El insólito viaje de Fabrik a Sol tomando el Metro en Pitis en una película de acción
HISTORIAS CAPITALES
La ciudad y sus monumentos se convirtió en otro protagonista del film
Madrid en el cine y en las series: los rincones reales que más le gustan a la ficción

Aunque dice el aforismo que la naturaleza imita al arte, en ocasiones éste está tan alejado de la realidad que ni con la mente más abierta uno es capaz de seguir tal derroche de imaginación. Pasa con una película de acción, estrenada hace algo ... más de una década, que traza unos itinerarios imposibles por un Madrid que, por cierto, parece estar posando para un videoclip, y se muestra con sus mejores galas y sus monumentos más representativos. Pero volviendo a la acción -que la tiene, y mucha-, el espectador que conozca la ciudad no podrá por menos que verse sacudido cuando vea que el protagonista sale de la discoteca Fabrik, cerca de Fuenlabrada, y toma el Metro en Pitis -al norte de la capital-. ¿Teletransporte? No; ficción.
La película se titula 'La fría luz del día', y entre sus protagonistas hay nombres de tanto peso como Henry Cavill, Sigourney Weaver o Bruce Willis. Que se pasean con toda naturalidad por los paisajes más típicos madrileños, desde la plaza de Cibeles a la de Callao, el Rastro o la estación de Atocha. No le falta un detalle, en cuanto a promoción de las bellezas de la ciudad. Pero los recorridos del protagonista, que se ve obligado a emprender una frenética huida por salvar su vida y la de su familia, a veces rayan en lo absurdo.
Aunque señalados uno tras otro, la lista de lugares que aparecen en la pantalla se asemeja mucho a un catálogo de la oficina de turismo -la Ribera de Curtidores, la plaza de Callao, la del Cordón, la Plaza Mayor, el Arco de Cuchilleros, la Puerta del Sol, la de Alcalá...- es en el desarrollo de la cinta cuando todo parece meterse en una coctelera que desbarata cualquier intento de aplicar la lógica.
Lo primero que ven los protagonistas cuando llegan en coche a la ciudad es un letrero de 'Madrid' de esos que se ven en las entradas de los pueblos españoles. Luego, llegan hasta la fuente de la Cibeles y la rodean, y a continuación aparecen junto a la estatua del caballo alado de la plaza de Legazpi. Lo siguiente es la Ciudad Universitaria, frente a la facultad de Medicina.
El film rezuma acción, y eso se vive desde el principio. Por eso las persecuciones se suceden, y con ellas un rosario de tópicos típicos de Madrid: corren por la Plaza Mayor, llegan al Retiro, a la altura de la Puerta de Alcalá, y entran al parque saltando la valla -qué necesidad; tiene 17 entradas-. De ahí saltan al Rastro, y por arte de magia, la siguiente escena es a las puertas de la embajada de Estados Unidos, en la calle Serrano.
Pero la parte más rocambolesca es la salida en moto a Fabrik, una gran discoteca que se encuentra en Humanes de Madrid, un municipio situado al sur de Fuenlabrada, a 28,6 kilómetros de la capital. Después de algunas refriegas en el interior de este local de ocio, los dos protagonistas se van. De la moto no se sabe más, pero ellos cogen el Metro en ¡Pitis! -al final de la línea 7, en Fuencarral-El Pardo-; sobre el mapa, son 43 kilómetros de distancia. Su intención es ir a la Puerta del Sol, y hasta allí llegan, se produce una nueva persecución y los protagonistas aparecen en el jardín tropical de la estación de Atocha, donde por cierto, se escucha por megafonía un aviso de la presencia de carteristas.
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Tras una nueva persecución por un bulevar y un coche bajando por unas escaleras del distrito de centro -una situación más usual de lo que se piensa, y en la que ya se han visto implicados varios vehículos VTC cuyos conductores confiaron ciegamente en el GPS-. Un último icono de la ciudad, la plaza de toros de Las Ventas, cierra la sucesión de monumentos que, dicho sea de paso, resultan de lo más fotogénicos vistos en la sala del cine.
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