El club de lectura para los sin techo que rompe todos los prejuicios
El objetivo de este proyecto pionero es acercar la lectura a personas en situación de exclusión social para paliar la soledad. Santa María de la Paz es el primer albergue en acoger la iniciativa de la biblioteca madrileña
Un sin techo antiokupas para custodiar la casa del joyero de Alfonso XIII
![Residentes y voluntarios durante el club de lectura](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/11/08/club-lectura1-RpHDqHx9KeTk2t4cnEd2VuI-1200x840@diario_abc.jpg)
Bosquejo de novela negra. Como si de un cuento de Dickens se tratara. Tipo de escenario proyectado: lóbrego, descuidado, melancólico. Edificio añoso. Aislados, la mayoría. Es el cliché de los centros para personas sin hogar. «Lo que el cine y ciertos informativos nos han ... estado mostrado durante un cierto tiempo», señala el hermano Juan Antonio, responsable del albergue de Santa María de la Paz. El refugio, que de un erial en el barrio de Sanchinarro emergió, poco o nada se parece a los de las pantallas. No está tapizado de maleza y carcoma, abunda la pulcritud. El terreno es considerable. Su estructura es moderna, flamante. Y de césped atendido, jardín bucólico. Por sus inmediaciones, Manuel, una de las personas residentes del albergue -108, en total. Todos varones de entre 45 y 65 años-, aguarda al otoño.
Tiene 60 años. Trabajó como vigilante de seguridad, además de en mensajería y hoteles. Fue antes de dedicar diez años a cuidar a su madre después de que esta sufriera un accidente: «Me fue imposible regresar después al mundo laboral». A Manuel el dinero se le agotó. No da más detalles. Y terminó acogiéndose a Cáritas, desde donde lo derivaron al refugio visitado. El usuario tampoco porta los estereotipos de un sin techo. «Existe un tópico en la sociedad cuando se habla de personas en situación de vulnerabilidad. Tendemos a pensar, casi de forma automática, que conocen, en general, menos que el resto», apunta el religioso.
Con júbilo, Manuel nos invita a pasar al interior del edificio. «Cuando llegué a las instalaciones me sorprendieron gratamente. ¿Conocéis algún refugio que cuente con biblioteca?», pregunta casi atónito. Indica que en su «vida anterior» era asiduo del Círculo de Lectores. «Un empedernido de la lectura, podría decirse». Ahora espera impaciente la llegada de Juan Sobrino, bibliotecario, director de la Biblioteca Municipal de Soto del Real y una de las cien personas más creativas de España. O así le consagró la Revista Forbes en 2022.
Hace unos años, Sobrino puso en marcha 'Biblioterapia para mayores' con el objetivo de acercar la lectura a un grupo de edad más avanzada, mediante diversas actividades literarias y de animación. Obligado a cancelar los talleres presenciales por la llegada del Covid, decidió desarrollar la iniciativa a través de conversaciones telefónicas, lo que llamó la atención de la popular revista estadounidense y de hasta la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien le dedicó un tuit en agradecimiento. Alabado por personalidades e instituciones, Sobrino ha seguido desarrollando otros proyectos: ahora organiza clubes de lecturas en centros penitenciarios y albergues.
Junto a Manuel, otros cinco residentes y cuatro voluntarias de Santa María de la Paz conversan en el interior de la biblioteca. José Víctor, ceutí de 64 años y licenciado en Derecho, vivió más de 50 años en Venezuela. Relata que el comunismo de Chávez le «destrozó la vida»: «Me expropiaron mi piso, me confiscaron mis terrenos, perdí hasta mi empleo. Me lo arrebataron todo». Sin muchas otras opciones, volvió a España, donde trabajó como miembro interino en unos juzgados. Hasta hace dos años.
!['Un amor', de Sara Mesa: la obra escogida para la actividad](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/11/08/libros2-U30315463802MDc-760x427@diario_abc.jpg)
Y quedando, así, de nuevo desamparado. Acudió al Centro de Información y Acogida CEDIA, un recurso específico y temporal que Cáritas Madrid ofrece a las personas sin hogar, desde donde lo trasladaron a Sanchinarro. «Me lo vendieron como un albergue cinco estrellas, lo mejor de Madrid. Y la verdad es que tenían razón». Los allí presentes asienten con la cabeza.
'Okupar' para socorrer
La historia de Santa María de la Paz se remonta a principios de los años 80, cuando un hermano de San Juan de Dios «okupó, podríamos decir» un colegio abandonado -ahora comisaría de Policía Nacional- en Pío XII, junto a varias mujeres que en esos momentos se hallaban en la calle. «Unos años más tarde, estos se desplazan a Sanchinarro. Hablamos de cuando Madrid terminaba en la Plaza de Castilla. Entonces a los gobiernos les interesaban que las personas que se encontraban en las calles estuvieran atendidas, pero a una cierta distancia», explica el responsable del centro. Hace diez años, declararon el estado ruinoso del edificio por un problema de cimentación: debían de abandonarlo de manera inmediata.
Actualmente el refugio lo componen, además de sus habituales, una plantilla laboral de 30 personas y 80 voluntarios. Resurgió un albergue «más moderno, más práctico, más digno». Con él, un centro artístico, casi. Sus usuarios han protagonizado películas, han expuesto sus propias obras pictóricas y hasta forman parte de un coro. Y «tenemos hombres que cuentan con el carné de Amigo del Museo del Prado y del Teatro Real». Ahora, con motivo del Día de las Bibliotecas, coincidiendo con el Día Mundial de las Personas Sin Hogar, acogen el club de lectura de Sobrino, una propuesta pionera en la Comunidad de Madrid y, se atrevería a decir el bibliotecario, en el resto del país.
![El albergue de Santa María de la Paz, en Sanchinarro](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/11/08/albergue1-U75080842181TeD-760x427@diario_abc.jpg)
Los seis son férreos literatos, «desde pequeños». José María, de 63 años, se crió con 'Las aventuras de Tintín'. Este verano, 'Los Demonios' y 'Los hermanos Karamazov', de Dostoyevski, han ataviado su mesita de noche. Pero es 'La Peste', de Albert Camus, el libro que «me llevaría a una isla desierta». Manuel, sin embargo, prefiere 'La rebelión de los ángeles', de Anatole France. Para los residentes los libros «ayudan a experimentar quiénes somos, hasta dónde podemos llegar como individuos, cómo podemos cambiar nuestra relación con los demás. Y, por supuesto, ayuda a paliar la soledad. La lectura la entiendo no como un acto solitario, sino como un diálogo entre el autor y uno mismo».
Carlos, quien reside en el centro desde hace más de dos años, define la iniciativa como «entretenida e interesante»: «Conocemos distintos puntos de vista. Nadie lee el mismo libro».
Sobrino visitó Santa María de la Paz por los caminos del azar. Se lo sugirió Marian, voluntaria del albergue y usuaria de la Biblioteca Municipal de Soto del Real. «Cuando llegué, sentí que era un lugar en el que debíamos hacer algo». Al proyecto lo llamó 'La lectura es una casa para siempre', que además de ser título de Enrique Vila-Matas, «juega con la idea de la lectura como refugio». «En determinadas circunstancias, a parte de lo que este ejercicio nos aporta por sí mismo (conocimiento, pensamiento crítico, diversión -afirmaba Emily Dickinson que, para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro-, placer), en ciertas situaciones puede servir para que el lector construya un espacio interior en el que encontrarse a sí mismo». Y es que «las personas libres jamás podrán concebir lo que los libros significan para quienes vivimos encerrados», cita.
Nat, la protagonista de 'Un amor', de Sara Mesa -obra escogida para la actividad literaria-, ama de una forma muy primitiva. Que se autoenamora, dicen. O que se enamora de la idea de enamorarse, mejor dicho. Y que el libro va sobre las trampas del lenguaje. Una «congoja permanente» desde el afligido páramo visible en la portada. Un amor, en definitiva. Que nace y que muere. En lo que coinciden, ante todo, es en lo siguiente: «Nos llevamos nuestro pasado. Es de lo único de lo que no podemos escapar». Y sonríen.
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