PAZGUATO Y FINO
Gonzalo Caballero en su 18 de Brumario
Ya lo decía Marx: la historia primero ocurre como tragedia y luego se repite como farsa
Con Gonzalo Caballero siempre hay espacio para la sorpresa. Uno se pensaba curado de espanto cuando el exlíder socialista convoca a la prensa, a la que normalmente se la surte de noticias, para protagonizar la 'no-noticia', esto es, que le tiemblan las piernas para concurrir a las primarias contra Besteiro. Un ridículo de aúpa. Y todo ello a pesar de que, según el sobrinísimo, el actual PSdeG va a la deriva en ideología y resultados, todo lo contrario que cuando él estaba al frente de la nave. Que digo yo que si este diagnóstico fuera tan evidente no le faltarían militantes dispuestos a avalarle para que él regresara y reverdecieran los laureles socialistas. Pero no, ahora no se dan las condiciones, dice.
Todo esto no es sino una tomadura de pelo más, una nueva espantada como la que Caballero protagonizó en octubre de 2023, cuando también se envainó su precandidatura al constatar que no había un cargo orgánico solvente que le apoyara, más allá de sus habituales mariachis tuiteros, hoy desaparecidos de la faz de la política gallega. Es el timo de la estampita de quien dice tener las soluciones mágicas para recuperar la fuerza del socialismo galaico, pero que cuando lo lideró vio cómo el BNG de Ana Pontón le dio el primer 'sorpasso', magnificado en las últimas autonómicas de 2024 –ya con Besteiro– hasta límites nunca vistos. Caballero fue aparato, pero hoy es simplemente aparatoso, en un modo 'Pepito Grillo' estrafalario para quien un día fue secretario general del PSdeG-PSOE. Y no acaba de entender que ya no es que le podamos criticar en estas páginas de la prensa «de la derecha» que supuestamente tanto lo odia, es que ya no lo quiere una mayoría de su partido, a cuyo liderazgo accedió por un accidente de la historia.
Debe mirar el lado bueno. Caballero se va a evitar una campaña de avales, otra de primarias y ocupar un cargo agotador en el (muy) remoto escenario de que ganara. Le va a quedar tiempo libre para leer. Puede volver a Karl Marx. Y no 'El Capital', que el docto profesor de económicas ya habrá leído. Mejor 'El 18 de Brumario de Luis Bonaparte'. Empieza así: «La historia primero ocurre como tragedia y luego se repite como farsa». Marx, un visionario.
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