La redada contra la prostitución china que destapó un alijo de 4 millones de mascarillas falsas
La Policía Nacional detiene a un empresario asiático afincado en Madrid dedicado a la importación de muebles que las manipulaba y las pretendía vender en Portugal o Francia como si fueran reales
![La máquina con que seregrafiaban las mascarillas, sobre una cinta transportadora](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2021/02/18/mascarillaschinas1-ku0D--1248x698@abc.jpg)
La operación Niu («buey de plata», en chino) empezó como una redada contra la prostitución asiática y las fiestas ilegales por la celebración del Año Nuevo de esa comunidad en locales de ocio frecuentados por ella. Pero acabó con una de las mayores aprehensiones de mascarillas que se conocen desde el inicio de la pandemia. ... Hasta 4 millones de unidades fueron halladas por la Policía Nacional la noche del pasado jueves en el almacén de un hotel-karaoke para clientes de «alto standing» en Leganés. Los agentes practicaron 28 detenciones por estancia irregular en España , pero también detuvieron al empresario Francisco Javier Qui Wu , de 48 años, propietario de cinco mercantiles y con excelentes relaciones. Aunque la realidad era mucho más turbia.
A las 11 de la noche, el operativo, comandado por el Grupo V de la Brigada Provincial de Extranjería, experto en delincuencia asiática (con apoyo de las UPR y las comisarías de Leganés y Parla), penetró en dos establecimientos frecuentados por personas de ese origen. Los objetivos iniciales eran dos: reventar fiestas por el Año Nuevo Chino en las que se incumplirían las medidas anti-Covid ; pero también, y este era el eje fundamental, dar un golpe a la trata de mujeres chinas.
En Parla, entraron en el karaoke El Cielo y el Mundo, muy conocido en los bajos fondos de esta índole. Había 61 personas, todas chinas, a excepción de tres españoles, que, para más inri, eran aluniceros de la zona de Orcasitas . Todos sancionados.
Pero la sorpresa llegaría en el Hotel Menoir Dorsett y su nave vecina, propiedad de Qui Wu. Están en la calle de Eduardo Torroja, 7, en un polígono industrial. Los clientes entraban por el acceso principal del hotel, de cuatro estrellas, como si fueran a hospedarse; pero los policías descubrieron unos pasillos que comunicaban interiormente con el karaoke Di Hao. Es un lugar excepcional, a modo de sala de fiestas, donde cada grupo de clientes contrata una sala-reservado que es en sí un karaoke estilo oriental, con pretensiones de lujo. Cada estancia recibe nombres como Chanel, Cartier y demás marcas «premium». Ya fue intervenido en mayo por celebrar fiestas en pleno confinamiento, pero las autoridades le permitían seguir operando.
![El Hotel Dorsett Marriot, donde estaban el karaoke y las mascarillas](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2021/02/18/hotel-ku0D--510x349@abc.jpg)
Allí, los agentes de la Brigada de Extranjería encontraron a 48 personas que no cumplían, ni de lejos, el uso obligatorio de mascarillas; el aforo máximo por mesa, y, ni mucho menos, la distancia social obligatoria. Había bebidas alcohólicas a raudales y estaban consumiendo drogas de distinto tipo, como cocaína, hachís, marihuana o el famoso kin (como conocen los chinos a la ketamina, un anestético para caballos y de otros usos a nimales y a algún tipo de cristal, una droga sintética). También había timbas de mahjong , el juego por antonomasia de los chinos. No se pudo constatar la presencia de meretrices, aunque había numerosas mujeres jóvenes que, por su actitud e indumentaria, se sospecha que podrían estar prostituyéndose.
Mientras se desarrollaba el operativo, los agentes se percataron de la enorme acumulación de cajas de cartón de mediano tamaño que había en el bajo del almacén trasero del establecimiento. Eran 3.200. Cuando las abrieron, descubrieron el pastel: 4 millones de mascarillas contra el coronavirus de dudosa procedencia y aspecto celeste. Sus sospechas se vieron colmadas cuando en un cuarto descubrieron una plancha con una cinta transportadora, un pequeño ordenador y una máquina de troquelar sellos tipo industrial con folios de prueba marcados. Era con la que estampaban las leyendas de CE 0082 y FPP2 ( las había también KN95, ya retiradas en España ), entre otras, para dar la falsa imagen de que estaban homologadas y listas para ser vendidas.
El empresario dijo que eran de procedencia legal y que pretendía exportarlas a Portugal, aunque se sospecha que su destino podría ser Francia. Este país impuso hace un mes el uso obligatorio de las FPP2, como hizo antes Alemania, y allí habría visto el encartado un nicho de mercado excelente. De hecho, compraba el material en origen a 2 céntimos la unidad, y la venta legal al consumidor en España, por ejemplo, ronda los 1,5 euros. Las ganancias iban a ser millonarias. La última remesa que recibió es de este mes de febrero, utilizando su empresa de importación de muebles Grupo Menoir Dorsett S. L.
Lo que hacía era manipular las mascarillas sin control sanitario, serigrafiarlas y meterlas en sobres también falsamente indicativos de que estaban homologadas. De ahí, iban a cajitas de diez unidades cada una.
Un empresario del polígono le había encargado una parte para sus empleados y el detenido se jactó de que las vendía en los principales supermercados y grandes almacenes de España. El juzgado de Instrucción número 7 de Leganés le imputa un delito contra la salud pública. Está en libertad con cargos.
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