Análisis
¿Y por qué el PSOE vasco veta a un partido tan «legítimo y progresista» como Bildu?
La única razón por la que Andueza (PSE) dice ahora lo contrario que Sánchez y sus compañeros navarros es que él está en campaña
El líder del Partido Socialista de Euskadi (PSE), Eneko Andueza, repite que no hará lendakari al candidato de Bildu, aunque no sea Otegi. La pregunta ante ese compromiso tan solemne y reiterativo no es si Andueza lo cumplirá o no, para lo cual ... habrá que esperar a la aritmética de las urnas vascas en primavera. Entre otras cosas porque es fácil prometer lo que muy probablemente no tendrá que cumplir si, como parece, el PNV vuelve a ser el más votado, aunque por poco, y le basta con el propio PSE para reeditar el pacto de gobierno que ya mantienen ahora.
La pregunta clave es por qué los socialistas vascos reniegan de apoyar la investidura de un lendakari proetarra cuando el propio PSOE ha convertido a Bildu, ya desde la anterior legislatura, en «socio preferente» del Gobierno de España. ¿Por qué Sánchez puede sentarse con los de Otegi en Madrid para pactar una investidura y Andueza no puede hacer lo propio en Vitoria pero al revés? Más claro: si Bildu es un partido tan «legítimo y progresista» como defiende el PSOE, ¿por qué los socialistas pueden darle sus votos en la capital de Navarra y no en el Gobierno vasco? ¿Lo que vale para Pamplona o La Moncloa no aplica en el País Vasco?
Andueza intenta dar algunas razones, a cual más peculiar, para justificar su postura. La primera, tan de perogrullo como que él aspira a ganar las elecciones, al igual que todos y cada uno de los candidatos que concurren a ellas. El problema es que sólo puede optar a ser tercero: el sondeo del Gobierno vasco -del que su PSE forma parte- le dejaba hace apenas un mes en 11 escaños, muy lejos del PNV (29) y Bildu (25). Las encuestas se equivocan, pero no tanto.
Usa Andueza como coartada las recientes elecciones generales, en las que superó por un 1,2 puntos a los peneuvistas. Él es el primero que sabe que unas generales no son extrapolables a unas autonómicas, como demostraron el 28M y el 23J, y más en una comunidad donde el nacionalismo es hegemónico y la derecha minoritaria. Por esa regla de tres, que sus compañeros de Galicia pierdan toda esperanza, porque el PP arrasó allí en las generales.
Un pronóstico más objetivo sería comparar las opciones del PSE en las próximas autonómicas con las recientes municipales. Pero eso tampoco les interesa a los socialistas vascos, porque volvieron a quedar terceros con la mitad de votos (16,2%) que el PNV (31,7%) y Bildu (29,2%).
La única razón para que Andueza diga lo contrario que su jefe y sus compañeros es que él está en campaña
Andueza maneja un kit básico de generalidades sobre su veto a Bildu: dice que no comparte su «modelo de país», su «manera de gobernar» ni «cuestiones éticas» como que no condene el terrorismo ni pida perdón. El modelo de país y la manera de gobernar de Bildu son exactamente iguales en Pamplona y en Vitoria, por lo que Andueza debe explicar por qué para sus compañeros navarros nada de eso es óbice para dar a Bildu una capital autonómica o la Federación Navarra de Municipios y Concejos.
Sobre las diferencias «éticas», el líder del PSE intenta remedar lo que sostenía su partido hasta no hace mucho. Ahora, después de lo de Pamplona y de que el propio presidente del Gobierno se haya reunido con una condenada por enaltecer a ETA como Mertxe Aizpurua, comprenderá Andueza que un socialista poniendo reparos «éticos» a Bildu es poco creíble. Y lo de condenar el terrorismo -a lo que Bildu se niega, según el razonamiento de Andueza- es algo que los socialistas minimizan con que «ETA ya no existe» cada vez que las víctimas o la derecha lo exigen. Ni siquiera le vale de ejemplo que su partido impida a los de Otegi gobernar en Vitoria, Durango o Guipúzcoa: lo hizo solo porque Sánchez tenía elecciones al mes siguiente y, sobre todo, para no molestar al PNV. Como en Navarra ya no hay elecciones y al PNV también le beneficia, sí le entrega Pamplona a los de Otegi.
Esa táctica del PSE revela que, para muchos socialistas, Bildu no es un partido normal. Andueza lo sabe y por eso intenta sacudirse el estigma de su jefe y sus vecinos navarros. Asegura que la mejor garantía es su «palabra». Justo después su compañera y ministra Isabel Rodríguez le dejó en evidencia al despacharse con que Sánchez -el que dijo 20 veces que no pactaría con Bildu- «siempre cumple su palabra». La única diferencia con su jefe y otros socialistas es que él está en campaña y toca disimular. Si dan los números y Sánchez se lo manda, nada garantiza que Andueza no «cambie de opinión». Como su jefe y sus compañeros navarros.
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