Hay que vivir
Lo que Abascal quiere no es que no se acojan menas, es que se retornen
Quien piense que Vox no va en serio con su rechazo a que se acojan más menores no acompañados es que no entiende la nueva estrategia de Santiago Abascal
Editorial | Vox, la nueva oposición del PP
Quien piense que Vox no va en serio con su rechazo a que se acojan más menores no acompañados es que no entiende la nueva estrategia de Santiago Abascal. ¡Si en julio fue capaz de romper los pactos de Gobierno con el PP en cinco ... comunidades y ese fue el motivo!! Si ahora no se mantienen firmes en esta cuestión y permiten que sus exsocios de coalición aprueben los Presupuestos de 2025 sin exigir nada a cambio estarían pegándose un tiro en el pie. Pero hay más: no es que Vox quiera que no se acojan más menas, es que Vox está trabajando desde hace semanas en articular fórmulas para que desde esos gobiernos se pueda facilitar el retorno de los menas, lo cual no es fácil porque esas competencias no son autonómicas. Resumen: no es que pretendan que no se acojan más, es que quieren que los están sean retornados inmediatamente a sus países de origen.
En la calle Bambú tienen claro: «No se entendería que apoyáramos los presupuestos a cambio de nada». ¿Por qué? Porque «tenemos menos poder Ejecutivo pero mayor capacidad de presión». Y hay otro argumento más profundo: la cuestión migratoria es una estrategia troncal no sólo de Vox, sino de Patriots, la familia política europea a la que pertenecen, en la que comparten estancia con Marine LePen y Viltor Orbán y de la que es presidente Abascal. De modo que no, no es un farol. Es un órdago en toda regla al Partido Popular, que tiene ahora mismo la pelota en su tejado, aunque la cuestión no se resolverá hoy. La reunión en Canarias entre el Gobierno, el PP y el Ejecutivo autonómico es «un paripé», según confiesa uno de los asistentes. ¿Por qué? Primero porque es preparatoria de la Cumbre de Presidentes del viernes 13, donde éste es uno de los cuatro asuntos a tratar, y segundo porque las posiciones están absolutamente alejadas. Lo que pasa es que nadie quiere levantarse de la silla. Es la batalla del relato.
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