Luis Ramón Arrieta: «Se mantienen 'tics' del terrorismo contra el mundo de la empresa»
El investigado, y exdirectivo del BBVA, defiende que el País Vasco pasó de tener una industria creciente a hundirse a causa de la violencia etarra
El coste del terror de ETA: 25.000 millones solo de impacto directo
Luis Ramón Arrieta, investigador y exdirectivo del BBVA
«Pese a no haber terrorismo, la economía vasca está sufriendo sus consecuencias», dice Luis Ramón Arrieta (Álava, 1957). Con una amplia trayectoria marcada en puestos directivos y de alta responsabilidad en el mundo de la empresa, es uno de los promotores del estudio ... iniciado hace más de una década por la Universidad de Deusto sobre el impacto del terror de ETA en el tejido económico del País Vasco y España. Una extensa bibliografía, informes de las instituciones financieras más importantes del país y un trabajo de campo centrado en entrevistas de corte confidencial, permiten dibujar una imagen de la pobre situación macroeconómica de la región, pese a sus altos estándares de vida, provocada por un fenómeno «único en el mundo occidental».
–¿Por qué son anónimas las entrevistas? ¿Sigue habiendo miedo?
–El fin de la violencia era muy reciente cuando empezamos. La estructura orgánica de ETA se desmonta en 2018 y nosotros las entrevistas las hicimos a partir de 2012. Mucha gente todavía tenía ese reparo y en general el mundo de la economía es bastante discreto.
–El actual Gobierno vasco parece consciente de esa «debilidad estructural» que identifica su investigación, pero nunca se habla de dónde viene. ¿No es ir a ciegas en la toma de decisiones?
–Totalmente. Kierkegaard decía que la vida sólo puede ser entendida mirando hacia atrás, pero tiene que ser vivida hacia delante. Nadie cuenta esto. Dicen que el desempleo en el País Vasco es de los más bajos de España, pero claro es que la población en los últimos 50 años no ha crecido. Es normal que el empleo esté bien.
–¿Hay algún otro lugar del mundo en el que haya habido entre 10.000 y 15.000 empresarios extorsionados?
–Somos un caso único en el mundo occidental, porque hemos tenido el periodo de terrorismo más grande del mundo occidental.
–¿Las estructuras de financiación de ETA perduran? Usted en sus charlas habla de microextorsión hoy en día.
–En las pequeñas localidades vascas y en barrios de ciudades, la presión que hace el mundo radical, el mundo de Bildu, hacia pequeños comercios en relación con el mundo de los presos todavía se percibe. Son restos de la época terrorista, pero tampoco tiene mayor importancia a los efectos de nuestro trabajo. Lo relevante es que el caso de ETA es único a nivel internacional, por lo tanto los daños son únicos. De ser una región industrial creciente en términos macroeconómicos a hundirse como consecuencia del terror.
«No es que seamos los penúltimos en emprendimiento, es que tenemos el 50% de las huelgas en España»
–¿Hay un elemento antropológico o psicológico en la falta de emprendimiento en la región?
–La sociedad vasca ha perdido los valores que tenía. No es que seamos los penúltimos en emprendimiento, en España, es que tenemos el 50% de las huelgas de toda España. En algunos de nuestros trabajos se estudia cómo determinadas organizaciones sindicales se aprovecharon del terrorismo y hoy se mantienen 'tics' de esa dureza contra el mundo de la empresa.
–Se dice que el bienestar del País Vasco se debe precisamente a esa presión sindical...
–Hace las dos cosas. Ha conseguido, sobre todo en los trabajadores públicos, que las condiciones sean muy favorables, pero si tuviéramos que resumir la realidad es que estamos viviendo de las herencias. La familia rica que se gasta lo de sus antepasados, pero no genera nuevos proyectos.
–¿Cómo se cambia esa falta de iniciativa empresarial?
–Trabajando en el largo plazo. Las herramientas están, pero el empresario ha sido demonizado durante décadas y todavía hoy se es muy agresivo contra él.
–Tras las matanzas, ETA quería imponer un Estado independiente y socialista. ¿Hay también una herencia de esas ideas?
–En el núcleo de Bildu está Sortu y en la dirección política de Sortu están los últimos miembros de ETA. Hay un hilo conductor.
–¿Qué propone?
–Primero una toma de conciencia y comunicación. Hay que informar de esto en Madrid y Bruselas. Irlanda del Norte, además de trabajar por la reconciliación, hizo un diagnóstico y ha tenido ayudas. En el País Vasco no son necesarias, pero no se ha hecho nada desde el apartado económico. Que al País Vasco le vaya bien es bueno para el conjunto de España. Es un motor más. Para eso es necesario un plan de transformación, que incluya estrategias para atraer inversión, un marco fiscal especial, también para favorecer el retorno de los transterrados.