Hazte premium Hazte premium

Ursula Von der Leyen, de la moqueta europea al rural gallego

La presidenta de la Comisión Europea vio cortar el pulpo y se dio un baña de masas en la romería-mitin de O Pino (La Coruña), que reunió a más de 4.000 personas

Von der Leyen, Feijóo y la preceptiva foto con el pulpo efe
Pablo Pazos

Pablo Pazos

O PINO (SANTIAGO)

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Si lo que vio al salir del coche supuso para ella un pequeño 'shock', Ursula von der Leyen supo disimular y no exteriorizar sus sentimientos. La presidenta de la Comisión Europea vivió este sábado algo parecido a lo que debió de experimentar en 2019 Pablo Casado, entonces presidente del PP, cuando llegó al área recreativa de la Magdalena, en O Pino (La Coruña). Una repentina e intensa inmersión en el rural gallego. Que no es cualquier cosa. Miembros de su equipo comentaban que la política germana estaba deseosa de participar en la romería-mitin, que le gustaban este tipo de eventos. Pero admitían que algo así no se veía en Alemania. Casado, al menos, podía tener alguna referencia de otras zonas no urbanas de España. Aunque O Pino es O Pino.

Von der Leyen arrancó la jornada en Santiago. Se vio con el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, durante unos quince minutos. Fue en el Hostal dos Reis Católicos, donde mantuvieron un encuentro informal, aprovechando la cita que había concertado Feijóo con la dirigente comunitaria. Los tres se fueron después a visitar la Catedral, antes de desplazarse a O Pino.

A unos 20 minutos en coche de allí, a las 12, una hora antes de que debiera dar comienzo el almuerzo-mitin, en los accesos al área recreativa de la Magdalena ya estaban aparcados una docena de autobuses, y asistentes de múltiples puntos de la Comunidad mataban el rato, a la espera de los protagonistas –los políticos y el menú, 30 euros por cabeza: empanada, pulpo y carne 'ao caldeiro'; más bebidas, tarta de almendrá y café–.

Mucha tercera edad, familias con niños pequeños también. «¿Vamos a ver la iglesia?», preguntaba una señora a su grupo. Los más habían ganado la barra y ya se trasegaba alguna que otra cerveza. Aquí, un puesto de helados. A unos metros, otro de churros. Rosquillas de San Benito. Las cerezas, a 10 euros el kilo, espantaban a muchos. A precio de «cubata», no, se alejaba una clienta frustrada. «Sin cámara ni nada», se defendía el vendedor. Unos señores eran 'invitados' a buscar otro asiento que no fuera el podio donde se ubicaba el atril. Vendedores de la ONCE pululaban con sus cupones.

De la moqueta a la hierba

Difícilmente se habrá visto en otra igual Von der Leyen, que cambió la moqueta de las instituciones europeas por la hierba y los robles del entorno donde los populares vienen celebrando esta romería, en un concello enclavado en la comarca de Arzúa, desde hace años, con la única interrupción de la pandemia. Pero la presidenta de la CE lo encajó todo con una sonrisa. Incluso invertir 10 minutos en llegar del coche al posado para los fotógrafos. Sonrisa y paciencia para corresponder a los saludos y las peticiones de fotos. «Buenas tardes, Galicia», comenzó en español, y se ganó una ración de vítores.

Foto de familia, cerveza en mano EFE

«Welcome to Coruña», le había dedicado minutos antes Diego Calvo, presidente del PP en la provincia. «Welcome to Galicia», casi replicó después Rueda, aunque el presidente de la Xunta se animó más con el inglés y se fajó unos cuantos minutos, antes de pasar al gallego. Rueda le agradeció a Von der Leyen «share with us a typical galician festival, we call it romeria; and we are going to eat octopuss, listening to the pipes (sic) and enjoy very much [compartir con nosotros una fiesta típica gallega, la llamamos romería; y vamos a comer pulpo, escuchar las gaitas y disfrutar mucho]. El resto del tiempo, Esteban González Pons le iba traduciendo al oído.

Antes de saborear el pulpo, pero sin gaitas -por megafonía, el himno del PP para las europeas y hasta reguetón-, Von der Leyen habló del Camino; de los agricultores, «los primeros en levantarse por las mañanas»; de los hombres y mujeres que se dedican a la pesca; hasta se atrevió, y se lo reconoció el público, a citar enclaves gallegos como O Barqueiro, Rinlo y Redes.

Von der Leyen, tras ser obsequiada con un churro p. pazos

Acabado su discurso, todavía se demoró la apertura de las carpas donde se ubicó a los comensales, pasadas la tres de la tarde. Horario español, pero en absoluto europeo. Sin poner una pega, Von der Leyen se hizo cuantas fotografías se le pidieron. Accedió a ser obsequiada con un churro, que cedió disimuladamente. Vio cortar el pulpo in situ, recién sacado de la olla, con unas tijeras, aunque prefirió comerlo sentada a la mesa. Feijóo, Rueda y otros, en cambio, no perdonaron el primer aperitivo.

A las 15.40, Von der Leyen se fue, antes de que llegara la carne. La comida seguía. Para ser su primera vez en el rural gallego, nadie le pondría un pero a su paciencia e implicación.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación