Se busca sistema de 'telerriego' para el parque de la Cuña Verde de Latina

Es el área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, que dirige Borja Carabante, la que ha puesto en marcha esta iniciativa, y el proyecto que resulte ganador podrá ser desarrollado mediante un contrato de hasta 50.000 euros.

Lo que se busca es una idea que sirva para implantar un sistema de riego telegestionado, que integre sensores de humedad y temperatura –para determinar cuánta agua hace falta, en función de las condiciones meteorológicas–, pero también caudalímetros, y actuadores sobre electroválvulas. Todo ello recibirá información meteorológica en tiempo real, y combinando los distintos elementos, se podrá optimizar el uso del agua, adaptar el riego a las necesidades de cada plantación, así como monitorizar el funcionamiento del sistema de forma remota. Este telerriego podrá además integrarse con otros sensores urbanos, como los del alumbrado público, para avanzar hacia la ciudad inteligente.

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De momento, este proyecto piloto va a funcionar en la Cuña Verde de Latina, pero no se parará ahí: es intención municipal extrapolar los resultados de este experimento a otras ubicaciones de la ciudad. Madrid tiene más de 4.600 hectáreas de zonas verdes regadas, y menos del 20 por ciento de las mismas están actualmente telegestionadas. Entre todas, tienen un consumo anual de agua dae 13 millones de metros cúbicos, lo que supone un coste de 20 millones de euros.

La implantación de un sistema de telerriego en toda la ciudad podría suponer una reducción del 15 por ciento en el consumo de agua, lo que también redundaría en una reducción de los costes operativos. Entre otras cosas, porque harían falta menos desplazamientos para realizar ajustes manuales.

Este riego a distancia e inteligente sustituirá al sistema actual, que fue instalado hace 7 años, por un modelo que integre un software de telecontrol que permita ajustar el riego a las necesidades hídricas del parque: más agua cuando haga más calor, menos cuando la temperatura sea menor o haya llovido, por ejemplo. También será posible monitorizar su funcionamiento, para tener control en todo momento de lo que ocurre.

El nuevo sistema tendrá que tener programadores autónomos y controlables a distancia: serán inalámbricos y estarán alimentados por baterías. Se conectarán mediante wifi, bluetooth o tecnologías similares, o remotamente a través de internet. Y permitirán programar el riego según las condiciones ambientales y meteorológicas. Se les pide, por ejemplo, que tengan sensores de monitoreo, de humedad en el suelo y de temperatura, para ajustar la cantidad de agua que se utiliza a las necesidades reales de cada día.

Por otra parte, se le exigirá que se pueda controlar el sistema desde una aplicación móvil o un dispositivo con acceso a internet. Y desde ahí deberá poder tenerse el control sobre las electroválvulas, programarlas, y establecer reglas dinámicas que puedan variar en función de condiciones meteorológicas como lluvia o alta humedad en el suelo.

La aplicación deberá ofrecer también la posibilidad de detectar fallos en el sistema, y tendrá que enviar alertas ante cualquier incidencia. Por ejemplo, deberá avisar cuando las baterías estén cercanas al fin de su vida útil para poder sustituirlas antes de que dejen de funcionar. Y Aprovechará las fuentes de energía renovables instaladas en el parque para alimentar los sistemas.

Los accesos al sistema estarán debidamente asegurados para evitar intrusiones. Y el sistema, al ser inteligente, añadirá otra ventaja, que será la optimización en el consumo de agua. Si se detecta una fuga, o un caudal superior al rango normal, el sistema emitirá alertas y detendrá el riego para evitar pérdidas de agua. Y en caso de lluvia, también se emitirán alertas para posponer o interrumpir el riego.