El evacuatorio de pago, con teléfono y calefacción y sólo para hombres que tuvo la Puerta del Sol en 1911
historias capitales
Fue inaugurado en abril de 1911, y sólo se permitía la entrada en él a los hombres
La primera vez que se decretó en Madrid la alerta por alta contaminación, hace más de 40 años
![El alcalde Francos Rodríguez y otras autoridades, en la inauguración del evacuatorio, en 1911Riv](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/02/07/evacuatorio-sol-RsT9sWm2fKFSIdje11iX2kM-1200x840@abc.jpg)
Desde que la Puerta del Sol adoptó su actual apariencia, allá por 1862, fueron muchas las obras que se fueron realizando para mejorar su aspecto: buscando la belleza y la eficiencia, se instalaron farolas y candelabros, fuentes y marquesinas para autobuses y tranvías. Y ... como desde el principio la zona estuvo muy concurrida, los munícipes repararon pronto en la necesidad de establecer allí algún sistema para aliviar las necesidades fisiológicas de los paseantes.
Primero, se pensó en algún procedimiento muy pedestre, como columnas a las que arrimarse -los hombres- cuando fuera preciso. Pero tan rústico procedimiento traía aparejados malos olores y manchas que hicieron descartar la iniciativa.
Hubo proyectos mucho más trabajados, que aunaban funcionalidad con estética: un ejemplo es el elegante evacuatorio subterráneo en el que pensaron los arquitectos Mauricio Jalvo Millán y Joaquín Pla, que plantearon en 1906 situarlo junto a la luminaria con nueve farolas colocada en el centro de la plaza. Contaba con accesos separados para señoras y caballeros, techo de cristal y unas escaleras con forma de doble hélice. Pero nunca pasó del plano.
Fue algunos años después, en 1911, cuando el alcalde José Francos Rodríguez puso en marcha los primeros aseos públicos de la Puerta del Sol. El día de la inauguración, el 18 de abril, acudió el regidor con la plana mayor del Ayuntamiento, junto con los responsables del proyecto, que eran el arquitecto Rafael Ripollés y el ingeniero Gil Meneses.
Estos evacuatorios tenían separadas la entrada y la salida. Contaba con luz cenital de día y eléctrica por las noches. Mármol en el suelo, espejos biselados, varios WC de pago y algunos gratuitos -separados por una mampara-, además de lavabos con jabón líquido. El espacio estaba calefactado y contaba con teléfono y con vigilancia continua.
Hacer las aguas, mayores o menores, en aquel lugar costaba 10 céntimos cuando se inauguró, con derecho al uso de agua y jabón. La crónica de ABC recibió con cierta sorna la llegada del «famoso evacuatorio», «obra famosa y dilatada, que, si responde a los días y a las pesetas que ha costado, acaso sea en los tiempos futuros una de las ruinas más bien conservadas y valiosas del Madrid del siglo XX».
Bromeaba también, sin entrar en la escatología, con que «suponemos que el recipiente quedaría ayer mismo con toda solemnidad inaugurado». En su interior, paredes «cubiertas de azulejo belga» y 16 compartimentos urinarios públicos. Una mampara de espejos biselados separaba esta zona de la de pago, que es donde había que pagar los 10 céntimos por entrar. Dos ventiladores absorbían y arrastraban al exterior los malos olores, «llevándolos por cañerías de hierro a la atarjea general».
MÁS INFORMACIÓN
No le faltaba detalle a la crónica, incluido el coste del evacuatorio: 50.000 pesetas del ala. E incluso se añadía otra información: una cantidad similar estaba ya presupuestada para construir un segundo evacuatorio en el otro lado de la Puerta del Sol, frente a la Mallorquina. Este primero era sólo para hombres; el segundo iba a ser para mujeres.
Pocos días después, el cronista repitió visita, para ver seguramente cómo funcionaba el invento. Y la foto publicada en ABC refleja un gran número de hombres entrando en el evacuatorio.
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