análisis
Tel Aviv no es Waterloo
Sánchez cree que puede hablar a Netanyahu como Otegi o Puigdemont le hablan a él
Artículos escritos por Jorge Navas en ABC
Sánchez no ha ido a Israel por la paz, sino por las fotos y los titulares. Las primeras revelaron que el chaleco le quedaba pequeño y los segundos, que la cita le venía grande. No iba para acercar posturas con una democracia atacada por terroristas: ... el discurso ante su anfitrión israelí fue tan burdo que no dejó al aludido otra que responderle ofendido, ya que ningún presidente de un país serio va a soportar semejante salmodia admonitoria en público, en su propia casa y con cientos de compatriotas asesinados o secuestrados. Sánchez cree que puede hablar a Netanyahu como Otegi o Puigdemont le hablan a él. El precio del numerito para presumir de cantarle las 40 al Gobierno hebreo es una crisis diplomática en el debe de España y de toda la UE, ya que fungía como presidente de ambas.
También cometió la torpeza de atreverse a dar consejos a Israel sobre cómo combatir el terrorismo, presumiendo de una derrota de ETA en la que él no tiene ningún mérito, más bien al contrario. Cualquier israelí, conservador o progresista, se sentirá indignado con esa comparación tan odiosa, ya que en un sólo día —el infausto 7 de octubre— Hamás perpetró un 50% más de asesinatos y el doble de secuestros que ETA aquí en medio siglo. La única asignatura que el presidente español puede impartir a Israel es la de pactar y gobernar con socios como Bildu, liderada por un secuestrador como Otegi. Si no lo hizo fue porque todavía le alcanza para entender que ningún presidente de Israel aceptaría jamás que su Gobierno dependa de los votos de Hamás o de un remedo político surgido de esa organización criminal.
Mientras Sánchez se permitía aleccionar a Israel sobre terrorismo, su partido recordaba a Ernest Lluch sin citar que fue ETA quien lo asesinó. Y ese mismo día Bildu era el único grupo del Parlamento vasco que no condenó la profanación del monolito en memoria de otro socialista como Fernando Buesa. Este presidente convierte todo lo que toca en muros de crispación, ya sea en España, Europa o Israel. Lo único que le importa es la foto y el titular.
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