Chueca y Lavapiés estrenan cámaras: «Tenemos lo peor de cada casa: droga, atracos y bandas latinas»
«¿Van a grabar más aquí? Qué bien, cuanta más seguridad mejor», ironiza un 'camello' a mediodía en plena plaza
![Dos mendigos, el martes a mediodía, en la plaza de Pedro Zerolo (Chueca)](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/02/22/chueca1-RRO5QYNyE9BkL4WPe1o1aPM-1200x840@abc.jpg)
La plaza de Pedro Zerolo es un albergue para indigentes al aire libre a mediodía de un martes. Uno de ellos, repanchingado en un banco, lleva una gorra de policía, un crucifijo, una bandera de España, una manta de pelo largo y su correspondiente carrito ... de quincalla. La imagen es la misma en el banco de al lado. Y en el otro. Y en las escaleras donde los fines de semana se hace botellón. Solo tres ancianas, octogenarias, han conseguido arrebatarles un lugar donde sentarse al tímido sol de febrero. Saben que en las próximas horas, antes del fin de semana, Chueca estrenará sistema de videovigilancia, con 26 cámaras. Es el barrio de moda, el escaparate transgresor y cosmopolita de la capital; pero, tanto a la luz del día como en las madrugadas, puede convertirse en un campo de minas de delitos comunes.
En la otra punta del distrito de Centro, al sur, está Lavapiés, donde ya conocen lo que es convivir con este tipo de disuasión y que sumará otros 17 objetivos estas mismas fechas. El plan policial puesto en marcha desde hace años (con más patrullaje, también a caballo) ha dado resultados.
Pese a ello, lo primero que se encuentra el peatón al llegar a la plaza que da nombre al barrio es una docena de 'camellos' que, a la una y media de la tarde, hacen negocio bajo el foco de las cámaras que funcionan desde hace lustros. Este zoco de la droga se sitúa a las puertas de los comercios de envío de dinero. «¿Qué quieres? ¿Buscas alguna calle?», dice uno para romper el hielo. Ante la negativa a su pregunta, lanza directamente: «Te vendo lo que quieras». A su lado hay otro 'dealer' que, con cara de fastidio, cree que su socio le va a arrebatar la venta. Este segundo traficante está junto a un niño, de unos 8 años, y, como los demás, vende dentro del parque infantil de la plaza: «Tengo hachís y marihuana». «No». «Cocaína también». «Que no». «Bueno, dime qué quieres, que te lo consigo», insiste, mientras que el fotógrafo de ABC les dispara ante la sorpresa de cuatro hombres, que parece que toman el aperitivo en una pequeña terraza: «¿Que van a poner más cámaras aquí? Qué bien, cuanta más seguridad, mejor», se mofa uno de ellos.
Tanto la red de Lavapiés (ampliada), como la de Chueca (nueva en su totalidad) serán activadas inminentemente, explican en el Área de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid, tras el visto bueno de la Comisión de Videovigilancia. En este mandato, son ya más de cien cámaras de este tipo por distintos puntos de la ciudad, petición previa de los vecinos. Las próximas serán en Plaza Elíptica y la ampliación en la plaza del Dos de Mayo (Malasaña).
Fuentes policiales especifican que este momento es en el que se ponen en marcha «pero no porque ahora haya más problemática, sino porque es cuando el proceso administrativo ha culminado». «De hecho, se trata de lugares donde desde hace meses hay más presencia policial y donde se han clausurado puntos negros tan estratégicos como La Quimera«, una enorme casa okupa donde se movía buena parte de la droga en Lavapiés. Reconocen, eso sí, que »la delincuencia en Centro nunca se va a eliminar del todo, siempre habrá quejas de vecinos«.
Tomado por las mafias
Desde la asociación de vecinos de Chueca, Esteban Benito, su presidente saluda de manera «muy positiva» la iniciativa: «Está en nuestra carta de demandas desde hace una década. Llegaron a decir que Chueca es un espacio de libertad, y que las cámaras iban a reprimir a la gente. Es una medida que ayuda a disuadir y a investigar sucesos. Lo que más tenemos es mucho trapicheo de droga, hurtos a turistas y peleas».
![Una de las nuevas cámaras, en la plaza de Chueca con la calle de Gravina](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/02/22/chueca2-U82005412885pBh-624x350@abc.jpg)
«Lavapiés está tomado por las bandas de senegaleses, que trapichean todo lo que quieren y, además, controlan los narcopisos que quedan aún», explican vecinos. En la plaza de Arturo Barea, el panorama es parecido. Y más allá, en el parque del Casino de la Reina, se reúne el 'coro' de los Dominican Don't Play (DDP) de Embajadores, uno de los más activos de bandas latinas y al que pertenecían los asesinos del rapero Isaac López Triano, 'Little Kinki'. Allí graban sus vídeos musicales, entre machetazo y machetazo a sus rivales, los Trinitarios. Una mañana cualquiera entre semana, lo que abundan son menores extranjeros no acompañados (menas), que se juntan a beber y a fumar con un anciano que toma el sol. «Aquí y en casi todo el centro, tenemos lo peor de cada casa: desde droga a bandas latinas, atracos y borrachos», cita un comerciante de Embajadores, una de las arterias principales.
A medio camino, nos cruzamos con Óscar, venezolano de 34 años, al que le parece «magnífico» que amplíen la red de cámaras. «El tema de la venta de droga ni me va ni me viene, porque cada uno consume lo que quiere», se sincera este neuropsicólogo. «Lo que sí me preocupan son los robos y las amenazas. Yo soy gay y si ando con un pibe agarrado de la mano, me intenta 'poner la pata'. Si no me la dejé montar en mi país, imagínate acá. Aquí hay gente de ciertas culturas que no nos toleran y te quieren pegar como si tú estuvieras en su país, y esto es España. Estuve con un chico y dos me dijeron: 'Delante de nosotros no te beses'. Eran de Senegal. Si quieren estar en un sitio donde le peguen a los gais, que se vuelvan a su país. Otra vez, venía con una pizza, otros dos tipos me querían robar la comida y pegarme«.
«Mejor que en los años 80»
De vuelta a Chueca, las tres ancianas siguen de charla. Susana ve «estupendo que pongan las cámaras», porque «hay mucha gente extraña» en el barrio. Su amiga Maruchi, de 82 años («si quiere, los invertimos, 28», bromea), lleva esos mismos, «toda la vida», viviendo en el barrio: «Y durante 55 años regenté el quiosco de caramelos de la esquina de Vázquez de Mella [hoy, Pedro Zerolo]. Me conozco esto de pe a pa. Hoy día, dentro de lo que cabe, está mejor que en los años 80 y 90. Pero antes era espantoso, por la droga. Bajo al perro a las 7.30 y si hay algún 'after' abierto siempre hay algún patosito. Una vez, un tipo que salía de uno de esos locales me vio, se me acercó a acariciar al perro. '¿Muerde?', me preguntó. Le dije que era buenísimo. Y al día siguiente, el mismo hombre me hizo así, ¡zasca!… Y me arrancó la cadena de oro«.
![Un hombre, junto a un niño, en la zona de trapicheo de drogas de la plaza de Lavapiés](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/02/22/lavapies-U36543537320dfH-624x350@abc.jpg)
A la nieta de Susana, otra de las ancianas, «le robaron el móvil de un tirón», cuando salía a trabajar, por la mañana. Parece que es una constante, porque distintas personas entrevistadas en el barrio apuntan a ese 'modus operandi', además de los asaltos en viviendas.
Liz, colombiana de 28 años, vive y trabaja en Chueca. Aplaude la iniciativa municipal de instalar cámaras, una de ellas, justo delante de la tienda de vajillas en la que se emplea. «A nosotros nos robaron hace poco un ordenador. Entré al fondo del local y, cuando volví, un tipo con gorra, se lo había llevado. No denunciamos si quiera, y eso que lo grabó nuestro sistema de vigilancia interior, pero no habría servido para nada». La madrugada del 28 de enero, a las 4 de la madrugada, presenció una reyerta en la calle de Gravina, a la altura del número 25, que es una de las que contará con distintos objetivos, como Augusto Figueroa, Hortaleza, Infantas… «Había un chico tirado en el suelo, con la boca reventada y las manos llenas de sangre. Sus amigas le ayudaban. Al parecer, le habían dado una paliza por tocarle el culo a otra muchacha», explica.
Elvira lleva años detrás de la barra del mítico bar Ángel Sierra. Le han colocado una cámara, con un grueso poste, delante de su entrada, enfocando toda la plaza de Chueca. «La videovigilancia está muy bien, pero eso no va a evitar las borracheras, que es cuando hacen locuras, no les importa si les graban. Compran las latas y beben en la calle», insiste, pero sostiene que «hay menos atracos que antes».
Mataleón y narcopisos
El mataleón es una de las prácticas más comunes en la zona centro: delincuentes que aprovechan la hora de salida de los locales nocturnos para atacar a gente que va sola por la calle y embriagada, las abordan por detrás y las ahogan hasta dejarlas sin respiración. Les roban todo lo que llevan encima, aunque los teléfonos móviles son los objetos más codiciados. Otro gran problema de inseguridad es la venta de droga, tanto en narcopisos (se han desmantelado varios) como en plena vía pública, especialmente de manos de rumanos y magrebíes.
Sexo en los portales
Una limpiadora de la calle de la Libertad asegura que por las mañanas se encuentran «vómitos, latas de cerveza y preservativos», porque «hay gente que 'lo hace' dentro del portal». «Compañeras mías también se encuentran jeringuillas e incluso les han robado el bolso, en Augusto Figueroa», relata Daisy.
Mónica es actriz de teatro desde hace décadas. «En esta época, desde las diez de la noche no bajo. Es más fastidioso que en verano, porque hay mucha gente durmiendo en la calle», señala esta mujer, llegada a Madrid huyendo de la dictadura argentina, en los años 70: «Te pegan un tirón de la billetera y se van corriendo».
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