Koldo García reconoce que Aldama estuvo en casa de Ábalos y niega todas las mordidas
Dice que pudo coincidir en un bar con el jefe de gabinete de Montero y con el comisionista
Comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados, en directo: declaraciones sobre el gasto militar en España y última hora hoy
Era el hombre que estaba en todo, pero este martes ante el juez nada sabía, nada recordaba y lo que le pudiera sonar era mentira. Esas fueron las líneas maestras que siguió Koldo García, en tiempos mano derecha del exministro de Transportes José Luis ... Ábalos, en su declaración como investigado en el Tribunal Supremo por la causa que informalmente lleva su nombre de pila desde que fue detenido allá por el mes de febrero.
A preguntas tanto del magistrado instructor, Leopoldo Puente, como del jefe de la Fiscalía Anticorrupción, Alejandro Luzón, las defensas y la acusación que aglutina el Partido Popular, Koldo lo negó todo, incluso lo que parecía ya innegable, como que el comisionista Víctor de Aldama era quien representaba los intereses de la adjudicataria de 53 millones de euros en mascarillas, Soluciones de Gestión. Y a partir de ahí, todo lo demás, en una estrategia a caballo entre salvarse y guardar las espaldas de Ábalos, que el jueves pasado negó haber mantenido una relación estrecha con Aldama y encapsuló su influencia tras la puerta de su despacho de ministro; es decir, donde estaba la mesa de Koldo.
Sin embargo, el asesor acabó reconociendo que Aldama estuvo en casa de Ábalos, el piso del Ministerio de Transportes a disposición de su titular en el barrio madrileño de El Viso. Él, de acuerdo a su declaración, no supo de qué hablaron porque se quedó en la puerta. Y eso que, según el exministro, entre ellos sí había relación fluida. También concedió que el comisionista frecuentaba el ministerio en su calidad de asesor de Air Europa y que a menudo hablaban, eso sí, de «cosas banales». Al despacho del ministro, según declaró, Aldama no entraba.
Por descontado, negó haber percibido ningún tipo de mordida fruto de las mascarillas, de obra pública o de cualquier otro concepto, como también negó que las cobrasen Ábalos y el Partido Socialista. Desmintió del mismo modo dos acusaciones más de Aldama: los sobres con dinero en efectivo que Koldo García habría entregado en su presencia al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán; y a Carlos Moreno, jefe de Gabinete de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Del primero, fue tajante cuando dijo que «nunca» habían estado los tres juntos. Con el segundo, negando la mordida, se abrió a la coincidencia. No sabía precisar si una vez se encontró con Moreno en un bar y quizá, de «casualidad», se toparon con Aldama.
El comisionista sustenta su delación de mordidas en un presupuesto de la Dirección General de Carreteras con subrayados de colores que Koldo García dijo no haber visto nunca y en el pantallazo de unas anotaciones manuscritas con referencias a adjudicaciones. Aseguró que esa no es su letra.
Salvoconductos
En el capítulo de reconocimientos, asumió que había gestionado salvoconductos para que contactos de Aldama cruzasen por Barajas en plena pandemia y dejó fuera a Ábalos, que «no» lo sabía, como tampoco conocía el ministro la ejecución del contrato de mascarillas. La responsabilidad, si la hubo, la depositó en el que era subsecretario de Transportes, Jesús Manuel Gómez, y «los técnicos». A ellos les envió todas las ofertas que llegaron de material sanitario y no recuerda que la definitiva se la pasara Aldama.
En cuanto al piso de Jessica, la mujer que en la época tenía una relación con Ábalos, intentó desmentir que fuese también cosa del comisionista, pero no supo responder cuando el juez le preguntó por qué si Aldama no tenía nada que ver, le mandaba a él las quejas de ella sobre asuntos como la nevera. Eso sí, dijo que el exministro «no» sabía cómo se pagaba el piso de su novia, que era una cesión de un socio de Aldama, pero la situación se alargó.
No recordaba además, que Ábalos le comunicase que ella había perdido su trabajo en Ineco. Lo mismo con la casa de Cádiz y el mensaje que mandó a Aldama para pedirle explicaciones por el desahucio de Ábalos tras dos meses de impago. No sabía por qué se lo envió, quizá buscaba «asesoramiento».
Terminada la tanda de declaraciones, toca instruir. El patrimonio de Koldo y de Aldama ya pasó bajo la lupa, falta el de Ábalos y eso implica enviar suplicatorio al Congreso.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete