El centenario del Matadero de Legazpi: la carne se hizo cultura

Cine, historia, música, arte, arquitectura y reflexión son los ejes de la efeméride

Un Titanic inmersivo atraca en Matadero

Reses en el matadero en 1927 ABC

Hay una imagen desoladora en una obra menor de Berlanga. Se llama 'La muerte y el leñador'; el burro con el que arrastra su pobreza el organillo del protagonista pasa a ser carne de despiece en el matadero de Madrid. El matadero, ... en minúsculas, resulta que ha estado casi desde siempre en el perfil bajo de la urbe creciente. Al menos desde que fue inaugurado, hace un siglo, por un sueño arquitectónico de Luis Bellido, que quiso, en palabras de la diseñadora, Daniela Martagón, autora del mapa interactivo del centenario, «una pequeña ciudad próxima». Acaso porque tanta industria de la proteína daba miedo y había que embellecerla. Y así era, y así la chavalería de entonces concebía este espacio de la Arganzuela con algo de temblor.

Tal fue la obra de Bellido, que sirvió de telón de fondo a películas como 'La buena estrella', de Ricardo Franco, 'Los golfos', del llorado Saura, o 'Felices pascuas', de Bardem, que, además, entre el 5 y el 10 de noviembre, formarán parte de la celebración de la efeméride.

Antonio Resines, cuyo único Goya le vino por 'La buena estrella', estará presente en lo que los organizadores quieren que sea una fiesta del cine entre esos días. El 6 de noviembre, el cine servirá, también, para reflexionar sobre lo interno: el documental 'Procesos', de Pablo García-Pablos, ya irá relatando cómo lo que fue carne se vuelve alma y cultura. La misma esencia de Matadero.

Los fastos durarán del 24 de este mes al 17 de noviembre, y así este espacio, que algunos, incluidos la delegada de Cultura, Turismo y Deporte, Marta Rivera de la Cruz, consideraron alguna vez su conversión en espacio cultural «una locura», ven ahora con orgullo sus frutos. Rivera, a quien la fortuna haría soplar «las cien velas» de esta efeméride, dejó el testigo este viernes, abrumada, a José Luis Ramos Romo, director artístico de Matadero. Fue Romo quien, tras una breve proyección del antes y del ayer, detalló el programa de las actividades.

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Todas ellas vinculadas por un principio: una «ida constante entre el pasado y el futuro». Así, los visitantes de esta parte de Madrid, tan andada por Baroja en tiempos, gozan de una programación completa en este espacio en el que lo industrioso se ha vuelto un remanso de cultura. El 24 de octubre, el enhiesto depósito de agua se iluminará de fiesta durante tres días. En esa misma jornada, lo que fue el frigorífico del recinto tornará a una instalación artística de iluminaciones lúdicas. Y es que, en torno a la imagen, la exposición 'Matadero, 100 años', con la iluminación de David Pérez del estudio LaLab, llevará al ciudadano por la historia del recinto. Ese mismo objetivo de no perder el foco del pasado será la clave de las jornadas fotográficas 'La construcción de la Casa del Lector', comisariada por Antonio Basanta, vicepresidente de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.

Y de la literatura a la arquitectura, casi como en la lección de Horacio, porque Matadero acogerá el 30 de octubre una jornada en la que especialistas de las reconstrucciones más sonadas de este rincón de Madrid darán su visión sobre la reconversión de espacios, incluyendo, además, un homenaje al desaparecido Emilio Esteras, autor, junto a Justo Benito, de las naves escénicas de Matadero.

No hay que olvidar la música. La música delante de cualquier cosa, que decía el poeta. Y así, en Matadero, habrá, el día 9, una sesión matinal de DJ a cargo de Guacamayo, ese dúo de 'pinchas' que son en su orgullo quienes más han actuado en el enclave desde que esta zona de Arganzuela cambió de sector de oficios; de gentes...

Los acompañará DJ Meneo, una autoridad en sus ambientes. Actividades habrá para los pequeños, como el concierto, el 10 de noviembre, de la Escuela de Música de Madrid. Sonará jazz, mucho jazz, que era lo que se estilaba el día que el matadero formó parte del patrimonio de la ciudad. Únanse más propuestas artísticas uniendo ayer y hoy. Como en todo, para ellos hay actividades como 'Arquidanzantes' o 'Misión urbana'.

Un esfuerzo, en resumen, para poner en contexto el lugar, la arquitectura neomudéjar, esa que tanto impacto tuvo en Madrid, y su reversión a un espacio rayano a un río donde las musas se bañan siempre, lleve o no lleve agua.

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