la semana
El laberinto infinito
La versión 4.0 del populismo es aún más líquida que las anteriores. Ser y no ser. Estar y no estar
El enésimo remake. La izquierda a la izquierda del PSOE reestrena su vieja función. Mismos personajes, misma trama y probablemente el mismo desenlace. Este espacio político vive en la revolución interna permanente, instalado en un proceso de reinvención y redefinición inagotable y siempre inconcluso. Obviando ... que el invento saltó por los aires hace tiempo. En Galicia se inició el experimento y en Galicia naufragó. Varias veces. Primero AGE, después En Marea y luego Galicia en Común. Ahora el chiringuito se llama Sumar. Y, disculpen el spoiler, pero película acabará como las anteriores.
Como el mito de Sísifo, parecen condenados a repetir in aeternum la misma senda: a cada proceso de reunificación le sucede un nuevo estadio de implosión y disgregación. Arrastran una enorme piedra por una ladera empinada, pero antes de llegar a la cima la pesada roca rueda hacia abajo y tienen que volver a empezar desde el principio. Una y otra vez. Una y otra vez. La función que ahora lleva a escena Yolanda Díaz recupera esencialmente los mismos elementos narrativos y el mismo dramatis personae que en ocasiones anteriores.
Mutatis mutandis este nuevo «parto de los montes» recuerda a procesos anteriores. La eclosión de AGE y su posterior naufragio, por ejemplo. Que acabó con Beiras acusando públicamente a Díaz de traición, como ahora podría hacer Iglesias a quien él designó como sucesora. Ya entonces, también, ese espacio político trató de superar su fracaso lanzando un nuevo chiringuito. También En Marea saltó por los aires. Siempre ciclos cortos. Mucho ruido y pocas nueces. Ni asalto a los cielos ni revolución. Hoy, de hecho, ese universo en contracción ni siquiera tiene representación en el Parlamento autonómico.
No solo coincide la trama, sino también el discurso. Siempre con tono mesiánico. «Hoy empieza todo» decía hace quince días Yolanda Díaz en el Magariños. Siempre dispuestos a protagonizar un momento clave de la historia. Como aquellos «alcaldes del cambio» que llegaron para cambiarlo todo, pero no cambiaron nada y los ciudadanos decidieron cambiarlos a ellos. De hecho, las encuestas apuntan a que en las elecciones municipales esas mareas locales que naufragaron hace cuatro años se hundirán aún más en la irrelevancia. En A Coruña y Ferrol ese universo incluso se presenta ahora dividido, con dos listas diferentes.
Pese a todo, no renuncian a replicar su ya viejo relato. Eso sí, cada vez más etéreo. La versión 4.0 del populismo es aún más líquida que las anteriores. Ser y no ser. Estar y no estar. Díaz esconde su propia ideología. En sus discursos no toma posición, no presenta un proyecto. Solo hilvana eslóganes de la nada y sobre la nada. Elige una narrativa cada vez más vacua. Siempre de perfil. Aunando un pensamiento mágico con un ilusionismo low cost.
Tanto, que es cada vez más difícil ubicarla en el eje de coordenadas. Ya no se reconocen a la izquierda del PSOE. Quizás porque la vicepresidenta ha decidido que su plataforma debe durante un tiempo orbitar en torno a sus socios del gobierno. Fiando su destino en las próximas generales al de Sánchez, como segunda marca blanca del sanchismo. Si pierden, intentará erigirse entonces en heredera de la coalición Frankenstein. Y si gana, no es desdeñable la posibilidad de que repita lo sucedido en Ferrol en 2007-2008.
Sí, ya entonces Díaz pactó con el socialismo. Duró poco. Apenas 16 meses. Lo que tardó Vicente Irisarri en romper el pacto con IU por lo que el alcalde del PSOE definió como «diferencias insalvables». Siempre ciclos cortos, siempre reinventándose y redefiniéndose. La revolución permanente. Ahogándose permanentemente en la nadería.
También ahora, en el enésimo remake. Hay cosas que no cambian. Cantan en Lugo en el Pazo aquello de «los años van pasando y todo sigue igual, el equipo de Galicia se llama Breogán» y lo cierto es que también todo sigue igual en la izquierda a la izquierda del PSOE pasen los años que pasen. Siempre atrapados en un laberinto infinito.
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