Elecciones catalanas 2024
El independentismo catalán se apropia de la victoria aberzale pero sin garantías de repetirla
Puigdemont pide unidad a Aragonès de cara al 12M y este le reprocha al líder de Junts que no es de fiar
Bildu ya domina las urnas en dos de cada tres municipios vascos
![Pere Aragonès, presidente de la Generalitat de Cataluña, ayer, entregando una rosa a su esposa, con motivo del día de Sant Jordi, en las calles de Barcelona](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/04/23/image_20240423202405-RBUbAY43PgdB9yxegqmZ2RO-1200x840@diario_abc.png)
El 23 de abril se celebra como una fiesta en toda Cataluña pero no es un día festivo. Durante muchos años, Ciudadanos (CS) reivindicaba la Diada de Sant Jordi, el Día de Aragón y Castilla-León, comunidades donde sí celebran San Jorge, ... como la verdadera Diada de Cataluña. Esta vez, a solo tres días del inicio de la campaña electoral del 12 de mayo (12M), la política cortoplacista se impone a la carrera de fondo de las formaciones que se presentan para renovar el Parlamento autonómico catalán. Con el viento de cola salido del País Vasco, sobre todo para las formaciones independentistas, y con la vista puesta en las elecciones europeas del 9 de junio (9J), especialmente, para el PSOE y el PP, Cataluña entra en la recta final de la carrera electoral por controlar la Generalitat.
El nacionalismo catalán siempre ha mirado de reojo al País Vasco. Un espejo a distancia. La misma noche electoral del 21 de abril (21A), los de Oriol Junqueras felicitaron a los de Arnaldo Otegi y desde Junts se enviaron parabienes al Partido Nacionalista Vasco (PNV). La victoria aberzale sin matices la escenificó el mismo Otegi la noche del 21A. A partir de ahora, las políticas de Vitoria deben ser «más aberzales y más soberanistas porque es lo que ha votado la gente», apuntó.
Y ayer, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, recogió el guante: si Bildu tuviera «disposición a colaborar» podría darse un acuerdo amplio, incluyendo al PSE-PSOE, para avanzar hacia un nuevo estatus para el País Vasco, informa Iñaki Arizmendi. En una entrevista radiofónica, Ortuzar se preguntó con qué tipo de Bildu se encontrará: «Si está dispuesto a cooperar, o si será el que dinamitó la ponencia de autogobierno cuando estaba todo muy avanzado».
El propio Ortuzar se respondió: «Ojalá nos encontremos al Bildu de la campaña», con su apuesta de reforma estatutaria, porque con «esos planteamientos el acuerdo va a ser posible, incluso con el PSE». Ortuzar advirtió a Otegi, eso sí, de que el PNV hará política para alinearse con quienes les han votado, «no con Bildu».
Esta disputa vasca por demostrar que se es más independentista o abertzale, en un espacio nacionalista compartido, guarda cierta similitud con la rivalidad entre Junts y ERC que desembocó en el otoño de 2017 en el 'procés', que se inició con la llegada del tripartito a la Generalitat y que todavía agita Cataluña. Cuando dos partidos compiten de tú a tú por un mismo espacio ideológico, casi en igualdad de condiciones y resultados, se acelera la puja por las esencias. Un aspecto a tener en cuenta, como diferencia con Galicia.
Así afrontan la recta final del 12M Pere Aragonès y Carles Puigdemont, que tienen enfocado el retrovisor para controlar a la CUP y Aliança Catalana. El presidente de la Generalitat y candidato a la reelección por ERC propone a Puigdemont un debate cara a cara y el eurodiputado y fugado de la Justicia española, ahora residiendo en el sur de Francia, le pide a aquel unidad de acción a favor de la secesión.
Estas llamadas a la unidad, según Aragonès, como apuntó este martes desde la sede del presidente autonómico, «quizá llegan un poco tarde». En su opinión, que la propuesta de unidad nacionalista se produzca a finales de la precampaña solo es consecuencia de la propia carrera electoral. «Me sorprende que vengan tres días antes de que empiece la campaña. Las necesitábamos durante los últimos tres años, no durante los últimos tres días», reprochó al líder y candidato autonómico de Junts.
«No me fiaría mucho»
Las diferencias entre Junts y ERC traspasan las disparidades ideológicas existentes entre ambas formaciones. En la sede de la calle Calabria, cuartel general de ERC, no olvidan que Junts optó por dejar caer al Govern de Aragonès cuando los consejeros de su partido dimitieron después de que el 'president' fulminara a Jordi Puigneró por falta de confianza y las bases de Junts aprobase la espantada. Desde entonces, octubre de 2022, los de Puigdemont no han dejado de reclamar unas elecciones anticipadas o una moción de confianza.
«Si antes actuaban de una manera y ahora cambian de opinión, nadie nos asegura que tras el 12 de mayo no vuelvan a hacerlo. No me fiaría mucho de estas llamadas de última hora a la unidad«, dejó caer Aragonès este martes.
Por su parte, Puigdemont reivindicó, aprovechando también la cita de Sant Jordi, que el movimiento secesionista trabaje conjunto y no se divida más en luchas internas para poder trabajar frente a las «alarmas» lingüísticas, sanitarias, sociales... «Las ganas de desmovilizar, de derrotarnos, de los unos y los otros, de los que mandan en Madrid y de los que han tenido responsabilidades en casa, explican que nadie haya atendido estas alarmas«, apuntó en clave netamente electoral.
En cualquier caso, la disputa entre ERC y Junts puede que sea, otra vez más, por el segundo lugar. Desde el experimento de Junts pel Sí, en 2015, que unió a CiU y ERC en una sola papeleta electoral, los independentistas no ganan unas elecciones. En 2017 fueron Inés Arrimadas y CS los que obtuvieron el respaldo mayoritario de la población catalana; y en 2021, Salvador Illa y el PSC. Ahora, según las encuestas, volverán a ser los socialistas los más votados.
Las últimas encuestas, publicadas ayer por 40db y Gesop para los periódicos del grupo Prisa y Prensa Ibérica, coincidieron en situar al PSC como aspirante a ganar las elecciones. Los de Illa se harían con 38/39 escaños. Ahora tienen 33. Puigdemont estaría en 33, uno más de los que obtuvo Junts hace cuatro años y subiendo respecto a anteriores sondeos. ERC, por su parte, se quedaría entre los 27 y los 29. Menos de los 32 actuales.
Pero la clave para que el espejo vasco se vea reflejado en Barcelona está en la suma de los partidos independentistas. Según las encuestas, Junts, ERC, la CUP y Aliança Catalana –el partido que lidera Sílvia Orriols– estaría alrededor de los 68 escaños (de 135). La mayoría absoluta justa.
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