El 'chemsex' crece a la par que se disparan las infecciones sexuales
La prevalencia de la práctica de sexo grupal combinada con drogas alcanza ya al 10% del colectivo homosexual
La Comunidad de Madrid apuesta por un «abordaje integral» de esta lacra, mientras que el VIH continúa a la baja
Auge del 'chemsex': Madrid acapara más de la mitad de los casos y hasta el 80% tiene VIH
El 'chemsex', la práctica de sexo grupal combinado con la ingesta drogas (especialmente de síntesis, que son las más peligrosas), sigue al alza. Así lo atestiguan los datos más recientes al respecto, a los que ha tenido acceso ABC, y así lo confirman en sus valoraciones las dos personas del ámbito sanitario que más saben de esta problemática en Madrid. Pero, mientras que el VIH sigue perdiendo la batalla (con un ritmo descendente de nuevos casos), el resto de enfermedades sexuales, las más comunes, se disparan a la par que esta práctica de riesgo. Que, por desgracia, parece que ha venido para quedarse.
«El 'chemsex' es una epidemia en términos sociales, y eso no es estigmatizar. Lo que hay que hacer es educar en la escuela, a los alumnos y también al profesorado», advierte uno de los especialistas que ve día sí, día también, casos en gente bastante joven.
El incremento de enfermos con infecciones de transmisión sexual (ITS) es una verdad inamovible: las de clamidia y gonococo han visto aumentada su incidencia en un 30,5% y un 14,9%, respectivamente; el linfogranuloma, un 66%; mientras que la sífilis ha escalado de 20,23 a 24,72 casos por cada 100.000 habitantes. Sobre la viruela del mono, Madrid sufrió el mayor brote de la región europea y ya está contenido, con más de 17.000 vacunas puestas. Lo cierto es que en los últimos años hay mayor exhaustividad en la vigilancia y el seguimiento de estas patologías, lo que redunda en cada vez más diagnósticos.
«Pero es una prioridad hacer un abordaje del 'chemsex'», explica a este periódico la directora general de Salud Pública de la Comunidad, Elena Andradas. Esta práctica tiene una prevalencia ya del 10% en personas del colectivo LGTBI, muy especialmente en el gay. En 2017, era del 8%. Según esta estadística, que otros expertos afirman que es mucho mayor, significa que uno de cada diez hombres homosexuales tienen relaciones íntimas con otros, en plural, a la vez que consumen sustancias estupefacientes. Lo que redunda en la desinhibición y eliminación de las precauciones mínimas en estos encuentros de altísimo riesgo.
Perfiles y cócteles de drogas
El perfil más común es el de un varón de entre 25 y 40 años (el 70%); con estudios universitarios y medios económicos medios o altos (58%); y con más de cuarenta parejas sexuales en el último año. Sobre las sustancias más utilizadas en estas prácticas, Andradas habla del GHB o éxtasis líquido en paralelo con la ingesta de viagra y otros potenciadores sexuales (82%); la mefedrona (66%), y la metanfetamina (57%). Por detrás se sitúan la cocaína y el cannabis. Merece la pena pararse en la mefedrona: entre 2016 y 2022, en apenas cinco años, su consumo ha aumentado 15 veces. Se trata de una de las sintéticas más peligrosas.
Las redes sociales de contactos entre desconocidos tienen cada vez más protagonismo en el contexto en el que se lleva a cabo el 'chemsex', con fiestas semicerradas y durante días. Y sin el uso de preservativos, como norma general.
El abordaje que reclama la doctora Andradas es integral: «Que nos sentemos sanitarios, centros y asociaciones científicas para actuar de manera coordinada. Hay que poner medios para solucionar la incorporación de personas menores y jóvenes al 'chemsex', desde el punto de vista no solo de la sexualidad, sino también de las adicciones y la salud mental». Es decir, trabajar no solo con los pacientes ya diagnosticados, sino atajar a través de la información y la prevención los nuevos casos.
Ese plan existe desde hace un lustro en la Comunidad de Madrid, donde los datos se analizan y dan forma a un estudio epidemiológico que se actualiza periódicamente. Esas cifras arrojan, entre otros asuntos, que lo cierto es que no se han detectado apenas adolescentes con este problema, pero sí es verdad que aquellos que son ya adultos pero tienen menos de 25 años (que aglutinan el 12% del total) suelen ser llegados no hace demasiado de países de Hispanoamérica, con ingresos bajos y que se prostituyen con otros varones. Los que tienen más de 41 años son el 17%.
Incidencia en prostitutos
Jorge del Romero es el director del centro de salud Sandoval, ubicado en la calle del mismo nombre, en Chamberí. Es el lugar de referencia de atención a este tipo de pacientes. Confirma que «algunos clientes pagan más» a estos prostitutos si consumen droga o lo hacen sin preservativo»: «Hemos visto un incremento en la gente que atendemos pero es verdad que porque nos centramos en una población diana, en la que también hay casos de mujeres transgénero».
Las claves
'Slamming'
Es la práctica de consumir drogas para tener sexo, pero por vía intravenosa. Es la más peligrosa y sigue en auge, explican los expertos sanitarios consultados.
Redes sociales
El auge de las páginas y aplicaciones de contactos con extraños está cada vez más en boga y repercute seriamente en el crecimiento de las infecciones de transmisión sexual.
De 25 a 40 años
Es la horquilla de edad mayoritaria (70%) de los varones que practican el 'chemsex'. Los menores de 25 años suelen ser suramericanos, con bajos recursos económicos y que se prostituyen con otros hombres.
La doble cara de la PreP
Desde que se dispensa la profilaxis preexposición, el VIH sigue perdiendo la batalla en número de infectados, pero el resto de ITS van al alza, al haber menos uso de preservativos.
Doctor infectólogo y especialista en ITS, Del Romero pone énfasis en los problemas mentales que acarrea el 'chemsex'. «Nosotros desde el centro solicitamos recursos de psiquiatría. Las consecuencias más graves son brotes psicóticos causados por sustancias como la metanfetamina», especifica.
Creen que así consiguen más placer sexual. «Algunas personas están hasta más de dos o tres días en una sesión, aunque lo más frecuente es que duren de ocho a diez horas, tanto en domicilios particulares como en locales de sexo, zonas de 'cruising' (tener sexo esporádico con desconocidos en lugares públicos), saunas...».
Hay otro asunto muy preocupante: la proporción de usuarios de 'chemsex' que tienen VIH positivo es muy alta. «Es más, el 86% de las personas que acaban de contraer ese virus toma sustancias para mantener relaciones, aunque eso no es necesariamente 'chemsex'», añade, en referencia a que pueden ser encuentros con una sola persona en cada ocasión.
Esa eclosión sigue, y no parece que vaya a dejar de incrementarse. Además, recuerdan los expertos que el GHB está relacionado también con la sumisión química; algo que se encuentra también en las agresiones sexuales a varones, como la denuncia reciente en la sauna Paraíso del centro de Madrid de un usuario que asegura que fue violado por otros varones tras ser drogado. Otra sustancia, nueva, es la Alfa- PVP, parecida a la droga caníbal, que está comenzando a usarse también en el sexo, especialmente en la Comunidad Valenciana.
Mefedrona inyectada
Dentro de los modos de toma, el más peligroso es el 'slam' o 'slamming', que es el término para referirse el consumo inyectado para estos encuentros. «Hemos observado un incremento sobre todo en la mefedrona pinchada en los actos de sexo en grupo», incide Jorge del Romero.
Las consecuencias del 'chemsex' son terribles. Hasta el punto de que «hay personas que no pueden salir de las drogas y se suicidan». «Es una adicción que llega a ser incompatible con su vida», insiste el doctor.
Otro dato preocupante es que en los 600 casos confirmados de viruela del mono, el 40% era de pacientes positivos en VIH con tratamiento, y el otro 40% toma la profilaxis preexposición, la medicación conocida como PreP: «Eso sí, hay un perfil de usuario de esta PreP que no usa drogas ni tiene otras infecciones de transmisión sexual», especifica Del Romero en conversación con este periódico.
La ingesta de esa pastilla está logrando que se baje la incidencia del VIH en Madrid, pero también porque a quienes se la dispensan deben hacerse chequeos cada tres meses de ITS. Este es otro motivo para explicar el incremento de diagnósticos de estas enfermedades. Solo en Sandoval (con casi 4.000 madrileños tomando PreP, desde que en 2020 empezó a dispensarse), el número de positivos en gonorrea el año pasado superó los 2.000, mientras que los de VIH han pasado de más de 300 anuales a menos de cien en 2023.
El efecto de la pandemia
El 'chemsex' comenzó a generalizarse en ciertos ambientes a raíz del encierro por la pandemia del Covid-19. Desde entonces, el uso de condones va en descenso, el de sustancias psicoactivas en ascenso y qué decir de la utilización de aplicaciones para ligar con desconocidos. Médicos, abogados, periodistas, enfermeros... Todos los sectores sociales y profesionales están perjudicados por esta endiablada ruleta rusa.
Desde Sandoval, se deriva a los centros de atención a las adicciones (CAD) y centros de atención integral a drogodependientes (CAID), a la espera de tener una unidad especializada de 'chemsex' dependiente del Hospital Clínico San Carlos, que es en lo que se está trabajando, con especial énfasis en los tratamientos psicológicos y psiquiátricos.
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