Ayuso espolea a su equipo de Gobierno de noveles a despertar a la política
Ha animado a ganar perfil político a su Gobierno, que renovó al cien por cien tras ganar las elecciones. Su entorno defiende que «son una piña» en la que «no hay problemas de egos»
Directo | Actos institucionales del 2 de mayo
Ayuso saca pecho de su mayoría absoluta y avisa: «Sánchez es el peor peligro para nuestra convivencia»
Isabel Díaz Ayuso, con su equipo de Gobierno en su primera reunión
Como un calcetín, así le dio la vuelta Isabel Díaz Ayuso a su gabinete tras las últimas elecciones autonómicas, en mayo de 2023. La amplia mayoría absoluta que logró le proporcionaba la fuerza para hacer, en términos castizos, su real gana. Y lo demostró con ... una renovación del cien por cien de su equipo, donde no quedó nadie del anterior: los cambió a todos. Díaz Ayuso apostó por un Gobierno de nueve personas que se estrenaban en la responsabilidad de llevar una consejería y que, en varios casos, eran novatos en la vida política. Tal vez pensaba en que desarrollarían su labor en un escenario diferente a nivel nacional; lo cierto es que ella cargó sobre sus hombros con todo el peso político e ideológico de su Gobierno y se encontró, en pocas semanas, con un panorama de enfrentamiento a cara de perro con un nuevo Ejecutivo dirigido por Pedro Sánchez.
Aunque no ha pasado aún ni un año desde las elecciones autonómicas, y aún menos desde las generales, parecen haber transcurrido siglos, a juzgar por la intensidad del día a día de la agenda política. El choque entre PSOE y PP está siendo brutal, y no menos fuerte es el duelo que mantienen el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la jefa del Ejecutivo regional, Isabel Díaz Ayuso. Y ella se ha encontrado en este panorama sin sus pesos pesados de hace unos meses: los Ossorio y los Fernández-Lasquetty no están en su gobierno para ayudarla a dar esa batalla. La bisoñez de parte de su gabinete en la pugna política se ha dejado notar en el arranque de una legislatura especialmente dura.
Pero son gente preparada y parece que aprenden rápido: desde dentro del equipo les reconocen una evolución en este sentido, espoleada en parte, admiten, por la propia presidenta, que les pidió que, además de la gestión, hicieran también política, la marca de la casa del Gobierno regional; sus políticas son el signo que lo identifica.
En el núcleo duro de la presidenta Díaz Ayuso confiaban en este crecimiento de la imagen pública de los consejeros, aunque sabían que una renovación de tal calado no iba a ser fácil. Algunos, apuntan además, no eran tan novatos: Miguel Ángel García, Carlos Novillo o Ana Dávila «habían sido unos viceconsejeros muy potentes antes, y llevaban gran parte del pulso de sus respectivas áreas». Jorge Rodrigo, en su caso, es reconocido como un diputado veterano y experimentado.
Todos ellos han encontrado su nicho: en Sol están contentos con el trabajo del portavoz, Miguel Ángel García –«está haciendo muy buena labor»– .Un portavoz que no pierde ocasión de reivindicar su trabajo y el de sus compañeros: «La presidenta Díaz Ayuso tiene el Gobierno más político y preparado», decía hace unas semanas, durante su participación en un desayuno informativo.
Igual ocurre con Novillo, que ha abierto varios frentes importantes con el Gobierno central, como el de la 'guerra del agua'. Y también se valora muy positivamente el trabajo del consejero de Transporte y Vivienda, Jorge Rodrigo. Este, recuerdan, arrancó la legislatura en una situación «muy complicada», con frentes abiertos como la polémica vecinal y política por los árboles que se podaban por la ampliación de la línea 11 de Metro y –hasta un ministro, el de Cultura, interviniendo en la bronca–, o el problema de los residentes en San Fernando de Henares cuyas casas se han visto dañadas por la línea 7B de Metro, y ha sabido gestionarlo adecuadamente, y transmitir de forma eficiente lo que se estaba haciendo.
En cuanto a los recién llegados a este mundo de la política en la Comunidad de Madrid, están teniendo distintos ritmos en su desarrollo. Ha sorprendido especialmente la consejera de Sanidad, Fátima Matute, a la que nadie conocía y que se hizo cargo de una consejería especialmente complicada. Su respuesta ante el conflicto de los médicos de Primaria o las enfermeras «ha llamado la atención»: ha sido rápida y se ha mostrado capaz, hasta ahora, de neutralizar las polémicas, al tiempo que mantenía públicamente una actitud crítica con la gestión del Ministerio de Sanidad de Mónica García.
Con menos brillo
En el caso de Mariano de Paco, el consejero de Cultura, Turismo y Deportes, su rendimiento es bien valorado, y además quienes conocen el funcionamiento interno del Gobierno regional destacan de él que «tiene una actitud muy buena y conoce muy bien el sector; tiene mucha experiencia y enorme capacidad de trabajo». Pleno tras pleno en la Asamblea, se les ha visto a todos ir cogiendo fuerza, y las tablas que a algunos les faltaban.
Algunos consejeros han vivido situaciones «muy complicadas» que han sabido sortear; a otros les está costando más destacar
De entre todos, los eslabones que hasta ahora parecen más débiles, o a los que les está costando más entrar en ese doble papel de gestor y político, son los titulares de Educación –una de las consejerías con más carga ideológica– y Digitalización, Emilio Viciana y Miguel López-Valverde respectivamente. Ambos tienen perfiles más técnicos, y se han centrado en la gestión de sus áreas. Les respalda, eso sí, una muy potente preparación: Viciana, por ejemplo, es alto funcionario; ambos son personas «muy preparadas» y con una gran capacidad de trabajo, pero les está costando más destacar en el escenario público.
También a Rocío Albert, la consejera de Economía, le «cuesta un poco más la parte de comunicar lo que hace; no brilla, pero su gestión es absolutamente eficaz». En su caso llaman la atención sobre su profundo conocimiento de cómo funciona la Comunidad de Madrid: «Ha sido viceconsejera en Economía y en Educación». Y en lo ideológico, es hija «de las políticas liberales».
Solidaridad
Algo que destacan es la excelente relación que tienen entre sí los miembros del equipo de Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. Se pone de manifiesto en las reuniones semanales del consejo, en las que coinciden, pero también en los encuentros que mantienen varias veces al año en La Casita de Manzanares el Real, donde el que la presidenta les reúne al inicio de cada curso político para marcar las líneas básicas de trabajo. «Se han hecho una piña, y son muy solidarios entre ellos; hay muy buen ambiente de trabajo», explican en el equipo más cercano a la presidenta, donde destacan que no se dan «problemas de egos» que sí podían darse antes.
Cuando Ayuso tomó la determinación de renovar su gobierno, ya sabía que no sería fácil, pero confiaba en los perfiles elegidos (muy directamente por ella). Y recordaba que ella misma fue producto de la renovación y, como su entorno destaca, «en pocos meses había dado la sorpresa». Defienden además que «el ímpetu y las ganas que le han puesto» han servido para suplir el plus de experiencia que tenían los anteriores consejeros. Y dada la intensidad de la vida política en los últimos meses, también el aprendizaje de las personas que ocupan estos cargos se está produciendo a toda velocidad.