Illa no se someterá a la investidura sin el apoyo garantizado de ERC
Desde el PSC ven a los republicanos «instalados en la política infantil»
ERC aplaza la decisión sobre su entrada en el gobierno de Barcelona junto al PSC
Un Salvador Illa más pesimista desde la tarde del lunes tiene decidido no acudir a la investidura si no cuenta con el apoyo de los republicanos. El primer secretario de los socialistas catalanes no tira aún la toalla, pero asistió con estupor a ... la decisión de Esquerra de votar a Josep Rull (Junts) como presidente del Parlament. Illa no da por agotadas sus posibilidades, pero recela del modo de conducirse de ERC, ahora en manos de Marta Rovira. El Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) ve a los republicanos «instalados en la política infantil» y considera que en los años que la actual líder de Esquerra lleva fuera de España «ha perdido el pulso de lo que pasa» en esta comunidad.
Por su parte, ERC continúa en la lenta digestión de su debacle electoral de hace un mes: «Estamos hartos de que todo el mundo nos diga lo que tenemos que hacer», expresan fuentes relevantes del partido, sin ocultar la desorientación y el despecho. En esta línea, señalan que votar a Rull fue «un aviso a la arrogancia de Salvador Illa, que hasta la semana pasada decía que el pacto con nosotros caería como fruta madura».
Estas mismas fuentes sostienen que «ahora la pelota está en el tejado de los socialistas. Que se mojen y nos ofrezcan un modelo de financiación singular para Cataluña». Este «modelo singular», de cumplimiento difícilmente comprobable antes de la investidura, acabaría consistiendo en la condonación de toda la deuda pública de la Generalitat.
Los socialistas ven un margen prudente para la negociación: «Hay un tramo de esta deuda, 15.000 millones, que ya está en marcha y podemos considerar ampliarlo». La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se abrió ayer a condonar la deuda de Cataluña y de otras comunidades: «El Gobierno tendrá que abordar todo el puzzle».
En manos de Junts
A pesar del principio de sintonía en la cuestión que los republicanos han establecido como clave en la negociación, la estrategia de Rull de llamar primero a Illa para la investidura incomoda a Esquerra porque la deja sin la coartada de haber votado antes la investidura de Puigdemont para evidenciar que el prófugo no dispone de los apoyos necesarios para ser presidente.
El sector moderado del partido dice estar «subiendo el precio de la negociación porque, si empezamos diciendo que el pacto es inevitable, no tendremos ningún poder de intimidación ni de obtener nada consignable». Sin embargo, desde sectores más radicales y que representan a Rovira, el rechazo a Illa es absoluto, se atribuye el retroceso electoral tanto de convergentes como de republicanos a la falta de tensión independentista e incluso se especula con reeditar la candidatura unitaria de 2015, entonces bajo el nombre de Junts pel Sí, a pesar de que aquella sembró la discordia entre ambas formaciones, que en la anterior legislatura fueron igualmente incapaces de gobernar unidas la Generalitat y Junts acabó abandonando el Govern.
ERC, sumida en una crisis sobre todo emocional y con una líder provisional que ha basado su trayectoria política en la exaltación visceral, emite señales poco basadas en la racionalidad. La división entre los partidarios de Oriol Junqueras y los de Marta Rovira ha llegado al extremo de que este miércoles, en una entrevista en Catalunya Ràdio, el ya expresidente del partido aseguró que no fue informado sobre la reunión entre Rovira y Puigdemont para pactar el voto favorable de su partido a Josep Rull como nuevo presidente del Parlamento catalán.
El mismo día, la sección local de ERC en la ciudad de Lérida rechazó un pacto con el PSC y defendió nuevas elecciones: «No tenemos miedo a las urnas», aseguró en su comunicado, pese a no tener presidente ni candidato y haber perdido 13 escaños en las últimas elecciones autonómicas y 373.000 votos (de 727.000) en las europeas del pasado domingo.
Aplazan la consulta de Barcelona
Este mismo jueves por la tarde, los republicanos aplazaron la consulta interna sobre su entrada en el Gobierno local de Barcelona del socialista Jaume Collboni. El motivo esgrimido por Esquerra fue que se desbordó el aforo en el lugar donde iba a llevarse a cabo la votación de sus militantes en la capital catalana. Portavoces de ERC aseguraron que la consulta se realizará más adelante para que la comisión organizadora busque «un nuevo emplazamiento que garantice el derecho a la participación de la militancia».
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