El jersey navideño de Ayuso, el objeto más vendido en la historia de la tienda del Metro

Jesús Nieto Jurado

Madrid

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26/12/2023
Actualizado 27/12/2023 a las 12:58h.

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Se sale de la boca de metro, cualquiera, y aparece la castañera con su horno de butano y el calorcillo de sus frutos al lado de papeles con noticias de antes de ayer. Lo que sí, es que al viandante, hasta hace tres minutos cómodo viajero, lo invade una bocanada de aire frío que se mete en las túrdigas.

No valen las capas diferentes de ropa, que en estos días está haciendo un helor de los que no se tiene más recuerdo que tras la Filomena. Y conviene arroparse. El viajero abandona la estación, nota bajo sus pies el crujido de la sal, del hielo. Quizá haya usado el tren de la Navidad, con su 'horror vacui', que recorre las líneas 6 y 12. Mas en la calle el viento del norte revela la realidad del tiempo en el que estamos.

Evidentemente, el suburbano, y no siendo Madrid una ciudad precisamente nórdica, goza no sólo de una vida cálida bajo el suelo; también ha puesto de moda una línea de ropa invernal. Limitada, eso sí en productos, pero los productos bien que vienen en estas jornadas. El objeto de marras es el jersey navideño de Metro, del que la Comunidad de Madrid ya ha vendido más de 1.100 suéteres desde que se pusieran a la venta el 13 del pasado mes.

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Si se fija el comprador en la prenda en cuestión, de la que tanto ha presumido la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso le sorprenderá el estampado fielmente navideño, con trenes y rombos y con existencias en varias tallas, colores rojos y azules, y un precio de 24,95 euros. Fabricado en un material, asegura la web www.latiendademetromadrid.com, «100 % acrílico», o, lo que es lo mismo, con el tacto cálido que tienen que tener estas prendas.

Aparte, el jersey ha batido el récord del 'bazar' corporativo del Metro desde que éste echara a andar en 2012. Su compra, además de por Internet, es posible en los puntos oficiales de las estaciones de Plaza de Castilla y Sol.

Sorprende, también, que la mayor parte de las adquisiciones procedan de Cataluña, Comunidad Valenciana, Andalucía, Castilla-La Mancha y, lo que es más curioso; de Portugal, Alemania o Letonia. Algo que da visibilidad al Metro allende y aquende de nuestras fronteras.

Aparte, la fiebre navideña de objetos relacionados con el mentado transporte público abre un abanico de objetos tales como adornos para colgar en el árbol, o el rombo de la compañía con el nombre que se quiera. Eso en lo meramente relacionado con estas fechas: el catálogo consta de tazas, fundas para portátiles, cargadores de metro, un tren de madera con los edificios en materia sostenible más reconocibles de Madrid o un kit infantil similar al utilizado por los operarios de mantenimiento.

Consígnese también menaje para el hogar, desde delantales con el plano de la red estampado, a cojines con el mismo motivo, o, incluso, vasos de termo para mantener la temperatura del café.

Aparte de mercadotecnia puramente del funcionamiento de los trenes, como una sección original de vía, con las manchas del paso del tiempo y de los vagones para un uso decorativo como pisapapeles, se pueden adquirir lamas de diversas estaciones. Ya hace dos años, las piezas originales retiradas de los túneles se agotaron prácticamente en 24 horas.

Por haber, hay hasta collares o comederos de perro, si bien uno de los sectores más demandado en este bazar del Metro es el literario. Bien los catálogos fotográficos o las publicaciones, entre ellas ilustraciones de Paco Roca, que han ido celebrando los distintos aniversarios.

En definitiva, una marca, la de Metro, que puede estar en lo más cotidiano: un jersey, una taza de té o un mero lápiz de grafito. Todo un zoco y de todo un poco; casi como en botica. El zoco del Metro por Navidad.