David Bisbal reinaugura una Navidad de masas en la Puerta del Sol
El almeriense congrega a miles de seguidores espoleados por Ayuso y su «¿Cómo están los máquinas?»
David Bisbal pone en riesgo su vida en una sierra de Almería: «Siempre llega la calma»
![David Bisbal, este jueves en el balcón de Sol](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/12/19/bisbal1-Ruv6HB210rslM6sYoelSzjI-1200x840@diario_abc.jpg)
La tarde traía nubosidad variable, nubes preñadas de lluvia como de Jueves Santo. Madrid no era el escenario latino de otras veces, pero a los seguidores de David Bisbal tanto les daba. Muchos años con la voz de 'la Voz', Frank Sinatra, han marcado una ... Navidad en España que se ha asumido como propia. En cambio, los villancicos de siempre, de Manolo Escobar a Los Cantores de Híspalis, han ido desaguándose en esos veneros del folklore que forman una capa freática de donde suelen brotar mágicamente en tiempos de sequía espiritual. David Bisbal no es, a razón de sus jipíos y saltos, un 'crooner' a la manera de Michael Bublé o del propio Sinatra. Lo suyo es otra cosa: un mito latino, de Almería, que vuelve a sus cosas de niño en su 'Todo es posible en Navidad'.
Bajando por la calle de Alcalá, madre e hija, llevaban un cartel del artista con una foto de las mocedades 'bisbaleras': camisa lolaila y así. Vanessa, que así se llamaba la madre, no quiso desvelar el nombre de la hija, pero sí confesaba, en un acento suave y latino, que «cómo se iba a perder a David», si llegó a España «escuchándole». Por lo visto el fenómeno de David Bisbal triunfó, en tiempos, hasta en Ecuador.
- El 'Ave María'
El mismo panorama de seguidores se encontraba en la calle del Carmen. Muchos gorros de Navidad y una señora con bastón, en la multitud previa, que se quejaba a su cuidadora del gentío. Llevaba una bolsa de una tienda de lanas, asomaban dos agujas grandes, y con un «tiene frío doña Lucía» dejaron al lector sin su parecer sobre David Bisbal.
Antes de todo, Sol, de natural multitud paseante, se iba haciendo multitud fija apoyada en las vallas grises y algo despintadas del ayuntamiento, cuyos policías, con cara de Navidad, iban respondiendo al personal, forrado de bolsas, sobre horas y colocaciones. En su trabajo está está respuesta, y en su trabajo, también, la humildad es una divisa.
Algunas gotas de lluvia iban cayendo, pero el 'arrejuntamiento' provocaba el efecto de una estufa en Sol. Israel se atrevía con bailes, saltos, por no perder la ubicación junto a la última valla. Un 'plumas' y una camisa sin mangas eran su aliño indumentario, además de un pin del Indalo, que se sabe que es símbolo de Almería. Israel estudió Educación Musical, da clases particulares, y no ha perdido ni el acento ni las «fuerzas para apoyar a un paisano». Una maleta de gimnasio en el suelo, y él, con su baile de San Vito y un altavoz 'wifi' con Bisbal en bucle desde el Spotify. Luego, con todo ese equipaje, bajo el chaparrón y los claros, habría de volver a casa a por un caldito y mascullando el 'Ave María', y no el de Schubert precisamente. Tampoco es lo que quería el público.
Bisbal en la capital es un acontecimiento. Suya fue la edición de Operación Triunfo en la que el móvil sirvió como elemento democrático, o crítico, a base de mensajes de texto que costaban lo suyo. Lorena tenía cara de ser morena y de Madrid. Y lo era. 37 años y en el móvil, pasándose o mirando, fotos del otro David, del David Bustamante, ya maduro: «Mi Bisbi es mi Bisbi, y me da igual que llueva. Es un regalo que cante aquí». Y seguía, esperando a a unas«compañeras», también en el paravalanchas de hierro con retazos de azul.
La lluvia iba y venía. El cielo se ponía raso al final, Ana María, Silvia y Noelia, del club de fans «oficial» de la Comunidad de Madrid pedían que se fuera asomando al balcón David Bisbal. Llevaban desde las 10 de la mañana, pero custodiaban algo más importante; el club de fans oficial de la región, cuentan, tiene veinte años. Y Bisbal, no lo podían remediar en las sonrisas, transmite «alegría, diversión, es uno más de la familia. Nos trata muy bien». En esa ilusión andaban pasados los cuarenta. La megafonía pinchaba 'El burrito sabanero' y ya todo era el previo desmadre a un concierto mínimo.
-Manolo Escobar
Zoe quería que Bisbal le firmase en un muralillo de corcho, que, hasta el momento, iba barroco de firmas de jugadores del Rayo Vallecano a los que el cronista no pudo o no supo poner nombre. Eso sí, entre las fans, eran mayoría las mujeres, iba saliendo un cántico: «Ente, ente, Bisbal presidente». También villancicos como de una zambombá de Jerez, sonando inmisericordes, intercalados con el homenaje debido y merecido a un precursor y paisano de Bisbal: el muy llorado Manolo Escobar que, por Navidad, también se venía arriba.
Santi y Vicente, uno de Barcelona otro de Madrid, querían ver a Bisbal, sobre todo después del anuncio con «las chicas» que lo acompañan «en la tele». El gesto era como de José Luis López Vázquez, pero tendía a risa; ellos alegaban que eran «más de Queen, de Bob Dylan». María, esposa de Vicente, estaba feliz e intranquila por si iba «a perder el AVE a Barcelona». No les dio tiempo a ver al almeriense, y abandonaron con pesar la zona de autos rumbo al hostal y las maletas. Y Bisbal llegó a Sol, sin rizos, a eso de las 18.26, a bordo de un Ford Mondeo con los cristales traseros tintados. Saludaba palmeando al respetable.
A las siete en punto se abrió el balcón, la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso saludaba con un «¿Cómo están los máquinas?» y daba paso a un Bisbal emocionado que arrancó con su 'Todo es posible en Navidad' seguido, ya a capela, con el clásico que se sabe desde «el siglo XV», 'Los peces en el río', y por 'El burrito sabanero': banda sonora oficiosa del centro de Madrid. Se acordó de España, de Almería, de Andalucía, y desapareció. Ligero como un junco o un escalador del Kelme.
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