ANÁLISIS
De Flores a Otegi
Si a alguien le parece mal que Vox rebaje realidades como el cambio climático con eufemismos, debería indignarse igual cuando Bildu insiste en calificar de «conflicto político» los asesinatos de ETA
Artículos escritos por Jorge Navas en ABC
La presión social, mediática y política forzó recientemente que el candidato de Vox en la Comunidad Valenciana, el catedrático Carlos Flores, renunciara a ser vicepresidente autonómico porque hace más de dos décadas fue condenado a un año de cárcel por vejaciones y maltrato psicológico a ... su ex mujer. Analicemos si ese listón ético y moral se aplica igual y en justa proporción a todos los políticos. Por ejemplo a Otegi, que aspira a ser no vicepresidente, sino presidente de otra comunidad tras ser condenado no una, sino varias veces y no a un año, sino a más de doce no por vejar, sino por secuestrar y pertenecer a una organización terrorista.
La simple comparación evidencia que los delitos de Otegi son, como mínimo, doce veces más graves que los de Flores. No es una opinión, lo dice el Código Penal. La pregunta es por qué el candidato de Vox tuvo que apartarse mientras brilla por su ausencia no ya una presión mayor, sino incluso similar contra el de Bildu.
La única explicación es que para buena parte de la sociedad vejar a una mujer es más grave que secuestrar y militar en una banda terrorista que asesinó a más de 850 personas. Tampoco les parece mal que un culpable de esos graves delitos pueda presidir una región con 2,2 millones de almas. Hay quien lo justifica con que «si es lo que vota la gente…», como esgrimían los partidarios de Gil para sus desmanes en Marbella. En este caso ni siquiera eso sirve, porque al candidato apartado de Vox le votaron 302.900 personas en mayo, casi 6.000 más que al partido de Otegi ese mismo día en las municipales del País Vasco. Y en las generales de julio Vox multiplicó por nueve los votos de Bildu: tres millones frente a poco más de 333.000.
Tampoco sirve la coartada de que los de Abascal niegan la violencia de género, toda vez que los de Otegi hacen lo mismo con la violencia terrorista y no es peor matar a una mujer por celos que a otra por ser esposa de un guardia civil. Si a alguien le parece mal que Vox rebaje realidades como el cambio climático o la violencia machista con eufemismos, debería indignarse igual o más cuando Bildu insiste en calificar de «conflicto político» los asesinatos de ETA o «presos políticos» a los asesinos etarras. ¿Que Vox cuelga pancartas ofensivas? Otegi las compartía mano a mano con Josu Ternera y abandera manifestaciones a favor de terroristas condenados.
Muchos de los que exigían que se apartara Flores callan y hasta justifican que Otegi, con más antecedentes y menos votos, sea socio preferente del Gobierno y favorito en las elecciones vascas. Así, no es de extrañar que Sánchez se atreva con la amnistía y con lo que haga falta para seguir en La Moncloa. Incluso a que el presidente de España y secretario general del PSOE se siente en persona con la vocera de Otegi, también condenada por enaltecimiento del terrorismo, mientras veta al tercer partido del Parlamento, cuyo líder sufrió a ETA y representa a más de tres millones de españoles.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete