cartas al alcalde
Hospedaje de famosos
Gran Vía es una gran resurrección entre la sastrería moderna y los futbolistas de vitola
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Cristiano Ronaldo se fue, pero por aquí aún está, porque dejó negocios donde aúpa su nombre, y su póster de narciso. En la vibrante Gran Vía prospera el hotel Pestana CR7, donde tiene inversión el futbolista, y de alguna manera el hotel es como tener ... de huésped perpetuo al propio Cristiano, sólo que Cristiano lo mismo nunca asoma por ahí. Ya vamos viendo, alcalde, que la Gran Vía es una gran resurrección entre la sastrería moderna y los futbolistas de vitola, incluyendo un Zara de gigantismo en la plaza de España y varias tiendas de escaparatismos diversos donde estuvo el Gran Rex.
Gran Vía siempre miró a Nueva York, según el rato, y ahora se está repoblando de hoteles de diseño y terrazas de coctelería en las nubes. Este de Cristiano trae una piscina en su copa, y una vista de postal, en todas direcciones. Pueden disfrutar esta zona no sólo los huéspedes. Yo veo que este hotel es un cruce de famoso y terraza, y remata así un clásico de Madrid, que es el inquilino de postín, por un lado, y la terraza abierta a los cielos velazqueños de la ciudad, desde Meliá Innside Madrid Suecia hasta el Hotel de Las Letras.
Los famosos, por lo general, han venido pillando suite en el Palace, o en el Ritz. En el Palace se alojó Sharon Stone, y Ava Gardner, y Dalí. El Ritz ha salido de una gran reforma, y ha dado alojo a Madonna, Michelle Pfeiffer, o Mick Jagger. Grace de Mónaco y Rainiero cumplieron ahí su luna de miel.
A los futbolistas les tira mucho el hotel Santo Mauro, que es recóndito, prepara discreción de palacete, y avala la ley mayor de estos sitios: el silencio a propósito de la vida de sus huéspedes. La terraza de hotel en Madrid, descerrajada a la noche, o al crepúsculo, tiene tradición que va desde El Hotel ME, en la Plaza de Santa Ana, hasta el Hotel Room Mate Oscar.
El hotel de Cristiano Ronaldo viene a coronar la tradición del famoso de huésped y el hotelazo con terraza casi irreal, donde el cielo va incluido, y el confort es planetario. Igual te administran un gintonic de poeta que una croqueta de laboratorio.
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