Los menas, atrapados en la Casa de Campo pese al riesgo de caída de árboles
Medio centenar de internos en el antiguo albergue juvenil Richard Schirrmann deben transitar cada día el parque, cerrado desde el 11 de enero

El parque del Retiro y la Casa de Campo permanecerán cerrados «mínimo dos meses» y sus reaperturas se basarán «solo en criterios técnicos y de seguridad». Así de tajante se mostraba el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida , días después de ... que la borrasca Filomena dañara más del 60% de los árboles de los parques históricos de la capital. Un cerrojazo necesario dado el gran peligro de desplomes de ramas por el peso de la nieve. El propio regidor incidía, además, en la importancia de evaluar los daños en el arbolado antes de que los directores y conservadores de estos espacios autorizasen de nuevo la entrada. Accesos aún clausurados, pero no para medio centenar de jóvenes atrapados por sus propias circunstancias.
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En el interior de la Casa de Campo, los menores extranjeros no acompañados (menas) mantienen su residencia en el antiguo albergue juvenil Richard Schirrmann, convertido desde hace dos años en un recurso habitacional de emergencia para estos adolescentes. El problema surge ante la imposibilidad de retener dentro a los internos, «obligados» a cumplir horarios, pero sin un régimen cerrado. A tenor de lo observado, no es difícil encontrar a varios de ellos paseando por lugares donde todavía persisten árboles caídos. Desde el área municipal de Medio Ambiente y Movilidad inciden en que «físicamente, el paso es posible tanto de forma peatonal como en vehículos», siempre que este se haga con la preceptiva autorización y siguiendo el recorrido habilitado.
Pese al previsible riesgo, la Consejería de Políticas Sociales, Familias, Igualdad y Natalidad de la Comunidad de Madrid, de quien depende el espacio, alude al hecho de no haber recibido notificación alguna del Ayuntamiento para proseguir con la actividad: «Se ha advertido a los menores de que vayan con cuidado». Una débil justificación que no parece convencer a nadie. Mientras los trabajadores municipales se afanan en talar y recoger las ramas y troncos afectados, son varios los grupos de adolescentes extranjeros que transitan a diario por el parque hasta el metro de Batán y otros enclaves habitados. Los hay, incluso, que salen a correr por los caminos de tierra del gran pulmón verde, cerrado por decreto desde el pasado 11 de enero.
«Hemos tenido que retirar nosotros mismos algunas ramas», cuenta uno de los menores, a las puertas del albergue. Según relata a este periódico, la nevada provocó que la residencia quedara sin suministros de luz, calefacción y agua «durante tres días» . Son los otros estragos de la nevada, aquellos que no traspasaron los muros. Tres semanas después, todavía son visibles los árboles que se han venido abajo en el patio del albergue. Fuera del recinto, la Policía Municipal es la encargada de vigilar el parque para evitar que nadie sortee los accesos: «La gente corta los precintos una y otra vez», coinciden la mayoría de residentes consultados. Respecto a la posibilidad de que los menores que infrinjan la actual normativa sean sorprendidos, fuentes del Área de Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento de Madrid remarcan la dificultad de controlar el movimiento interno en una superficie del tamaño de la Casa de Campo: «En días que puede haber mucho trasiego se emplean drones para sobrevolar este tipo de espacios abiertos».
Con todo, la incredulidad en el vecindario es más que evidente: «El consejero debería dar explicaciones sobre la gestión de este centro desde Filomena. Es indignante que los menores estuvieran tres días sin luz ni calefacción, y que no hayan sido trasladados a un sitio seguro», relata un portavoz.
Al evidente descontrol de los internos a la hora de moverse por el parque, añaden los moradores de Batán y Puerta del Ángel, se suman algunos delitos recientes cometidos en sus inmediaciones. El último de los hechos denunciados tuvo lugar la noche del 29 de enero, cuando dos jóvenes, de origen marroquí, atracaron a punta de navaja a un hombre de 41 años en el Paseo de Extremadura. Los dos individuos abordaron por sorpresa a la víctima y le colocaron un objeto punzante en el cuello. Tras arrebatarle la cartera y el teléfono móvil, huyeron del lugar a la carrera sin que ninguno de ellos pudiera ser identificado. Este no es el único asalto del que se ha tenido constancia en los últimos días. Entre diciembre y enero, al menos tres menores han sido detenidos en el interior del centro.
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