Las 36 horas frenéticas en las que Vox cocinó la ruptura con el PP: «No podría salir a la calle si no se rompen los acuerdos»
Cuando Feijóo confirmó la llegada de menas a las CCAA del PP, la dirección de Vox entendió que no había vuelta atrás
La dirección de Vox, cuestionada internamente por primera vez
El WhatsApp que mandó Vox: «La dimisión se formalizará antes de las 22.00 horas para que el PP no tenga margen»
Han pasado más de 48 horas desde que Vox oficializó su salida de los gobiernos regionales que compartía con el Partido Popular y la sensación en buena parte de los militantes y los cargos dimitidos sigue siendo de estupor. Y eso que la ... dirección nacional, la misma que tomó de manera unilateral la decisión, se ha cansado de intentar explicarla por activa y por pasiva, aunque sin éxito a tenor de las fuentes consultadas.
La ruptura de Vox se materializó en 36 horas frenéticas (aunque en realidad venía rumiándose mucho antes). Un día y medio de llamadas y reuniones en las que hubo muchas voces discrepantes. Lo nunca visto antes en un partido acostumbrado a acatar todo lo que venía de la sede del partido, en la calle Bambú. La intervención de Alberto Núñez Feijóo en Ermua, a donde se había desplazado para rendir homenaje a Miguel Ángel Blanco, sirvió de excusa a la cúpula de Vox para poner en marcha su plan. «Vamos a ser solidarios y coherentes con nuestra política de acogida al menor y vamos a ocupar toda la capacidad instalada en los centros de menores en las comunidades autónomas, incluso algunas de ellas la van a rebasar», señaló el gallego. Palabras que no tardaron en viajar hasta Madrid, donde la cúpula nacional de Vox puso en marcha su maquinaria.
Hasta ese momento, la amenaza que los derechistas habían venido lanzando contra el PP a colación de los menores inmigrantes no se había tomado en serio entre los barones populares. Varios de ellos, incluso, habían ironizado con esa posibilidad, que dejó de serlo para tornarse en realidad antes de la reunión sectorial celebrada en Canarias el pasado miércoles, el mismo día en el que Feijóo se había plantado ante Vox al anunciar las intenciones de las comunidades del PP.
Esa tarde, la dirección del partido se reunió en torno a la figura de Santiago Abascal para preparar la respuesta a la reunión de los consejeros autonómicos con el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, y la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego. Conocidas las intenciones del Partido Popular, el comunicado apenas tardó en publicarse unos minutos tras el final del cónclave. En el mismo, Vox daba por rotos los pactos regionales -asumidos hace un año en Extremadura, Aragón, Región de Murcia y Comunidad Valenciana; y hace dos en Castilla y León-, señalando a Feijóo como principal culpable.
El órdago iba en serio, aunque en Génova aún había cierta esperanza. «Coherencia o repliegue», decía un diputado de alto rango en el PP a la mañana siguiente, en la que el Pleno del Congreso para debatir la ley del Poder Judicial quedó en un segundo plano. Los escaños vacíos en la zona noble de ambas formaciones denotaban que algo gordo se estaba cocinando. En ese momento, la dirección de Vox explicaba a sus consejeros las razones por las que no había otro remedio que romper con el PP y dejarles en el paro.
Una oposición dura
La explicación la lideró Ignacio Garriga, secretario general, que la encuadró en una estrategia más global para alcanzar el liderazgo de la derecha. Las caras de estupor se reprodujeron en las ventanitas ocupadas por los dirigentes autonómicos, que no terminaban de entender por qué debían abandonar unos proyectos que estaban siendo alabados por la dirección para relanzarse.
El trasfondo, que no salió a colación en la reunión, hay que buscarlo en la deriva del partido en los últimos procesos electorales, sobre todo el de las europeas, donde pudo comprobarse la pérdida de apoyo en esas cinco comunidades compartidas con el PP, donde los populares sí subieron respecto a las generales. Además, el factor Alvise, que ha provocado cierta incertidumbre en Bambú. Todo esto obligaba a endurecer el discurso y nada mejor que la inmigración como excusa para dar un golpe sobre la mesa.
Acabada la reunión, la atención volvió a centrarse en los pasillos del Congreso, donde un diputado muy cercano a la dirección de Vox resumía sus intenciones horas antes de que se celebrase el Comité Ejecutivo Nacional, que debía tomar la decisión de divorciarse del PP en las autonomías de manera oficial. «No podría salir a la calle mañana si no se rompen los pactos», señalaba ese diputado, refiriéndose a Abascal, que por entonces ya tenía clara su posición y la había transmitido tanto en público como en privado.
Los propios vicepresidentes empezaron a deslizar a los barones del PP sus intenciones. La buena relación forjada entre ellos durante estos meses de Gobierno alentaba esa mínima lealtad que propició que los populares pudieran ponerse a trabajar en el plan alternativo previo al anuncio oficial de ruptura que Bambú hizo esa misma noche, sellando un periplo de 36 horas que tuvo en la mañana del viernes un epílogo inesperado para ellos, tras conocerse la rebeldía de cuatro de sus consejeros, que se negaron a dimitir a pesar de las órdenes de la dirección. Una pequeña grieta que aflora el malestar interno con una decisión que no se entiende.
Tampoco en el PP, donde ven este episodio como un salvavidas para Pedro Sánchez justo en la semana en la que la corrupción debía haber llenado los titulares de la prensa. Tras sofocar la crisis en tiempo récord, en Génova esperan que se recrudezca la oposición de Vox. Sobre todo en las próximas semanas. Un intento por recuperar los mensajes más duros con un doble objetivo: resituar al partido entre el electorado y atraer a los desencantados que optaron por la plataforma de Alvise en las últimas elecciones europeas. La intervención de Santiago Abascal este miércoles durante la comparecencia de Sánchez en el Congreso será la primera ocasión para comprobar si los dardos de Vox apuntan más al presidente del Gobierno o al líder de la oposición.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete