Rueda acusa a Pontón de usar con Altri el mismo discurso que con Alcoa: «La historia se repite»
El presidente recordó que los nacionalistas rechazaban la planta que ahora defienden «a toda costa», igual que antes apoyaban el proyecto de Palas de Rei
![Ana Pontón durante la sesión de control](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/12/18/WhatsAppImage2024-12-18at10.55.36-Ryq8fmnOmhfnxo7h6XZ5eCN-1200x840@diario_abc.jpeg)
La planta que Altri planea instalar en el municipio lucense de Palas de Rei fue la protagonista de la última sesión de control del año. Una jornada en la que la portavoz nacional del Bloque, Ana Pontón, acusó al presidente, Alfonso Rueda, de «engañar» deliberadamente ... a los diputados de la Cámara, y de «ocultar» el proyecto hasta después de la elecciones autonómicas, en las que revalidó el puesto con mayoría absoluta. Por su parte, el presidente le recordó que su partido votó a favor de la planta en el Parlamento, un proyecto que, además, reclamaban para su concello alcaldes del BNG y del PSdeG. Y, devolviendo la acusación, arremetió contra los nacionalistas por «repetir» la «misma película» que con la planta de Alcoa, de la que ahora son «los primeros defensores».
«Su Gobierno solo le ofrece a Galicia el expolio contaminante de la macrominería y de la megacelulosa que nadie quiere. ¿De verdad piensa que el futuro industrial pasa por llenar el país de eucalipto, señor Rueda?», cuestionó al presidente. Pregunta que, aseveró la diputada frentista, ya obtuvo respuesta el pasado domingo en la manifestación «histórica» que el pasado domingo congregó a miles de personas en Santiago «que dijeron bien alto y claro que 'Altri non!'». «Galicia dice basta de expolio, basta de destrucción de nuestro territorio, de poner los intereses de Altri por encima de sus vidas. Usted cometió un engaño masivo, le mintió al Parlamento y a la ciudadanía porque sabía perfectamente que era una bomba ambiental, por eso ocultó el proyecto hasta después de las elecciones. Pero ahora ya no engaña a nadie, ya sabemos que es una macrocelulosa que pone en riesgo el medio ambiente y ocho mil empleos» desde la comarca de A Ulloa hasta la Ría de Arousa.
Un argumento que la nacionalista quiso reforzar visualmente, con productos autóctonos como el yogur, el queso ecológico, la cosmética gallega o «las cuatro mil familias que viven directamente de la ría de Arousa que podemos simbolizar con esta lata de mejillón». Uno tras otro, los fue colocando enfrente suya. «Todo esto y mucho más es lo que quiere poner en riesgo para beneficiar a Altri», de quien, dijo, Rueda es «comercial». «Recuerde lo que le voy a decir, la ciudadanía de este país no le va a perdonas que ponga a Altri por encima de sus vidas. No lo olvide, la ciudadanía de este país no le va perdonar su deslealtad», aseguró, instándole a «rectificar» en su decisión.
Una petición que, dijo el presidente, a él no le compete, como si la implantación de un proyecto multimillonario dependiese de «un capricho». «Cuando acabe esta legislatura llevará 25 años de diputada sin haber ejercido jamás un minuto de gobierno, y se le nota mucho [...] que no sabe como funciona una administración seria», criticó de la líder de la oposición, cuyo concepto de «democracia» dijo encontrar «preocupante». «Así funcionan las democracias que ustedes admiran, como Rusia o Venezuela, pero aquí no funciona así. [...] Aquí los técnicos tienen la última palabra», reiteró, asegurando que el proyecto no saldrá adelante si no tiene su beneplácito.
Y como ya había hecho el lunes, arremetió contra la posición del Bloque con respecto a la planta antes y después de las elecciones autonómicas del pasado febrero. La diferencia, acusó, es que si «llegasen a gobernar» después del 18F, serían los primeros en «presumir de un proyecto revolucionario». Y como muestra de ello, recordó que Fernando Suárez Barcia, alcalde de Ribadeo, había dicho del proyecto que «se abría una gran oportunidad a través de una iniciativa inteligente para dar valor a esa gran masa forestal que tenemos en la comarca», pidiendo que Altri se instalase allí. Y lo mismo con Daniel Castro, diputado nacionalista, que votó por su implantación en Lugo. Además, recordó que el parlamento aprobó por unanimidad en 2022 la iniciativa de fibras textiles, que ya se sabía que impulsaría Altri, pidiendo que de forma preferente se instalase en A Mariña e instando al Gobierno a establecer líneas de apoyo para la inversión a través de los fondos Next Generation. Pero los nacionalistas no eran los únicos que querían este proyecto. Cuando la empresa optó finalmente por Palas por su situación estratégica en el centro de la Comunidad y cercana a una fuente de agua dulce, los socialistas de A Mariña mostraron su indignación al respecto. La fiabilidad de Pontón, dijo, es del tamaño de los pelets que, a principio de año, la oposición vendió -convenientemente antes de las elecciones- como el «mayor desastre natural de la historia de Galicia», «irrecuperable», una segunda marea negra.
Ya en la réplica, la nacionalista criticó que el mandatario hablase de «credibilidad»« cuando »primero se dijo que [Altri] era una biofábrica« pero después vieron que »era una macrocelulosa contaminante, porque le mintieron al Parlamento y a la ciudadanía«. Y también con los empleos, continuó, anunciando primero que serían 2.500, cifra que »después rebajaron a 500«, pero que un »los técnicos del Consello da Cultura« dicen que serán 280. »Todo esto para poner en riesgo 8.000 empleos en la comarca da Ulloa«, denunció. »Y por encima quiere darle 250 millones de euros públicos«, algo que tachó de »disparate«: »Cada supuesto empleo de Altri nos costaría un millón de euros, son los empleos más caros de la historia«. Para ella, el problema es que la Xunta de Rueda no es capaz »de atraer proyectos que sean medioambientalmente sostenibles, de vanguardia, ni si quiera son capaces de ver el potencial que hay en este país«. Y para concluir, aseguró al mandatario que no le permitirán »hipotecar el futuro« de Galicia, ni que sea un »lugar en el que las multinacionales hacen negocio mientras nos dejan la destrucción de nuestro territorio«.
Un discurso que, dijo Rueda, es «difícil tomar en serio» porque es el mismo «que hicieron hace años cuando se iba a instalar Alcoa, y ahora son los primeros defensores de que se quede a toda costa». «La historia se repite», aseguró, arremetiendo contra «las fronteras artificiales» con las que los nacionalistas deciden quien puede y quien no puede entrar: «No le gustan los turistas, no le gustan los inversores, no les gustan los proyectos...». Una suerte de «querer que todo vaya mal» porque si va bien, «no tienen ninguna posibilidad». Un «partido catastrofista», que, acusó, incurre en «vicios» después de tanto tiempo en la oposición, con una líder que «busca hacer ruido» después de perder las elecciones. A ella, le dijo entender que «tiene un problema de carácter partidista», evidenciado en la última Asamblea Nacional, pero le pidió que en «un ejercicio de generosidad» piense en Galicia y en que «hay oportunidades que no podemos perder». «Si las cosas van para adelante porque están bien, habrá que permitirlas. La gente quiere trabajar aquí», dijo, frente a un BNG «excluyente, al que solo le gusta lo que le conviene, que quiere una tierra de emigrantes.
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