Las 8.000 tareas de mantenimiento que nadie ve para que el Metro siga volando

Y es que abarcan mucho estas labores: desde el mantenimiento de las estaciones, al de los túneles, los depósitos y las distintas dependencias de la red de Metro. Todo lo que se puede romper, deteriorar o desgastar a fuerza del uso, y se usa mucho. Hasta 715.208.882 viajes el año pasado, una cifra que es récord absoluto y que supone un 8 por ciento más de la que se alcanzó el anterior ejercicio.

La compañía ha iniciado el proceso de licitación de estos contratos, que tendrán una vigencia de cuatro años desde el momento de su adjudicación, y cuyo objetivo es garantizar unas instalaciones seguras y de máxima garantía para los usuarios.

Trasladado a la medicina, esto sería algo así como la prevención para evitar caer en la enfermedad. Es decir, estas acciones se realizan antes de que se produzcan las averías, para evitar que éstas lleguen, o para corregirlas en caso de que ya hayan tenido lugar. Y siempre teniendo en cuenta las necesidades del servicio, y tratando de minimizar las posibles incidencias que afecten al normal funcionamiento de esta infraestructura, que es clave para el transporte de los madrileños.

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Son tareas rutinarias, pero muy extensas. De hecho, se calculan en más de 8.000 las actividades de diversa índole que se llevan a cabo, desde las relacionadas con la limpieza a las de cuidado de las rejillas de ventilación o las cubiertas de los accesos.

Los contratos ahora en licitación serán las herramientas a través de las cuales la compañía metropolitana ejecute todas las actuaciones que se precisen para tener al día la red, en toda su extensión: 300 kilómetros y 302 estaciones e instalaciones auxiliares. Allí hay, y son susceptibles de recibir cuidados, nada menos que 1.000 pozos de ventilación, 300 de bombeo, o 200 salidas de emergencia.

Y también hay que realizar el mantenimiento de las 100 subestaciones y los 13 depósitos y cocheras, los espacios del puesto de mando del suburbano, y otros puestos de trabajo existentes en el metropolitano. Quien gane los contratos también se tendrá que ocupar de las actividades relacionadas con la arquitectura y los acabados del Metro: tareas de albañilería, cantería, cerrajería, cristalería, pintura, fontanería, saneamiento, impermeabilizaciones o pocería.

Metro de Madrid, como la gran empresa de transporte público que es, dispone de espacios específicos para la guardia y custodia de los suministros: se encuentran en sus almacenes de la instalación de Canillejas, y hace años comenzaron ya su proceso de robotización. Allí hay millones de piezas de recambio, desde ejes a cojinetes, interruptores, filtros, sensores… hasta 28.000 piezas diferentes para las reparaciones de los trenes, que no se incluyen dentro de estos contratos de mantenimiento que ahora se van a licitar.

En las cabeceras de línea se encuentran las zonas de mantenimiento de los convoyes, que es donde duermen y son revisados y puestos a punto durante la noche, antes de que salgan de nuevo cada mañana alas 6 en punto. Para cuando esto ocurra, todo tiene que estar funcionando: las luces encendidas, los andenes limpios, los ascensores transportando a usuarios, los carteles de las líneas convenientemente colocados.

Estos contratos de mantenimiento millonarios se unen a otros que está tramitando la compañía metropolitana, y que le van a suponer una inversión muy importante para los próximos años. Concretamente, los más cuantiosos son los relativos a la adquisición de nuevos trenes. El Gobierno regional ha invertido ya 450 millones de euros en la compra a la empresa CAF de nuevos convoyes, cada uno de ellos con seis coches. Estos irán destinados a cubrir las necesidades de las líneas 6 –que funcionará de forma automática, sin conductor–y 8, y llegarán en un plazo de tres años.

Otra cantidad algo superior, de 518,9 millones de euros, se va a destinar a adquirir otros 50 convoyes. Estos últimos se comprarán en la segunda fase de este proyecto, que se llevará a cabo en los próximos meses, y que supondrá otros 40 nuevos trenes que circularán por la línea 1 –la primera que inauguró Metro en 1919– entre Pinar de Chamartín y Valdecarros.