El presupuesto para prevención de incendios crecerá un 50% en 2026
Este año ardieron en Galicia 118.966 hectáreas de superficie, la mayor parte de ellas, un 67 por ciento, de monte raso
El 70 por ciento de los fuegos fueron intencionados. Quince presuntos incendiarios fueron detenidos
Galicia
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLa comparecencia de la conselleira do Medio Rural este martes en el Parlamento para dar cuenta de los incendios que este año asolaron el monte gallego tuvo mucho de tormenta de cifras, en un intento por trasladar la realidad de una de las peores ... campañas de la serie histórica. De ahí que la titular María José Gómez se abrazase a los datos concretos para fotografiar lo que pasó en Galicia durante el pasado mes de agosto, una situación insólita que acabó con miles de hectáreas afectadas. Para arrancar su intervención, la titular fue clara al avanzar que, la de este año, no iba a ser «una comparecencia más». Culpó de ello a unos incendios «de sexta generación» con un comportamiento más impredecible y errático, capaces de poner en jaque a los servicios de extinción. El mayor éxito, remarcó, fue que pese a la magnitud de lo sucedido «no tuviésemos que lamentar víctimas humanas». A partir de ahí, desató el encadenado de cifras precedido de una afirmación contundente: «Galicia no arde sola... a Galicia la queman».
Según las investigaciones llevadas a cabo, el 70 por ciento de los fuegos forestales de este año, con especial incidencia en los del verano, fueron intencionados. En concreto, 473 de los 673 que se contabilizaron. Las pesquisas de la Unidad de Investigación de Fuegos Forestales (UIFO) posibilitaron la detención de quince personas que fueron investigadas como presuntos autores. Una intencionalidad que no se frenó ni en las peores jornadas, en las que se llegaron a declarar treinta nuevos focos cada día. La sequía extrema generada por más tres meses sin una gota de agua en algunas zonas de la provincia de Orense, temperaturas de más de 40 grados y el «estrés de los combustibles» abonaron el terreno de una ola incendiaria que provocó incendios nunca antes vistos. Como ejemplo, la titular do Medio Rural señaló que el fuego de Larouco, el más grave de todos, llegó a tener una tasa de aumento de 1.700 hectáreas por hora. «Las llamas cruzaron el río Sil por quince puntos distintos» asumió la responsable ayer desde el atril para explicar el calor que activó este fuego, «como si 20.000 radiadores estuviesen funcionando al mismo tiempo». La orografía de los puntos donde prendían los focos tampoco ayudó a una extinción en la que, por momentos, los medios aéreos no podían trabajar. «El agua se evaporaba antes de caer» reveló la responsable sobre esas jornadas críticas en las que no solo ardió el monte, sino también las casas y las aldeas. Se ordenaron —prosiguió el rosario de datos— 20.000 confinamientos y 400 evacuaciones, en un firme intento por cumplir unos protocolos que establecen que «primero están las vidas humanas, después los bienes materiales y después el monte». En esta lucha contra los incendiarios —y los elementos— llegaron a movilizarse hasta 7.00 efectivos, sumando a los 3.000 del servicio de extinción del Gobierno gallego el personal que aportaron cuerpos como la UME, emergencias, efectivos de los concellos o los técnicos que formaron los Cecopis, con el de Orense como zona cero de la gestión de los fuegos. Sin olvidar, quiso dejar claro Gómez, la ayuda de los vecinos y los ganaderos, que «lo pusieron todo de su parte».
La virulencia de los incendios a los que hubo que hacer frente quedó patente en la vulnerabilidad de unos perímetros que se estabilizaban por la noche y que en cuanto el termómetro empezaba a subir se volvían a descontrolar. Una situación «límite» ante la que, afeó la responsable, «hubo gente que siguió prendiendo». El encadenado de cifras que dibujan el escenario de esos días lo completan las 118.966 hectáreas que ardieron en lo que va de año en los montes de la Comunidad, afectando el 77 por ciento a superficie rasa y un 33 por ciento a arbolada. En total, 1.492 focos de los que casi la mitad (663) se registraron en agosto. Para plantarles cara, además de los refuerzos de personal, fue clave la formación de unos agentes que «tuvieron que aplicar técnicas novedosas» ante situaciones nunca antes vistas. Por ejemplo, los «fuegos tácticos» de seis kilómetros de ancho que se emplearon para frenar el incendio de Oímbra.
-
El 70% de los incendios del peor agosto de Galicia fueron intencionados
Luis García López
Con el Pladiga como hoja de ruta para combatir esta amenaza que cada verano regresa al monte, la Xunta apuesta por la prevención como una estrategia fundamental a la que en 2026 pasará a dedicar un 50 por ciento más de presupuesto, es decir, 75,38 millones de euros. Dentro de este capítulo entrará la gestión de franjas secundarias a través de la Federación Galega de Provincias e Municipios (Fegamp) y Seaga, que duplicará su presupuesto hasta 25 millones. Además, la conselleira espera que se firme «próximamente» un acuerdo que incrementará las parroquias priorizadas y «agilizará» ejecuciones subsidiarias y la creación de barreras naturales. En lo tocante a formación, habrá 1,8 millones entre 2025 y 2026 para la especialización de personal, un 19 por ciento más que en el bienio anterior. Entre otros medidas, la titular do Medio Rural anunció ayer que se van a «intensificar» las iniciativas de concienciación de población, principalmente entre niños y jóvenes a través de un programa en colegios para dar a conocer el dispositivo y la labor de los brigadistas. También comprometió que se seguirá con la mejora de condiciones del personal. Y en materia de prevención subrayó el aumento en la red de cámaras de vigilancia que ya controlan el monte gallego, y que pasará de las 181 actuales a sumar 56 nuevos dispositivos. Una apuesta por llegar a los conatos en tiempo récord. En concreto, y atendiendo a las cifras expuestas ayer, el tiempo medio de reacción ante el primer aviso de fuego en Galicia es de 22 minutos.
La exposición y propuestas defendidas por la responsable fueron duramente replicadas por los grupos de la oposición, que denunciaron un dispositivo «mermado», con puestos sin cubrir, efectivos «saturados», y sin una «cobertura real las 24 horas», según denunciaron desde la bancada nacionalista. En sintonía, los socialistas exigieron la «dimisión inmediata» de la conselleira tras una intervención que consideraron «indignante» por su «cero autocrítica». Urge un cambio de modelo tras «más de 150.000 hectáreas arrasadas en Galicia» y «vecinos que estaban solos ante los incendios, protegiendo sus núcleos de población», mantuvieron desde el PSdeG. También le afearon que se diga que «el mayor éxito es que no hubo víctimas», cuando «acaban de dar el alta a un bombero forestal con el 40 por ciento del cuerpo quemado». Ninguno de estos grupos de la oposición se sumó al aplauso que la conselleira pidió para los brigadistas que lucharon contra las llamas este verano en Orense en O Hórreo.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete