Desalojo exprés en el nuevo Orcasitas por un crujido en la fachada
El abombamiento de la cara exterior de un bloque de siete plantas expulsó a los vecinos. Los últimos regresarán hoy
El edificio fue levantado en 2004 por una constructora que se declaró en concurso de acreedores hace tres años

El crujido sacudió la fachada de un bloque de siete plantas. Nadie se enteró. En el 1C, ni Joaquín Sánchez ni su mujer, Natividad, se encontraban en casa. Su vecino del 1A, Aureliano Núñez, no escuchó nada. Y Juan Pedro Mijarra, copropietario de la peluquería ... Neo 3, sí que lo hizo pero no le dio mayor importancia. Pasaban unos minutos de las tres de la tarde del pasado lunes y en este edificio de los Jardines de Ybarra II, levantado en 2004 en una de las zonas más nuevas del barrio de Orcasitas, la tranquilidad vecinal estaba a punto de saltar por los aires. Fue Francisco Manuel Rivera, dueño también de la citada peluquería, el que descubrió una grieta. Marcó el 112 en su teléfono móvil y hasta hoy jueves ninguno de los más afectados ha podido regresar. He aquí la crónica de un desalojo exprés.
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A las cuatro, el peluquero Fran entra en su local. Observa la grieta, de suelo a techo. Algo falla. Los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid se personan de inmediato y ordenan el desalojo del bloque. A José Pecos, residente del 2C, el improvisado ‘show’ le pilla en la ventana. El abombamiento de la fachada se ha producido entre el primer y el segundo piso, en la cara del inmueble que da a la calle de Ordicia. José Pecos, su mujer, su hija y su nieta bajan sin prisa a la calle. Aureliano Núñez y su hijo Raúl hacen lo propio. La peluquería y el local contiguo, un centro concertado con la Consejería de Familia y Asuntos Sociales, son desalojados. Y el resto de vecinos, casi 300, de los números 27 y 29 de la calle de Beasain desfilan igualmente hasta alcanzar la vía pública.

Las horas pasan y los bomberos dan parte a los servicios de control de la edificación del Área de Desarrollo Urbano. Los técnicos desplazados advierten un movimiento brusco en la fachada. Trabajan con cautela hasta descartar el peor de los escenarios: el bloque no presenta un problema estructural. No obstante, el riesgo de desprendimiento es posible, por lo que los operarios instalan protecciones estables en la acera, en prevención de posibles caídas de elementos separados, y dan por asegurada la zona. Los inquilinos regresan a sus hogares más allá de las nueve de la noche. Todos menos cuatro: 1A, 1C, 2A y 2C. Los dos locales tampoco reciben el alta.
El Samur Social ofrece a los damnificados una solución habitacional. Ninguno de ellos la recibe al contar con apoyo de sus respectivas redes familiares. Acompañados de los bomberos, entran a recoger sus pertenencias más básicas y pasan la primera noche fuera de sus casas. El martes, las dos familias del 2A y el 2C reciben el ‘ok’ de los técnicos de Urbanismo para volver. No así el resto de implicados. El miércoles, los técnicos revisan la fachada con un camión cesta y acometen pequeñas demoliciones. El delegado de Desarrollo Urbano, Mariano Fuentes, se acerca hasta al enclave para conocer de primera mano la situación. «En el día de hoy (por ayer), la empresa adjudicataria del Ayuntamiento dejará la obra en manos de una dirección facultativa que ha contratado la comunidad de propietarios», explica a ABC, completados ya los trabajos de emergencia.
Terrazas reducidas a la mitad
Los vecinos del 1A y el 1C regresarán este jueves a sus viviendas, en parte melladas por la importante reforma que se va a acometer. En la casa de Joaquín y Natividad, la terraza de la cocina quedará reducida a la mitad por una gruesa placa de pladur: a un lado, el matrimonio hará ‘vida normal’; al otro, los obreros demolerán la pared, separada actualmente de la estructura por una grieta de 8,5 centímetros. La actuación será similar en el piso de Aureliano y Raúl, en este caso con las terrazas de salón y cocina afectadas, aunque por una hendidura menor. Misma resignación para Francisco y Juan Pedro, a la espera de la construcción de un cajeado en la puerta de su peluquería para posibilitar el acceso con seguridad y poder retomar la actividad.

«¿Que quién pagará la obra? Los de siempre», reconocen los propietarios. La constructora Prasa entró en concurso voluntario de acreedores hace tres años tras una década al borde de la quiebra. Todas las urbanizaciones de los Jardines de Ybarra II, salvo una, llevan su firma. «Hace tiempo ya pasó algo parecido en otro edificio de aquí», sostienen. El paso de Filomena también provocó el desprendimiento de parte de la azotea del bloque siguiente al suyo. «Los pisos están construidos sobre un terreno arcilloso. Es posible que la constructora se gastara el dinero en el forjado y escatimara más en el resto de la obra», apunta el del 1C, Joaquín.
Teorías al margen, lo cierto es que la mayoría de residentes sospecha de las recientes labores de asfaltado en la propia calle de Ordicia. «Las paredes vibraban cuando pasaban las apisonadoras», comenta Aureliano, del 1A. Ahora, serán los arquitectos de la comunidad los que traten de dilucidar las causas de la falla para depurar las posibles responsabilidades. Mientras, los inesperados nómadas del nuevo Orcasitas deberán aprender a vivir con la piqueta en la puerta.
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