Langosta en el reservado: la «comida especial» de Tito Berni, el Mediador y un empresario
La factura ascendió a 10.800 euros en La Carmela, la taberna de referencia para las fiestas de la trama
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El Mediador utilizó el nombre de Almeida para cobrar 25.800 euros
El dueño del restaurante La Carmela, local de cabecera en Madrid para las fiestas de la trama del Tito Berni, pagó en dos transferencias al Mediador, Antonio Navarro Tacoronte, un total de 25.800 euros para que le gestionase una licencia de terraza para su local. Según reflejan los informes policiales, comenzó a arrepentirse casi sobre la marcha, pero el mediador reaccionó cambiando el paso.
El mismo día que se hicieron efectivos los dos envíos de dinero a la cuenta de su novia, Navarro había quedado con Tito Berni y planeaba sentarle con otro empresario, Maximiliano Poveda, ahora también imputado. En lo que gestionaba conseguir prostitutas, llamó al dueño de La Carmela, Sergio de Frutos, para pedirle que organice «una comida especial» en su restaurante: «Porque, claro, ahora me interesa que vengan todos a comer aquí», le dijo.
La pretensión no era pequeña: «Hay alguna posibilidad de que mañana usted pueda tener una comida especial, en el sentido de que te diga, mira, pues queremos marisco o queremos esto y tener un reservado para comer ciertas personas», se arranca en un audio que envía al dueño de La Carmela, quien ya forma parte del elenco de investigados en la causa.
Pregunta en particular si pueden pedir «por ejemplo, langosta» y estar «en un reservado a solas» con un camarero sólo para ellos. «Eso se paga, pero se paga bien», le subrayó. Lo siguiente es un mensaje a Poveda citándole a un almuerzo «en un reservado». «Nos va a atender sólo un camarero a nosotros y la comida es especial para nosotros, ¿vale?», avanzó. Cuando el empresario confirmó asistencia, Navarro Tacoronte le contestó con 17 fotos de prostitutas y la imagen de la tarjeta del hotel anexo a La Carmela.
Después de la comida, a las seis de la tarde, Poveda pagó con su tarjeta 7.800 euros de cuenta en la taberna que fueron otros 3.000 euros dos horas después. Hizo una foto de las dos copias del datáfono y debió informar a su socio, porque este le envió la imagen a otro de los investigados, el empresario Raúl Gómez Rojo, con la expresión «es increíble». «Joder», contestó. Y eso que la propia estancia del mediador en el hotel Victoria 4 en lo que al final fueron seis noches con sus gastos de mini bar y tintorería, la estaba costeando él: 612,22 euros por cuenta de su empresa.
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