Un helicóptero para tierra, mar y aire

El primer lote de pedidos a Airbus fue de un total de 22 aeronaves. Quince de ellas fueron a la base del Ejército de Tierra de Agoncillo, en La Rioja, para incorporarse al Batallón de Helicópteros de Maniobra III (Bhelma III), y otras seis al Ala 48 del Ejército del Aire en Cuatro Vientos (Madrid). El último aparato fue puesto de nuevo en manos de Airbus para ser usado como máquina de pruebas de los nuevos prototipos que se van desarrollando.

Tras el éxito se hizo un nuevo pedido de otros 23 NH90. El primero llegó al Ejército del Aire la pasada semana y las entregas se sucederán durante los próximos años hasta 2028. La principal novedad será la llegada a la Armada de la versión naval «próximamente». En total, serán seis nuevos aparatos para la Fuerza Aérea, diez más para el Ejército de Tierra y siete para la Armada. Un modelo de cada uno de los ejércitos fue exhibido por primera vez en la factoría de Airbus en Albacete.

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Los de la rama terrestre y aérea son las versiones Standard 3, una configuración mejorada de la versión actual con la equipación más modera para la guerra electrónica y el campo de batalla. «Por ejemplo, sería capaz de detectar un misil lanzado hacia el helicóptero y evitar su impacto con medidas específicas como el calor y los infrarrojos», explicó Fernando Lombo, consejero delegado de Airbus Helicopters en España. Los aparatos que se incorporarán próximamente a la Flotilla de Aeronaves de la Armada, en Rota, serán del modelo MSPT, unas aeronaves «especiales» llamadas a sumir funciones específicas desde el mar. Para ello tienen entre sus particularidades un tren de aterrizaje reforzado que les permite embarcar en los buques de la Armada o el plegado de palas automático para facilitar su entrada en los hangares.

Siguiendo la tradición militar, los aparatos han sido bautizados con el nombre de animales: Sarrio, el rebeco pirenaico que se sitúa en la élite de la escalada del mundo animal, para el Ejército de Tierra; Lobos en el Ejército del Aire; y Sables, el extinto felino que atacaba por sorpresa y en la oscuridad, para la Armada.

«Tiene arquitectura OTAN, baja detectabilidad, un diseño de cabina funcional, está fabricado íntegramente en fibra de carbono y tiene mandos de vuelo electrónicos, algo común en cazas de combate pero excepcional en este caso», repasaba Lombo desde las instalaciones de Albacete, en las que trabajan más de 1.000 personas. En esta ciudad manchega se fabrican las partes traseras de todos los helicópteros que Airbus distribuye por todo el mundo, además del fuselaje central y ensamblaje del NH90. «España no entró desde el principio en el programa pero estamos recuperándonos a gran velocidad», celebró. El próximo hito sería la fabricación de la versión antisubmarina, en la que Airbus ya trabaja con un presupuesto de diez millones de euros aprobado por el Ministerio de Defensa para proyectos de I+D con los requerimientos que realizó la Armada.

El NH90 ha tenido ya oportunidad de demostrar sus capacidades sobre el terreno. Lo hizo en Malí, en la misión de la Unión Europea que fue cerrada en mayo de este año, y también más recientemente en España para ayudar a paliar las consecuencias provocadas por la dana que a finales del mes de octubre asoló decenas de municipios de la Comunidad Valenciana y también de Albacete. «Las máquinas respondieron muy bien, fuimos con muchas ganas y fue una misión muy intensa. Por un lado fue triste porque ha sido una tragedia pero también gratificante para nosotros y un orgullo poder realizar una misión en nuestra casa», recuerda la comandante Cristina Pampliega, del Ala 48 del Ejército del Aire.

En la Armada aún esperan para poder manejar su primer aparato, pero están ya inmersos en un «intenso» adiestramiento de pilotos y personal técnico, explicaba ante su futura aeronave el capitán de fragata Javier Moreno, jefe de escuadrilla del NH90 en la Decimocuarta Escuadrilla de la Flotilla de Aeronaves (Floan).