El 'eléctrico', el centenario tren de montaña que democratizó subir a la nieve
Historias Capitales
La línea que ha transportado a Navacerrada y Cotos a miles de ciudadanos está ahora inmersa en una reforma integral
Renfe lanza una nueva oferta de billetes baratos con la que puedes conocer la sierra de Madrid
![Viaje inaugural de la línea Cercedilla-Puerto de Navacerrada en el ferrocarril eléctrico, en julio de 1923, con el tren parado ante la casa de máquinas](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/03/01/cercedilla-1-RbPh6RXp7KKTOhE2FeEsSjI-1200x840@diario_abc.jpg)
Los madrileños y su sierra nevada se han llevado siempre bien. Desde comienzos del siglo pasado, cuando apenas eran algunos grupos de privilegiados los que subían a practicar lo que entonces se llamaba «el sport de la nieve». Pero subir a la montaña fue más ... fácil para todos cuando se puso en marcha 'el eléctrico', el tren desde Cercedilla a Cotos que ha cumplido ya cien años y está inmerso en un profundo proceso de modernización.
Del ambiente que se vivía da idea la crónica que publicaba en 1908 Blanco y Negro, a los pocos días de constituirse el Club Alpino Español: relataba las bellezas de la sierra madrileña, y reseñaba su cercanía a la capital. El periodista loaba las ventajas para la salud de «estar todo el día al aire libre, en una atmósfera completamente pura, sin polvo, en una región alta que favorece la ventilación de los pulmones, sintiendo el latigazo continuo de ese viento tan sano y tan calumniado del Guadarrama». Recordaba lo concurrido de la estación suiza de St. Moritz por gentes «que van de Londres, París, Berlín, etc, a reponer sus fuerzas, a descansar o a divertirse en la nieve».
Ante eso, Madrid ofrece, decía, ventajas inigualables: «Casi todos los años es más larga aquí la temporada»; «hay jóvenes que patinan en ski tan bien como allí», y «se trinea como en cualquier parte, y en cuanto se desarrolle un poco más la afición, se podrán tener pistas bien arregladas y probablemente patinaderos de hielo». Además, claro, de nuestra gran baza: «El número de días con sol es mucho mayor aquí que allí». Por eso, se preguntaba el cronista, «si para llegar a St. Moritz van de distancias superiores a 1.000 kilómetros, calcúlese lo que seria esta sierra si se hallara a 60 kilómetros de Londres, y aún de París».
Continuaba su laudatorio asegurando que la falta de hoteles en el entorno de la sierra madrileña no sería impedimento para la llegada de visitantes, «porque hallándose a 60 kilómetros de Madrid, se puede ir y volver en el día». Una tarea que fue aún más sencilla pocos años después, cuando se construyó el ferrocarril eléctrico que iba desde la estación de Cercedilla hasta el puerto de Navacerrada. La Sociedad que se fundó para construirlo amplió capital en abril de 1922 con una oferta de acciones a suscripción pública. Además del tren, completaban el negocio con la construcción de un hotel en lo alto del puerto, y la urbanización de terrenos a lo largo de la vía para construir colonias de residencia veraniega.
El 'eléctrico' se puso en marcha en julio de 1923; el viaje ida y vuelta de Cercedilla a Navacerrada costaba entre 5 y 7,5 pesetas, según la clase del asiento. Quienes subían, podían optar por llevarse la cesta con las viandas, o acudir al servicio de comidas del Real Hotel Victoria, en la estación del Puerto de Navacerrada.
Durante muchas décadas, el 'eléctrico' ha sido un referente para los montañeros madrileños, que subían él hasta Cotos. Hecho según el modelo de la industria ferroviaria suiza para líneas de montaña, sus primeros coches tenían asientos de madera de pino. En el ensayo 'Caminos de hierro, caminos de Guadarrama', escrito por Chus Merino, se apuntan los elementos que surgieron en el paisaje a raíz del paso del tren, como la capilla de la Virgen de las Nieves.
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En sus vagones han subido hasta la nieve miles y miles de esquiadores y senderistas, peleando por conseguir hueco en un ferrocarril de capacidad muy limitada: 90 viajeros. La línea tiene unos 18 kilómetros y salva unos 700 metros de desnivel. Nada ha detenido su funcionamiento, excepto la pandemia por Covid, que lo dejó en el dique seco durante algún tiempo. Entonces se aprovechó para acometer en este tren turístico algunos arreglos, y volver a ponerlo en servicio en septiembre de 2022: la línea C-9 de Cercanías, de Cercedilla a Navacerrada y Cotos, volvió a rodar.
Ahora, se acometen en ellas unos trabajos de rehabilitación integral que van a costar 14,9 millones de euros, y con los que Adif, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias, acomete desde la renovación de la vía al recrecido de muros, la reposición de los pasos a nivel y de los cruces entre andenes, junto con mejoras en estaciones y apeaderos.
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