La escuela de barrio de Parla que aspira a ser el nuevo matagigantes de la Copa del Rey de fútbol
El próximo miércoles, el equipo, que según sus miembros, quiere ser «el otro Villarreal», se enfrenta al Valencia con la confianza de sus vecinos en el milagro
La Unió Esportiva Vic se lleva el gordo y se medirá al Atlético de Madrid
![Entrenamiento de las categorías inferiores del Club Deportivo Parla Escuela Fair Play](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/10/26/1487480977-RUhh9WHQUyPCGYK8ttCVZoL-1200x840@diario_abc.jpg)
Hay milagros, hay velas, hay todo un extrarradio de Madrid donde en octubre ya sopla el viento y los niños llevan guantes contra el frío. Hay una Copa del Rey, con sus eliminatorias, que le aportan a la competición el aliciente del ... sueño de un barrio, un pueblo, el del Club Deportivo Parla Escuela Fair Play. En el campo de Las Américas, donde sí que hay tradición futbolera de antiguo, juega el 'Escuela' (así es conocido) contra el Valencia el miércoles. Ese es el hecho seco, sin aditamentos. Luego está, claro es, lo que la ciudad pone y pondrá para que el día 30, festividad de san Marcelo de León, ese estadio, donde entrenan una multitud de canteranos intentando no chocarse, sea «un fortín».
Mestalla tiene a su vera el bar de la sobrina de Manolo el del Bombo; el Parla Escuela, una churrería donde los chavales, muchos de ellos del colegio Miguel Delibes, le pegan al hidrato para luego darse al bregar futbolístico. Del partido contra los 'ches' están más que enterados y, todos, en chándal, lucen una sonrisa. Merienda allí también Hugo, del servicio de limpieza municipal, que se fía de la victoria con una admirable fe. «Siempre hay que confiar, y más contra equipos grandes». La cuadrilla que lo acompaña en el tajo hace como que guarda silencio, y es que Hugo ha tenido el valor de dar un discurso ante su gente, que lo aplaude y, entre palmas, lo llama «político»: aquí ejerciendo el vocablo como adjetivo de calificación positiva.
Su argumento es que, trabajando como barrendero, todo el día en la calle, «ve a la gente más feliz» desde que se eliminó al Sonseca y se pasó a la gloria mediática y a poner a «Parla en el mapa por otras cuestiones más alegres». En la misma churrería, en la que ya decimos que meriendan los críos, hay esa esperanza en la que se habla de fútbol sin hablar. Las miradas son como de Noche de Reyes.
El campo de Las Américas, que se verá que es un micromundo, da a unos edificios altos. Anexo a la churrería hay un bar (no lo citaremos) que es fijo de Fernando Torres, y allí, lástima, no parecen exaltados por el choque contra el Valencia por mucho que se les pregunte. Todo lo contrario al estadio. En esa zona del mismo, donde empieza el tartán y acaba el césped artificial, Moja, padre de un futbolista en ciernes, pregunta si le «dejarán entrar» al partido de marras.
En estos trabajadores foráneos como Moja sí hay implicación sincera con un club y un pueblo: muestra el carnet de socio con orgullo y esperanza. Ya dentro del estadio reina la esencia del balompié. Corretean niños peinados a raya, perfectamente uniformados: hay algo de sana disciplina comprendida por los padres en el aliño indumentario y deportivo de sus hijos.
Estefanía cuenta que tiene a tres en el equipo: Aarón, Adrián y Alejandro. Y sí, los niños brillan más que un san Luis por compartir escudo con los que irán «con todo» contra el Valencia. Eso de entrada. Otro padre se une a la tertulia improvisada y jura que va a «salir desnudo al campo» si se pasa de ronda. La bravuconada habrá de cumplirla.
Dentro del club, Juan Carlos Isabel, Charli en los ambientes, es como el hacedor de todo. Desde el principio, con idas y venidas desde «hace 35 años», ha estado vinculado al equipo. Vive por y para el club «las 25 horas del día en Las Américas», y su mujer lo sabe. Objetivamente, puede entrenar a un primera. Aunque Charli en lo que pone el acento es en el lado formativo, en los «mil y pico» jugadores que tienen y los «600 que andan en lista de espera».
El día más mediático
Charli está exultante, y regala un lema que se le viene de repente a la boca: «Queremos ser el Villarreal de Madrid». Tiene razón, al menos, por motivos demográficos. Sucede que al secretario técnico nada del club le es ajeno. Pone a desfilar hasta a los jugadores que más pueden aportar a esto del reporterismo en una tarde y en un estadio lleno de algarabía: Mario Pantrigo, que lleva en el equipo desde chupetines, el día de autos «almorzará pasta» y pedirá el «día libre» allí donde hace sus prácticas. Así es Pantrigo, que está «tranquilo» mientras llega un miércoles que no olvidará. Hubiera preferido al Atlético porque, no lo niega, es «madridista».
Tiene la timidez de sus 19 años, aunque «intentará dar un susto» a los valencianos en la víspera de Halloween. Pantrigo habla casi con monosílabos; no ocurre así con el capitán del equipo, David Serrano, 'Serra', quien la mañana del día más mediático de su vida la pasará arreglando papeles de Hacienda y opositando a lo mismo en una gestoría.
A Serra se le ven los galones, es fácil de fotografiar en un banquilllo. David Serrano dice, medio en broma, que esto del papeleo «le relaja». Y como capitán, el central ruega a sus vecinos «que bajen al estadio», y se hace partícipe de la idea de Charli de un Villarreal en la región de Madrid. Promete fiesta el 30, primero en Parla, y luego en Madrid: «Pase lo que pase». Será miércoles noche, y ellos son «jóvenes». No es gratuita la referencia a Halloween, a aquella fiesta del Betis con Lopera de 'invitado', de la que Charli hace un chascarrillo.
Dentro del club, sus miembros no son, en principio, dados a rezos para un partido de fútbol. Eso dicen, porque a Charli le asoma de la pantalla del móvil la Virgen del Rocío, y ya sí que sonríe 'rociero', aunque quienes han de obrar el milagro son «los jugadores».
Huele a nuevo en los vestuarios que se usarán en el partido. La Federación «pedía pintarlos», y pintados están. El absoluto del Club Polideportivo Parla Escuela Fair Play milita en Primera Autonómica de Aficionados, la que hasta el año pasado era llamada Preferente. En el vestuario, cada jugador tiene una foto con su nombre como sucede en las canchas más campanudas.
Corren los que entrenan los 100 metros lisos por el tartán, y todo confluye, tras la portería, en el bar de Beatriz, que vende desde salchipapas a cuatro euros a bufandas: «Una 12 euros y dos, 20». Pero Beatriz tiene un conjuro, unas velas, que sólo puede encender ella o aquellos en quien tenga «especial confianza». Así pasó en la clasificación contra el Sonseca, y Beatriz mira con cierta picaresca a cámara. La picaresca de la sana brujería.
![Beatriz, responsable del bar del estadio](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/10/26/1487480882-U06542053825HyZ-760x427@diario_abc.jpg)
Adrián 'Popler' Sotelo, entrenador del primer equipo, pide al reportero que se ponga un metro por detrás comenzando el entrenamiento. En la calle Jaime I el Conquistador, una moto ruidosa anima al equipo con un grito distinto del lema que mueve a Charli: «Parla Escuela nunca se rinde», que es, por qué no, comparable al «Amunt València». Lo que sí, y le cambia la mirada a Charli, es cuando este hombre pide más instalaciones deportivas.
Parla es una de las localidades con más población infantil y juvenil. Y se ve en Las Américas, donde hacen encaje de bolillos para entrenar todas las categorías. El propio Charli sugiere el dato que refrenda el INE: Parla, en 2022, contaba con 33.181 niños entre cinco y nueve años: su obsesión es la cantera.
![David Serrano, capitán del equipo](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/10/26/1487480880-U81152361567iRX-760x427@diario_abc.jpg)
A las pistas de atletismo se escapa algún balón. Quien puede se arrebuja de los primeros fríos. Se espera la llegada del presidente, atrapado en el tráfago de la capital hacia el sur. Vuelve a pasar la motocicleta, ruidosa, animando al 'Escuela'. Llega el presidente, Ismael Martínez, ajetreado y locuaz, y que ha sido el segundo de José Ramón Sandoval en sus equipos. Abraza a Popler, el entrenador, que vuelve a pedir medio metro más a las cámaras para que el entrenamiento sea como mandan los cánones.
Da Martínez una clave: Parla es la única ciudad del sur «que no ha tocado el fútbol profesional». Es «creyente», pero, como Charli, se encomienda a sus jugadores. El argumento es que es en el «verde donde se dirime todo».
En la penúltima foto lo reclaman por una llamada urgente. Quizá, por los gestos, sea un telefonazo de la Federación. En el bar de Beatriz, detrás de la portería, se han guardado las velas. Conviene en estos casos no abusar de los amuletos. Unos críos querían ver a Pedrerol entre tanto jaleo de cámaras. Se les notó decepcionados.
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