La madre asesina se llevó a la niña a vivir a Gijón dos veces sin permiso
La pareja llevaba 5 años disputándose la custodia, tras denunciarlo ella hasta en 28 ocasiones desde la separación
El padre de Olivia, la niña asesinada en Gijón: «El viernes le prometí por fin que volvía a casa»
La madre detenida por la muerte de su hija en Gijón acababa de perder la custodia de la menor

«El viernes cuando la fui a buscar al colegio le prometí que la traería a casa, pero la promesa la hemos cumplido a medias, a casa vuelve pero nunca creí que fuese así. Ahora sí se va a quedar siempre con nosotros».
Eugenio García enterró ayer a su hija Olivia ... , de seis años, cuatro días después de conseguir la custodia de la niña por la que llevaba peleando cinco años, casi desde que se separó de su exmujer. El detonante del asesinato de 'la pirata', como la llamaba cariñosamente su familia paterna, fue esa sentencia que era firme y se debía aplicar desde que se notificó.
Eugenio, arropado por sus allegados y por su pueblo -Torrecaballeros (Segovia)- despidió a su hija y se refirió roto al «poquito tiempo que he podido pasar con ella», durante la concentración en la que participaron cientos de vecinos a las puertas del ayuntamiento.
Por la tarde, abrazado al ataúd blanco, en el cementerio, le dio el adiós definitivo: «Adiós, chiquitina, te prometo que te vamos a hacer Justicia». Le acompañaba María, su pareja, y la hija de esta. Noemí Martínez, la madre asesina, sigue en los calabozos de la Policía Nacional de Gijón y pasará en las próximas horas a disposición judicial.
Olivia es la víctima de una disputa enconada que llevaba años librándose en los juzgados y que empezó cuando la niña tenía poco más de año y medio. La pareja se casó en 2015. Vivían en un pueblo de Segovia, Palazuelos de Eresma, cuando nació la pequeña en 2016.
Al año y pico, Eugenio le pidió el divorcio a su mujer. Casi de inmediato ella le denunció por primera vez por malos tratos y a él se le impuso una orden de alejamiento. Empezaba así la batalla por la custodia que ha acabado con el asesinato de la niña.
Absuelto
La Audiencia de Segovia revocó la medida de alejamiento y el procedimiento por malos tratos se sobreseyó. A partir de 2019, se sucedieron las denuncias cruzadas. Ella llegó a interponer 28, primero por violencia de género y después por malos tratos a la niña. Él, por incumplimientos del régimen de visitas, por no dejarle ver a su hija o que hablara con la cría por teléfono. El día a día que viven cientos de menores en España. «Le denunciaba hasta por respirar», cuentan allegados del padre.
La madre tenía la custodia y el padre disponía de fines de semana alternos y vacaciones, que Olivia solía pasar en Torrecaballeros donde viven sus abuelos paternos y otros familiares. Eugenio es miembro de la Asociación Custodia Compartida desde donde aseguran que ella hizo lo imposible para que Eugenio no viera a su hija. Cinco de las denuncias contra él prosperaron: en unos casos se sobreseyeron y en otros fue absuelto.
Noemí Martínez, que trabajaba en una empresa de su hermano que da soporte informático a bibliotecas y colegios, se trasladó a finales de 2021 de Segovia a Gijón, sin permiso del juez ni del padre, que volvió a denunciarla. A principios de este año, un juzgado la obligó a regresar a Segovia, donde la cría asistía al colegio Claret.
La madre se trasladó a finales de 2021 de Segovia a Gijón, sin permiso del juez ni del padre, que volvió a denunciarla
El pasado agosto, la mujer se instaló de nuevo con la menor en Gijón, en un piso de alquiler en la calle Gaspar García Laviana donde pocos las trataban. Noemí vivía, dicen, casi recluida. Eugenio García la denunció de nuevo y el pasado viernes un juez le dio la razón y el cambio de custodia. A partir de ese momento sería la madre la que pasaría los fines de semana y vacaciones con la hija y el resto del tiempo viviría con su padre en Segovia.
Eugenio recogió a la pequeña en el colegio Codema, también del Corazón de María, al que asistía a las cinco de la tarde. Le comunicó al director, al tanto de la situación de la pareja, que Olivia dejaría de asistir a este centro y volvería al de la misma Congregación en Segovia, del que ya había sido alumna.
Llamó a su expareja, decidido a aplicar ya el cambio de custodia, de manera que la niña tendría que pasar el puente de Todos los Santos con ella. La mujer no respondió al teléfono, según explicó él, por lo que padre e hija regresaron a casa.
El sábado por la mañana Noemí se plantó en Segovia para recoger a Olivia y se la llevó de vuelta a Asturias. La Policía Nacional está reconstruyendo cómo fueron las siguientes horas. Todo apunta a que esa misma noche en una bebida de cacao (se hallaron rastros en el estómago de la víctima) la madre mezcló un cóctel de benzodiacepinas y tal vez otras pastillas que mataron a la pequeña.
El domingo por la tarde, según informó 'El Comercio', mandó un mensaje a su hermano en el que le advirtió: «Antes de dejarla con el padre, la mato». Nadie sabía que ya había cumplido su amenaza. El padre había intentado hablar con su hija el sábado y el domingo, pero ya estaba acostumbrado a que su empeño fuera imposible.
Familiares de Noemí fueron quienes al parecer alertaron a la Policía ante la falta de respuesta de ella que no cogía el teléfono. Los agentes entraron en el piso de la calle Gaspar García Laviana pasadas las doce de la noche después de que el propietario les facilitara una copia de las llaves. Olivia yacía muerta sobre la cama.
A simple vista detectaron que llevaba muchas horas sin vida. La madre, que estaba en tratamiento psiquiátrico, también había ingerido barbitúricos, pero sufría una intoxicación leve de la que se recuperó en pocas horas. La trasladaron al hospital y desde ahí el lunes a los calabozos de Policía Nacional donde continúa. Se evaluará su estado mental, pero el crimen de su hija la aboca a prisión permanente.
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