Pazguato y fino
Y en estas, un congreso
Todo lo que le podía salir mal a Besteiro desde que volvió le ha salido mal
En la víspera de que Pedro Sánchez comunique a los españoles de bien –los que están en su lado del muro– su decisión personal sobre su futuro político, tras los cuatro días de asuntos propios que se ha tomado, el PSdeG celebra el congreso del ... retorno de José Ramón Gómez Besteiro. En un guión previsible, el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE debería venir y respaldar al que fue su candidato el pasado 18F, a pesar de los pésimos resultados. Pero los guiones en la política española están para reescribirse en tiempo real. Sánchez no va a venir –hace días que se sabía– y el cónclave de los socialistas gallegos queda en tierra de nadie, a su pesar.
Piénsenlo un momento. ¿Va a ponerse Besteiro a hablar de política industrial, de estrategias de internacionalización de la economía, del apoyo a la lengua y la cultura, cuando su partido está en plena vigilia por el devenir de Pedro Sánchez? ¿No podría entenderse como una cuestión frívola que se distancia siquiera un minuto de la duda existencial que sacude al partido? Y, al mismo tiempo y en sentido contrario, ¿no estaba acaso el congreso pensado para resetear el PSdeG y poner la primera piedra de la necesaria reconstrucción del maltrecho edificio socialista?
Los pasillos del congreso van a parecerse más a la sala de espera de una UCI que al habitual reencuentro de los compañeros de partido, tradicionalmente alegre, aunque las circunstancias sean tan malas para el PSdeG tras las elecciones. ¿Quién va a poder siquiera esbozar una sonrisa cuando Sánchez se debate entre la vida o la muerte de su presidencia? Ojo si no asistimos a donaciones masivas de sangre (en sentido figurado) para enviarla a Moncloa y que el líder reciba así la energía de sus conmilitones galaicos.
Y luego Besteiro. Todo lo que le podía salir mal desde su regreso a la política, le ha salido. Las elecciones anticipadas que torcieron prematuramente su puesto de delegado del Gobierno, los malos resultados en generales y autonómicas, y ahora esto, que igual saca de la ecuación a su principal valedor. O igual no, y todo acaba desvelándose como lo que es: teatro.
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