Análisis

Feijóo ya tiene quien le escriba: fundación, cuaderno azul y gobierno en la sombra

El PP tiene una ventaja sobre Vox y CS: el sinfín de personas con experiencia de gobierno

Feijóo rebautiza la fundación del PP de Casado: «Hay que huir de capillas y facciones ideológicas»

Acto fundacional del equipo económico de la Fundación del PP Guillermo Navarro

A Alberto Núñez Feijóo se le ha preguntado recurrentemente por la incorporación de talento a un Partido Popular aún marcado por el trágico final del Gobierno de Rajoy, la consiguiente fractura entre cospedalistas y sorayistas y el fracaso de Pablo Casado en su ... intento de coser el partido a su imagen y semejanza.

Lo del último expresidente del PP se debe entender desde una clave generacional. Internamente, es conocido que trató de apuntalar su frágil liderazgo controlando el partido de abajo hacia arriba: situar en las presidencias provinciales a afines que le permitieran maniatar a los barones en caso de perder, como todo parecía indicar, las elecciones de 2023. Fue por esa estrategia de perdedor por lo que buscó montar un partido contra los barones y por eso lo mataron cuando cometió el gravísimo error de vincular sin pruebas a su principal activo electoral con la corrupción. Le estaban esperando.

Externamente, Casado promovió la Fundación Concordia como laboratorio de ideas del partido, huérfano en este sentido tras el distanciamiento del PP de Rajoy con la FAES de Aznar. Para ello nombró a Adolfo Suárez Illana, uno de sus fichajes estrella, pero aquello nunca acabó de arrancar. Tan es así que, cuando cesó a Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz, le ofreció ser la secretaria general de la fundación, algo que ella, obviamente, rechazó. Casado también buscó discretamente nuevos talentos fuera del partido, en la sociedad civil, en ámbitos liberales y conservadores, en universidades, empresas, asociaciones y escuchó a líderes de opinión. Pero aquello, interesante para el partido y necesario para el centro derecha, tampoco acabó de cuajar. Y con el 'ayusazo' saltó por los aires. Al final, el legado de Casado fue jubilar a toda una generación de dirigentes populares con experiencia, la de los cincuentones. Y por eso, volviendo a la pregunta inicial, Feijóo lleva meses respondiendo a la gallega a las perennes preguntas sobre la incorporación (o reincorporación) de talento a su proyecto. Pero si el PP tiene una ventaja competitiva sobre Vox y Cs es precisamente ese sinfín de personas con experiencia de gobierno: ministros, secretarios de Estado, presidentes y consejeros de empresas públicas y órganos reguladores, etcétera.

Por eso, cuando fue elegido presidente del PP, Feijóo anunció que crearía un consejo de expertos con independientes y exdirigentes del PP, y explicó que funcionaría como una estructura paralela al partido con el fin de incorporar propuestas al futuro programa electoral. Todo muy bonito, pero había varios problemas: las telarañas en la cuenta corriente del PP impedían hacer ofertas competitivas y además los profesionales del ámbito privado rehúsan vincularse a partidos políticos, más aún cuando no hay certeza de que sean una apuesta ganadora. Y, además, Feijóo quería traerse a Madrid a su núcleo duro en la etapa gallega y eso también tenía un coste.

Por todo ello, durante su primer año en Génova, Feijóo no ha querido ni ha podido desvelar sus conversaciones discretas ni ese equipo de sabios. Pero las antenas de la calle Génova llevan meses escuchando que en los mentideros de la Villa y Corte -que nada tiene que ver con Santiago ni con ninguna otra capital autonómica española, tampoco Barcelona- hay una especulación creciente en torno a que Feijóo no estaba siendo capaz de concitar algo esencial para un aspirante serio a presidente: lo que los británicos llaman un gobierno en la sombra.

Pero algo ha cambiado, porque en el PP se percibe que las cosas les van bien y, aunque no lo dirán en público, en privado dan por descontado que están en la línea recta hacia Moncloa. Es importante que a esta nueva Fundación Reformismo21 se incorporen exministros como Fátima Báñez, Josep Piqué o Ramón Escolano, pero a un año de las elecciones es cualitativamente más relevante que se sumen destacados nombres propios de la empresa y la sociedad civil como Rafael Matesanz, Toni Nadal, María Eugenia Clemente o Verónica Pascual. Un año después, y estaba tardando, Feijóo ya tiene un cuaderno azul como el de Aznar. En su caso no es condición suficiente, pero sí necesaria para llegar a La Moncloa.

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