Rueda asegura que la implantación de la planta de Altri la marcarán los técnicos, «digan lo que digan»

El presidente de la Xunta ratifica que «jamás» se dará luz verde a un proyecto que no cumpla «escrupulosamente» con todos los requisitos ambientales

Alfonso Rueda, en una sesión de control en el Parlamento, en imagen de archivo ABC

Pablo Pazos

SANTIAGO

«Vamos a escuchar a los técnicos (…). Digan lo que digan». Alfonso Rueda quiso enviar este miércoles un «mensaje de tranquilidad a los gallegos» sobre el proyecto de Altri en Palas de Rei, un día más protagonista de la refriega política, en esta ocasión en el pleno del Parlamento. Cortesía de Ana Pontón, que de forma nada casual ha vuelto a llevar a la sesión de control su denuncia contra la «bomba ambiental en el corazón de Galicia» tres días después de la manifestación en la que su partido, el BNG, tuvo una participación muy destacada.

En San Caetano, Rueda el primero, saben que Pontón y su partido no van a 'soltar el hueso' y seguirán azuzando la contestación social al proyecto, especialmente en la comarca de Ulloa. Por más que no haya una decisión tomada ni se espere para antes del primer trimestre de 2025. El propio presidente asume -lo dijo el lunes- que hay vecinos que, «de buena fe», están genuinamente preocupados por su entorno y sus actividades. Por lo que pueda afectarles el proyecto GAMA de Altri. Otro tema es cómo se orquesta esto con fines políticos. Qué rédito le busca sacar el BNG cuando lo utiliza como ariete, agitando, de paso, el miedo a un cataclismo ambiental.

«Tenga la humildad de escuchar lo que dijeron miles de gallegos el pasado domingo. Dijeron 'Altri no' porque del río Ulla a la ría de Arousa todo es agua y aire, que son vida. No convierta esa vida en destrucción. Rectifique, señor Rueda», es una de las arengas que lanzó desde su escaño la líder del Bloque.

Rueda la acusó de haber convertido el proyecto de la pastera lusa en una «cuestión política» para «hacer demagogia, como siempre hacen», como respuesta a su derrota en las elecciones del 18 de febrero. «Necesitaban una bandera», apostilló. El presidente de la Xunta conminó a la portavoz nacionalista, ya no a que le «crea» a él, sino a los técnicos, en lugar de estar «demonizando» su trabajo, anteponiendo sus «intereses políticos». «Digan lo que digan» los expertos en un «análisis objetivo» de la documentación aportada por Altri en la solicitud de autorización ambiental del gobierno gallego.

Pontón, afeó Rueda, «habla con alegría de datos físico-químicos y ocupación» de parcelas, algo a lo que él «no» se «atrevería. «No soy técnico, pero tengo técnicos en los que confío, digan lo que digan», terció el mandatario. Que aprovechó su intervención en el Pazo do Hórreo para calmar las aguas -las de la opinión pública, no las del Ulla-: «La Xunta jamás autorizará nada que no cumpla escrupulosamente con todos los criterios [ambientales]». Eso sí, al mismo tiempo, «jamás permitirá que el futuro industrial de Galicia, las familias y la gente que quiere empleo de calidad» lo dictaminen «el BNG y sus asociaciones satélites». «Ejerceremos nuestras responsabilidades, y no le fallaremos a Galicia», cerró Rueda.

Pontón salió con el recurso de comparar fotografías y manifestaciones. Ambas el domingo: la de Palas contra Altri y la de Madrid contra la amnistía. En una estuvo ella, en la otra, Rueda. «Dime con quién te manifiestas y te diré que intereses defiendes», espetó la líder frentista, antes de instar al presidente a que «deje de hacer de comercial de Altri»; una denominación que repitió, y que huele a que será otra expresión recurrente. «Da vergüenza ajena ver al presidente de Galicia haciendo de comercial de una multinacional portugesa, que quiere colarnos una macrocelulosa contaminante».

Carrusel de las consabidas acusaciones («mintieron, engañaron, ocultaron», le van a «quitar a la gente del rural su medio de vida» y «convertir el monte en polvorín, con más eucalipto»); datos de esos que Rueda le volvió a acusar de manipular (los 27 grados de vertido al Ulla, por ejemplo); y alguna idea nueva en su formulación, como el atribuir un coste de medio millón de euros a cada futuro puesto de trabajo (si la firma portuguesa obtiene los solicitados 250 millones, en fondos europeos, y se generan 500 empleos).

«Este proyecto es indefendible. Por favor, rectifique. No escuche al BNG; ya sabemos cuál es su soberbia. Pero tenga un poquito de humildad y escuche lo que dijeron miles de personas [el domingo]. Sus vidas están antes que los intereses de una multinacional», mitineó en el cierre Pontón.Rueda contraatacó a las fotos de las manifestaciones con las que Pontón se cuida mucho de hacrse con Bildu, lo que le sirvió para recordarle su alianza en las elecciones europeas (más ERC) y acusar a los nacionalsitas de «demagogia» e «incoherencia». El titular de la Xunta eludió bajar a datos concretos y se centró en cargar contra las incongruencias del Bloque: desde la carta del exalcalde de Ribadeo ofreciéndose a Altri al apoyo de los nacionalistas al proyecto en O Hórreo, en PNL y comisión. Luis Bará negaba con el dedo índice: el Bloque, repitió Pontón argumentario, no sabía entonces la auténtica cara del proyecto. No se sabía nada de la celulosa. Pontón acusó a los populares de mentir y Rueda a Pontón de otro tanto: «Está tan entrenada en tergiversar demagógicamente los datos, por ejemplo de sanidad, que llega aquí y le sale bordado». Cruce de reproches, diálogo de besugos.

Rueda explotó con insistencia el flanco que catalogó de «doble vara de medir» y «falta de rigor» en las filas nacionalistas. Y dibujó a una Pontón que, o ejerce su cargo desde el desconocimiento, o cambia de opinión si es necesario, algo que está «muy de moda» -obvia referencia a Pedro Sánchez-. El mandatario machacó la idea de que el Bloque pivotó y giró 180 grados a partir del 18F. Y que al pasar de apoyar con «entusiasmo» a oponerse frontalmente, de forma «furibunda», a la fabrica de Palas, el BNG revela su falta de credibilidad. «En el fondo se lo agradecemos, conocemos un poco más al BNG y, sobre todo, la conocemos cada vez mejor a usted», zanjó Rueda.

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