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Puente, «ocho apellidos gallegos impares», da la bienvenida a 'su' tierra al «primer mundo» de las infraestructuras

El ministro riega de anuncios sobre AVE y Corredor Atlántico su viaje en Talgo 106 y visita a María Pita, pero sin mención alguna a los respectivos retrasos

Óscar Puente aprovecha la toma de posesión de Alfonso Rueda para hacer propaganda de Transportes

El ministro Óscar Puente saluda al presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, a su llegada este jueves a Santiago de Compostela EFE
Pablo Pazos

Pablo Pazos

La Coruña

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«Somos el primer país del mundo en materia de infraestructuras. Y Galicia se incorpora ya ese primer mundo [de las infraestructuras] de pleno derecho». El ministro de Transportes, Óscar Puente, ha dimensionado así este jueves, desde el ayuntamiento de La Coruña, el simulacro de viaje desde Madrid a bordo de un tren S106 de Talgo. Los famosos trenes Avril que comenzarán a operar el próximo día 21, tras años de demora, indispensables para que la Alta Velocidad no muera al llegar a Orense desde la Meseta, o tenga que esperar a alcanzar la ciudad de As Burgas para activarse -por su capacidad para adaptarse a distintos anchos de vía-.

Siempre hay alguna perla verbal cuando acude un ministro del ramo a Galicia a presumir de avances. Véase la tierra «aislada y brumosa» de la que habló su predecesora en el cargo, Raquel Sánchez. Puente había compartido en la toma de posesión de Alfonso Rueda que el 50% de su ADN es gallego, y por eso el acto en San Domingos de Bonaval resultaba especial para él. Hoy ha retomado ese relato compartiendo que ese carácter galaico es «puro, puro», «ocho apellidos gallegos». De inmediato, ha acotado que «a partir del primero», son «los impares». Y ha añadido que ha sido aquí donde pasó los «mejores veranos de mi vida». «Venir a Galicia siempre es un placer».

Dejando a un lado este preámbulo de índole personal, Puente se ha mostrado por, parafraseando lo dicho minutos antes por la alcaldesa Inés Rey, «tender puentes». El trayecto que compartió con Rueda entre Santiago y La Coruña debió de resultar balsámico, porque auguró, mitad deseo, mitad recado, que «nos vamos a llevar estupendamente» y «trabajar codo con codo», y «trataremos de pelearnos lo menos posible». El presidente de la Xunta y él los primeros, dijo. Pero también los alcaldes. «Ojalá podamos venir mucho a Galicia, y celebrar cosas como la de hoy; igual no tan gigantescas», no escatimó la hipérbole el titular de Transportes, «encantado» de estar en 'su' tierra, «a disposición» del presidente.

El «paso de gigante» que celebró Puente consiste en reducir los tiempos de viaje desde y hacia Madrid en 20 minutos. Y de julio a octubre, solo habrá ocho servicios. No será hasta dentro de casi medio año cuando pasen a ser 24. Al hilo, el ministro prometió darse un año y, si las plazas no son suficientes, ampliarlas con los 107… que tendrán menos capacidad. El tono que presidió el acto en María Pita desbordó tal nivel de regocijo institucional que Puente hasta cubrió de elogios a Talgo, a la que el ministerio puso en el disparadero por los retrasos en las entregas de los Avril, con amenazas de demandas millonarias.

Puente omitió la demora que acumula la plena implantación de la alta velocidad, que ya era histórica, pero que siguió engordando desde aquel viaje de diciembre de 2021 encabezado por el Rey y Pedro Sánchez para conmemorar la llegada del AVE. Hasta Orense. Tampoco reconoció que hace casi año y medio desde que Galicia hizo frente común con el Noroeste para que se apostara de una vez por el Corredor Atlántico cuando anunció que se crea un grupo de trabajo, con sede en Galicia, y en el que participarán Xunta y patronal, para agilizar la inversión hasta 2030. Que será de 4.561 millones. De la misma forma, nada dijo el Comisionado de que, desde entonces, no se haya reunido ni una sola vez con Rueda, pese a pedirlo reiteradamente. Ambos aprovecharon la ocasión para desplegar todas las inversiones en infraestructuras previstas en la Comunidad.

En cualquier caso, entre lo que hablaron en el tren y después café en mano y María Pita, y lo que escuchó antes de cerrar el acto, Rueda decidió que, por ahora, se da por satisfecho, y se sumó en su intervención a las apelaciones a un clima de colaboración estrecha y cordial. El presidente de la Xunta, eso sí, pidió que «continúe» esta dinámica, y emplazó a Puente a verse «muchísimas veces».

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