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Rascafría, pueblo de leyendas

El monasterio de El Paular es uno de los rincones preferidos por los turistas

Enclavado en pleno valle de El Paular, uno de los lugares más bellos de la Sierra norte, se asienta la localidad de Rascafría. Su condición agreste y aislada la convirtió en refugio de bandidos y cuna de leyendas, como la del famoso bandolero apodado el Tuerto Pirón, que se escondía durante el día en el ya desaparecido olmo centenario de la plaza. O la del Carro del Diablo, que fabula con la hija del sacristán de Segovia, que vendió su alma al diablo a cambio de no tener que bajar todos los días a por agua. Para ello el diablo debía construir un acueducto en una noche, pero cuando está transportando la última piedra, le sorprende el amanecer y queda petrificado, constituyendo una mole de granito a la que se accede desde el camino de las Eras.

Pero Rascafría es aún más que sus leyendas. Entrando en el pueblo nos sorprenderá la arquitectura serrana de sus casas, de las que sobresalen grandes chimeneas de forma rectangular. Frente a la plaza de la Villa se alza el Ayuntamiento, de estilo neomudéjar. Construido a principios del siglo XX sobre las ruinas de la anterior Casa Consistorial ha tenido diversos usos a lo largo de la historia.

Antigua Casa de Postas

También en la Plaza de la Villa llama la atención otro edificio singular, la Casa Vasca. Al parecer fue la antigua Casa de Postas, construida en 1726 según reza en el dintel de una de sus ventanas. En la actualidad es un taller de artesanía.

La iglesia de San Andrés Apóstol, con capiteles del siglo XVI y una pila renancentista, también merece una visita. Detrás del templo aún se conserva una casona singular del siglo XVI que fue pabellón de caza de los Trastamara y primera residencia de cartujos hasta que concluyó la construcción del Paular.

El famoso Monasterio de Santa María de El Paular, a dos kilómetros del casco urbano, fue, durante varios siglos, el centro de la vida económica del valle y merecedor de privilegios especiales. Y es que con el papel de su molino de los Batanes se editó la primera parte del Quijote y con su piscifactoría se proveía la mesa de los reyes.

Fuera del límite urbano aún debemos recorrer otra iglesia, en este caso en Oteruelo del Valle. Aunque antiguamente fue un pueblo más grande que Pinilla o Alameda del Valle, en 1975 se anexionó a Rascafría, formando los dos un solo Ayuntamiento situado en este último. Aquí encontramos una recogida iglesia dedicada a Nuestra Señora de la Paz.

Tras este recorrido nos adentraremos en el entorno de este valle y en el parque natural de Peñalara, donde tranquilos paseos devolverán la calma al visitante. Como el camino peatonal desde el pueblo hasta el Monasterio Del Paular, junto al río; las sendas guiadas, el arboreto Giner de los Ríos o, incluso, senderos de gran recorrido, como la ruta GR10.

Y los amantes de la buena mesa cuentan con una variada oferta de platos realizados con productos de la zona, como la carne de ternera, cordero, caza, truchas, judías y setas.

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