El juez da cinco días a Errejón y Mouliaá para que aporten pruebas de sus acusaciones cruzadas
La actriz desliza que el político pudo echarle algo en la copa y él declara que ella sólo busca notoriedad

Una lista de testigos y varios folios con mensajes en redes sociales ya protocolizados ante notario serán clave para inclinar la balanza en el caso que enfrenta a la actriz Elisa Mouliaá con el exdiputado y exportavoz de Sumar, Íñigo Errejón, al que denunció el pasado octubre ... por una supuesta agresión sexual que habría perpetrado en septiembre de 2021.
El titular del Juzgado de Instrucción número 47 de Madrid, Adolfo Carretero, dio este jueves cinco días a las partes para proponer la prueba que consideren, y que en el caso de la denunciante, incluirá la comparecencia de quien ha sido su terapeuta desde entonces. Todo, después de una sesión en la que ambos comparecieron sucesivamente y pusieron de manifiesto que los hechos no son controvertidos, pero sí el punto de vista de cada uno sobre los mismos.
La primera en declarar fue Mouliaá, citada a las once de la mañana y que llegó con veinte minutos de antelación y una nube de cámaras alrededor que frustró su intención de realizar una breve comparecencia pública. El instructor dispuso que declarase en una planta de los Juzgados de Madrid distinta de aquella donde debería esperar Errejón. No iban a tener contacto siquiera visual. Una vez dentro, se explayó a lo largo de hora y media respondiendo a todas las preguntas del magistrado -especialmente incisivo según las fuentes consultadas por ABC-, visiblemente nerviosa y a ratos, llorando. «Ha sido muy duro revivirlo todo», dijo al salir.
En términos generales, ratificó su denuncia, pero la amplió en un aspecto sustancial que buscaba coherencia para los blancos de su relato: si Errejón se abalanzó sobre ella, después de tomar unas cañas, en el ascensor que les subía a una fiesta, por qué entró allí con él; si ya en la fiesta la introdujo tirando de su brazo en una habitación, la arrojó sobre la cama, cerró la puerta y se le echó encima con el pene fuera contra su voluntad, cómo es que luego salieron juntos y acabaron en casa de él, donde, de nuevo, la tocó. Y el último: por qué ha tardado tres años en denunciar.
La actriz detalló que bebió mucho aquella noche, más de lo que acostumbraba por su reciente maternidad. En la fiesta, Errejón le llevó dos o tres copas. Deslizó que quizá alguien pudo echar «algo» en su bebida, porque el caso es que estaba ebria y tiene lagunas de algunos momentos. Sabe por ejemplo, que Errejón hizo un gesto indicando que la puerta de aquella habitación quedaba cerrada, pero desconoce por qué la denuncia en comisaría habla de un pestillo, si ella no lo vio. No se acuerda con precisión de la conversación que tuvieran en el coche que les llevaba a casa de él, pero sí perfectamente la llamada que la sacó del aturdimiento avisando de que su hija tenía fiebre y se encontraba mal. Eso fue lo que le dijo a Errejón para marcharse de su casa.
Consejo del terapeuta
En cuanto al tiempo transcurrido, explicó que ha pasado dos años en terapia desde aquella noche y que fue su terapeuta quien le dijo que no diese ese paso hasta no estar preparada. El pasado octubre, cuando las redes repicaban relatos anónimos de conductas reprobables de Errejón y él acabó dimitiendo, acudió a comisaría. Su defensa pedirá que esa persona presente informes y que declaren las amigas y las personas que les vieron en la fiesta.
Salió de declarar con el gesto tranquilo, se decía satisfecha, pese a que la defensa había preguntado por la denuncia que puso en su día contra su exmarido y se archivó por incoherente. Sólo dijo que la retiró por el bien de su hija.
Errejón, que había llegado una hora antes de su cita destacando ante los medios que era un día «muy esperado» y confiaba plenamente en la Justicia, comenzaría a declarar a la una de la tarde. Contestó al juez, la Fiscalía y su abogada, y rehusó hacerlo a la acusación popular que ejerce una entidad de Huesca, la Asociación de Defensa Integral de Víctimas Especializada (Adive). No le hizo falta rechazar las preguntas del abogado de Mouliaá. No hizo ninguna.
Una denuncia falsa «de la A a la Z»
Desde su punto de vista, como expresó asintiendo a una pregunta del juez, de acuerdo a las fuentes consultadas, la denuncia es falsa «de la A a la Z». Acusó a Mouliaá de subirse a «una ola» de Twitter para ganar «notoriedad» y rédito económico y descartó que su dimisión tuviese nada que ver con ella, aunque no concretó los motivos.
Errejón no niega cada paso compartido aquella noche -el ascensor, la fiesta y su piso-, lo que rechaza taxativamente es que ella no lo consintiera o que la encerrase en un cuarto. Conminado por el juez, que le instó a dejarse de eufemismos -«esto es Penal»-, aseguró que llegó «hasta donde ella quiso llegar», dio detalles del modo y manera en que se relacionaron y las cosas que se decían y subrayó que propuso ir a su casa porque ya no tiene él edad para el sexo «en casa ajena». Ella le pidió media hora más de fiesta y así lo hicieron. Ya en su casa, abrió cerveza, puso música y se volvieron a enrollar con naturalidad, según Errejón. Incidió en que ella se agobió por algo de su hija, decidió marcharse y ahí acabó todo. Sin más.
Tiene los mensajes que habían intercambiado antes y también los pocos que se cruzaron después y piensa aportarlos. Coincide, como ella, en la importancia de que testifiquen los asistentes a la fiesta. Ambos están seguros de que ratificarán sus respectivas versiones, aunque cada uno tiene la suya. También coinciden en que dicen que confían plenamente en la Justicia, y no puede darle la razón a los dos.
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