La crisis de Ifema retrasa su expansión a Valdebebas
Las dificultades que atraviesa la institución, cuyo ERTE afecta a toda la plantilla, de 432 trabajadores, repercuten en la economía madrileña
Ifema había logrado esquivar el ERTE, hasta ahora. Después de cinco meses de parálisis, de acoger el llamado hospital «milagro» y reanudar su actividad en septiembre con un puñado de eventos, la institución ha arrancado 2021 con poco más de 100.000 euros ... de ingresos, un 99 por ciento menos que el año pasado. El próximo 15 de febrero, según ha podido saber ABC, será efectivo el Expediente de Regulación Temporal de Empleo que afectará a toda la plantilla de 432 trabajadores. Una noticia que ensombrece la región y compromete en parte los planes estipulados para los próximos años.
Ifema aprovechó su cuadragésimo aniversario para anunciar en 2020 un ambicioso proyecto: la expansión a Valdebebas, al norte del actual recinto de Campo de las Naciones, con una inversión propia de 180 millones de euros para ganar otros 50.000 metros cuadrados de espacio ferial. La pandemia, sin embargo, arruinó la celebración del aniversario y la crisis actual compromete la ampliación.
El movimiento de tierras en Valdebebas comenzó el pasado mayo y aún continúa el solado del terreno. La primera fase de las obras, que contemplaba la construcción de los bloques 21 y 22, el Edificio Avenida y un centro de convenciones, debía terminar en junio de 2021. La segunda preveía ampliar el Edificio Avenida y erigir el pabellón 23 para septiembre de 2023. Este crecimiento promete una inyección extra al PIB (Producto Interior Bruto) madrileño de 1.200 millones de euros. Ahora, no obstante, la entidad se ha visto obligada a adaptar los pagos y los trabajos a la evolución del negocio.
Ni siquiera la época de esplendor que atravesaba el consorcio formado por el Ayuntamiento, la Comunidad, la Cámara de Comercio de Madrid y la Fundación Montemadrid ha podido anular las consecuencias del patógeno. La primera propuesta de negociación del ERTE que puso la empresa sobre la mesa incluía la suspensión de contrato de parte de la plantilla, que después se descartó. Finalmente, el ERTE presentado, que entrará en vigor el 15 de febrero, consta de diferentes grados, del 30, 40, 50 y 80 por ciento de reducción de salario y jornada.
El expediente ahorrará a la institución entre 8 y 10 millones de euros de los 24 millones que supone la masa salarial anual. «La decisión no sale de la dirección, sino del comité ejecutivo; la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid han requerido el ERTE, es una decisión del ámbito político», precisa a ABC el presidente del comité de empresa y miembro de UGT (junto con CC.OO., el sindicato con más representación), Carlos Rodríguez. La medida, a su juicio, empaña la recuperación de Ifema.
La organización de un evento se prepara con meses de antelación y el calendario de 2021 se ha concentrado en los últimos trimestres del año, en previsión de que la situación epidemiológica mejorase para entonces. «Ya estamos reservando camas en hoteles, comprando billetes de vuelo... El ERTE quita fuerza de trabajo y pone en riesgo la recuperación económica», critica Rodríguez.
El comité de empresa cree que las malas cifras de enero son una «excusa», si bien los ingresos habituales del mes oscilan entre los 15 y 17 millones de euros. Según Rodríguez, la celebración de la Cumbre del Clima en 2019 «dejó un remanente de hasta 200 millones de euros», una inyección insólita que «no se ha agotado» y debería salvar las cuentas.
Pero 2020 ha sido un año perdido. Aunque el 20 por ciento de los eventos programados se cancelaron definitivamente, la institución intentó retomar 60 ferias y congresos a partir del 1 de septiembre. Tras mil reprogramaciones, las previsiones no se cumplieron y solo acogieron una decena de eventos. Ese mismo mes se impuso a los trabajadores un recorte salarial anual del 10 por ciento que también eliminó la paga extra de Navidad. «La realidad es que, a fecha de hoy, hemos hecho poquísimas cosas y con muy poco aforo», declaran fuentes de Ifema.
El buque insignia de la capital, que la ha aupado entre las mejores ciudades de congresos del mundo, no pasa su mejor momento. Y si «la mejor metáfora de la evolución» –como la describió hace un año el alcalde José Luis Martínez-Almeida– requiere ahora de un ERTE «imprescindible para garantizar su viabilidad», –también en palabras del regidor–, sus efectos se trasladan a multitud de empresas y sectores que beben de su actividad.
Motor económico
En el último lustro, Ifema ha batido récords año tras año. En 2019, los últimos datos disponibles, ingresó un total de 187 millones de euros, un 35 por ciento más que en 2018. Además, repercutió con 5.104 millones en la economía madrileña, un 17 por ciento más. Su actividad representó el 3,8 por ciento del PIB de la capital y el 2,2 por ciento del regional, con cerca de 40.000 puestos de trabajo.
Hoy, las dificultades del segundo motor económico de la Comunidad de Madrid, solo por detrás del aeropuerto de Barajas, se traducen en menos oxígeno para el tejido empresarial. La importancia de Ifema se puede resumir en su evento estrella, la Feria Internacional del Turismo en Madrid (Fitur), que en su última edición alcanzó cifras históricas: 255.000 visitantes, 918 expositores, 11.040 empresas y 165 países y regiones participantes.
El impacto de un evento que dura menos de una semana ascendió a 333 millones de euros. Solo en esos cinco días de enero la ocupación hotelera escaló de una media del 70 por ciento hasta el 85 por ciento, según datos de la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid (AEHM). Este año, en un intento de salvar la edición, Fitur ha sido pospuesta al mes de mayo.
Casi la mitad de los efectos económicos de Ifema nutren a los sectores de hostelería y comercio. Además, la institución es un imán del turismo de negocios, uno de los sustentos de los alojamientos que ha desaparecido con la pandemia, y las próximas ferias de marzo serán eventos exclusivamente digitales.
Pero la tímida actividad de Ifema también daña a un sector hiperfragmentado dedicado a la producción de eventos. Cientos de empresas de montajes, stands, azafatas, transportes... cuya actividad se ha desplomado un 90 por ciento respecto a los niveles preCovid.
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