Bull Show Run, exhibición del piloto de Fórmula 1 Checo Pérez Tania sieira
Iuri Pereira

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Hace ahora poco más de 20 años un Fórmula 1 rodó por las calles de Madrid. Fue, les sonará, un tal Fernando Alonso, en pleno Paseo de la Castellana. Aquel 'Road Show' del asturiano a los mandos de su Renault anticiparía un fervor de varios años, y dos títulos mundiales después, por el 'Gran Circo'. Pareciera que los triunfos en la categoría reina del automovilismo nunca se fueron, porque Madrid demostró ayer que la afición por la F1 no solo sigue muy viva en España, sino que es una auténtica fiebre. La diosa Cibeles fue testigo. El Red Bull Show Run, mitad campaña de marketing, mitad preparatorio, fue un acto de bienvenida anticipado de la Comunidad de Madrid a la Fórmula 1, cada vez más cerca de la capital de España.

Horas antes de que los bólidos comenzaran a rodar, miles de personas se enfrascaban en su lucha contra el calor, con gorras, abanicos y algún que otro paraguas, para oír de cerca el rugido del Red Bull de Sergio 'Checo' Pérez. Los más tempraneros, como es lógico, se hicieron con las mejores vistas, mientras que al resto de aficionados, los de entonces y los de ahora, nos le quedaba otra alternativa que buscar un espacio encima de las vallas, subidos a las farolas y en furgonetas y camiones de la organización. Las pantallas distribuidas por el recorrido salvaron el show.

El evento del renacimiento de la F1 en Madrid llegó no sin cierta polémica previa. El trazado debía unir, en forma de T invertida, el Paseo de Recoletos con la Gran Vía, en el edificio Metrópolis, pasando por la plaza de Cibeles y siguiendo hasta la Puerta de Alcalá. No fue así. La T se quedó en una L, y se amputó el brazo que conducía hasta la puerta monumental, en pleno proceso de restauración y parte del Paisaje de la Luz protegido por la Unesco. Sea como fuera, no faltó espacio para los trompos en los 1,5 kilómetros de circuito urbano improvisado, que, para información de los 'gamers', formaba parte del Gran Turismo 6.

El corazón de Madrid se paralizó varias horas para recibir al RB7, uno de los mejores coches de la historia de la F1. Una línea 2 del Metro abarrotada evitó hacer parada en la estación de Banco de España, la más cercana al Red Bull Show Run. Unas 50.000 personas (se cumplieron las previsiones) se agolparon allí, a lo largo de algunas de las vías más emblemáticas de la ciudad, para ver el espectáculo. La plaza de Cibeles se convirtió en un mini circuito de karting, al comienzo del evento, antes de dar paso al espectáculo de Red Bull Batalla, a los pies de la diosa y de la zona exclusiva habilitada frente al edificio del Ayuntamiento de Madrid, un anticipo, tal vez, del público 'VIP' que atraerá el futuro Gran Premio de Madrid, a imagen y semejanza de Miami o Las Vegas, el tipo de negocio hacia al que Liberty Media (la empresa propietaria de la F1) ha encaminado el imperio deportivo más valioso del mundo.

El ambiente se fue caldeando cuando Madrid miró al cielo, de donde cayeron en parapente las particulares llaves de un Fórmula 1, su volante. Dos motos y un coche de la Policía Municipal hicieron de 'Safety Car' y el toro finalmente saltó al ruedo. El público, aunque animado, se enmudeció ante el sonido implacable del motor Renault RS27 V8 del Red Bull RB7. «Red Bull ha traído el mejor sonido; es impagable», decía Marc Márquez, invitado de lujo a la exhibición.

El mexicano Checo Pérez, vecino de Madrid, por cierto (tiene una casa muy cerca del recorrido), dio varias vueltas, en tres tandas, a su circuito de esta semana y, por su puesto, dejó su firma en el asfalto. Cualquiera diría que la diosa Cibeles se ha cansado de contemplar los paseos triunfales del Real Madrid y ahora quiere rueda quemada, un 'premio' que se llevaron los 'Drift Brothers', los reyes del caucho quemado. Tras la primera tanda de Checo, recogió el testigo la burgalesa Cristina Gutiérrez, la segunda mujer de la historia en ganar una etapa del Rally Dakar. Aunque fuera de su hábitat, no por eso dejó de ser agresiva al volante de su buggy, una especie de saltamontes gigantes, por sus grandes extensiones.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación