Arde Ferraz en plena operación Salvación
Seguir en La Moncloa sólo contribuirá a erosionar y desprestigiar aún más la democracia española. Sánchez debe irse, si no ahora, muy pronto. Se ha inhabilitado a sí mismo
A Pedro Sánchez y a Begoña Gómez les gusta la música indie española, y son fans de una banda que se llama Viva Suecia, a los que llegaron a recibir en La Moncloa. Los murcianos tienen una canción titulada «La voz del presidente» y cuando ... el miércoles conocieron la declaración de amor de Sánchez decidieron tuitear la letra, que parece escrita para la ocasión: «Duele pero suena convincente, cuida lo que hacen de ti. Hoy sonó la voz del presidente y nadie ha conseguido dormir. Siempre se muere y se rinde a la vez». Sabemos que si Sánchez se rinde, muere políticamente. Pero, ¿y si continúa? Probablemente también.
El jueves a media mañana, doce horas después de la carta, Sánchez seguía en dimisión. ¿Y después? Es difícil saberlo, está aislado, encerrado: el síndrome de La Moncloa elevado a la enésima potencia. Como todo en Sánchez, el hombre de las hipérboles y de los saltos al vacío. Lo único seguro es que la situación tiene mala salida, porque en política los arrebatos son malos consejeros. Los que piensan que todo esto está orquestado desde el principio se equivocan: los dos primeros efectos de la carta han sido situar a Begoña Gómez en las portadas de la prensa internacional junto a la palabra corrupción; y ridiculizar la propia imagen internacional del presidente, porque esto de la dimisión de diferido y de los golpes de pecho en Ferraz es de democracia orgánica, como la de Franco.
La carta de Sánchez es su verdad, pero no es toda la verdad. Obvia que el día que estalló el caso Koldo y este periódico le preguntó por ello en Rabat su respuesta fue atacar al hermano de Ayuso, un ciudadano anónimo con causas archivadas. ¿No es eso señalar a las familias, algo que para sí mismo le parece propio de derecha, ultraderecha y antidemócratas? También obvia que un periódico publicó una información falsa, como reconoció a posteriori el propio medio, sobre la mujer de Feijóo y la vicepresidenta Montero no dudó en darla por buena en sede parlamentaria. ¿No es eso utilizar bulos para atacar al adversario, no es atacar a las familias? Y la carta obvia una tercera cuestión. Esté o no roto emocionalmente, en el ánimo de Sánchez hay cuestiones políticas de las que él es el único responsable: su Gobierno es débil, su legislatura no arranca, sus socios no le dan la gobernabilidad que les pidió, la corrupción acecha a ministros importantes. Porque el 23-J, conviene recordarlo, Sánchez perdió las elecciones, pero no quiso admitirlo.
Desconozco si el matrimonio gubernamental es fan del grupo indie de moda, los cartageneros Arde Bogotá, que le encantan a la Reina Leticia, y que tiene una canción titulada «La salvación». Dice así: «Tiene que haber una salida, tiene que haber una salida, tiene que haber una salida para tanto dolor». Si Sánchez está roto, ¿dónde está la salida? Una crisis emocional de tal magnitud no se resuelve en cinco días. Un presidente deprimido no puede gobernar un país.
Esta pregunta de Arde Bogotá es la que se formularon Montero, Bolaños y Santos Cerdán el pasado miércoles media hora después de la carta, de la que se habían enterado «cinco minutos antes». Se reunieron en La Moncloa sin el presidente para lanzar la operación Salvación. Hay que convencer al presidente como sea, el partido debe movilizarse, y el CIS hacer una encuesta, y hay que arrastrar a los líderes de opinión y al mundo de la cultura. ¡A todos! Y atacar a los jueces y a los periodistas, que son los que nos han llevado hasta aquí, y traer autobuses a Ferraz, y pantalla gigantes y el puño y la rosa, y la guerra civil y Franco y 140 años de historia (con 40 de vacaciones, como decía Tamames).
El resultado de la carta de Sánchez es una España imposible, aún más polarizada, insoportable, fracturada. El acto de ayer en Ferraz fue un acto de autoafirmación a la defensiva. En realidad fue una inmensa demostración de debilidad. Y otra vez la pregunta: ¿Cómo se sale de aquí?
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ContinuarMientras arde Moncloa y arde Ferraz, la respuesta para Sánchez está en Arde Bogotá, porque es él quien ha elegido el camino de las emociones: «Y ahora sé que la salvación estaba dentro de un beso, una caricia en el pelo». Seguir en La Moncloa sólo contribuirá a erosionar y desprestigiar aún más la democracia española. Sánchez debe irse, si no ahora, muy pronto. Se ha inhabilitado a sí mismo.