CARTAS AL ALCALDE

Bikinis en el horizonte

El toples es playero, aunque Madrid tiene bañistas que no se bañan

El corsé de Swift

Dos jóvenes toman el sol en un parque de la capital MAYA BALANYA

Con el verano súbito, van las muchachas a tomar el sol a los parques de Madrid, alcalde. Viví de esquina a la plaza de España, durante años, y las chavalas, por estas fechas, acampaban en el césped de la zona, debidamente organizadas de ... bikini, bronceador y demás artesanías estivales.

Ahí empieza el verano, y no cuando quiere el calendario, que es un trasto de agencia de viajes y móvil acelerado.

Viví en traseras de la Dehesa de la Villa y el joven mujerío se echaba al monte, cada tarde, para dorarse al sol castizo que iba pegando. Hasta practicaban el toples, como si estuvieran en Ibiza o en Mallorca.

En rigor, aquella o aquellas que practican el toples siempre están en Ibiza o en Mallorca, porque tomar el sol bajo rigurosa sinceridad, con serio ahínco, es una ejercicio de ensoñación que te transporta a otros mundos, mayormente cuando Madrid es un asco cumplido de grúas y un edén insoportable de estruendos.

El toples es playero, y no urbano, y Madrid no tiene playa, pero tiene resueltas bañistas que no se bañan, con toda la juventud echada boca arriba bajo los cielos benéficos de estos días.

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El toples, en la playa, es circunstancia banal, y los mirones de oficio nos fijamos más bien en la que va más vestida. El erotismo no es sino imprevisibilidad. El erotismo es el susto del sexo.

El toples, en Madrid, es un milagro estupefaciente, una sorpresa insólita, un delicioso atentado contra la costumbre o el entorno, y por eso los adoradores de la belleza, en general, y de la mujer, en particular, pensamos bajo el eco de aquellos versos memorables: el seno es un instante entre dos camisas.

Yo estoy por decírselo de golpe a alguna de las guapas tumbadas, pero intuyo que no están para lirismos. El lirismo son ellas.

Las bañistas sin baño de Madrid no son un instante de oro entre dos camisas, sino entre una camisa y un bikini, que es la ropa interior que se ponen para estos menesteres. O sea, la ropa que no se ponen.

El verano, en Madrid, viene en bikini. No tenemos playa, alcalde, pero ni falta que nos hace.

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