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Galicia raciona sus reservas de agua por temor a una sequía

La prolongada ausencia de lluvias en el norte de la Comunidad ha llevado a activar medidas de ahorro y restricción

Pese a no darse todavía el estado de escasez, el gerente de Augas de Galicia lo considera un «toque de atención»

La influencia del Atlántico salvó a la Comunidad de la ola de calor peninsular

Un hombre camina por el río Miño, en Lugo, en el verano de 2022 C. Castro (EP)
Pablo Baamonde

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El estado de escasez de agua no ha sido decretado todavía en Galicia, pero ya están en marcha las primeras medidas de contención para hacer frente a una posible sequía prolongada. Esa es, de hecho, la situación que, a menor escala, ya afrontan algunas áreas del norte de la Comunidad, donde ya se ha activado el ahorro y la restricción en los usos del líquido para prevenir el avance hacia escenarios más graves.

Las cuencas de las rías de La Coruña y Betanzos y los sistemas de abastecimiento de Ferrolterra y A Mariña –desde el río Miño hasta Ribadeo– son los primeros contornos gallegos en los que la Oficina Técnica da Seca ha decretado la situación de sequía prolongada. Lo hizo el pasado lunes, día 7, y supone «un toque de atención» para el conjunto gallego a ojos del gerente de Augas de Galicia, Gonzalo Mosqueira.

En una entrevista con Europa Press, el experto ha advertido que, aunque la situación que atraviesa actualmente la Comunidad no es de «riesgo efectivo» de desabastecimiento, conviene «poner los ojos en la gestión del agua» y asegurar que «no haya improvisación» si ese escenario llega a extenderse o se prolonga mucho más. Porque el problema, insiste Mosqueira, no radica en que las reservas de agua estén bajas, sino en una climatología anómala para estas fechas, que ha brindado escasas precipitaciones y mantiene el caudal de los ríos en un nivel más bajo.

Por ello, el gerente de Augas de Galicia reitera su consejo de permanecer «vigilantes» con la evolución del clima y de los ríos. Sus volúmenes de agua «están bajando y las demandas en esta época del año son elevadas», y señala hacia otro escenario: el que afrontan las áreas del sistema del río Mero, Arteixo, la ría de La Coruña, la cuenca del Anllóns y el subsistema de Baiona. Desde mediados de julio mantienen activa la prealerta por escasez de agua y, en este caso, el aviso sí apunta a una bajada de las reservas para consumo. Una problemática que alimenta, además, la crecida de población que experimentan algunos municipios durante el verano.

Según Mosqueira, el volumen de agua en los embalses gallegos roza ahora el 80 %. Muy similar a su correspondiente del año pasado, del 79 %, con lo que «no estamos en una situación peor, como en otras zonas de España». De hecho, señala que, incluso dentro de Galicia, la falta de precipitaciones solo está afectando, por el momento, a regiones septentrionales. En el sur, en cambio, en julio «llovió dentro de la media e, incluso, en algún punto, más». «Tenemos la suerte de que los frentes que entran desde el Atlántico lo hacen por Galicia», explica el experto, y las precipitaciones se mantienen en cierta medida.

A discreción de cada concello

Tal y como ha informado la Xunta, corresponde a cada ayuntamiento analizar su caso particular y dictaminar las medidas que se activarán en el ahorro y la restricción pública de sus reservas; algunos concellos grandes, apunta Mosqueira, ya cuentan con planes municipales de sequía que establecen los pasos a seguir.

Pero, ante todo y en todos los casos, ve imprescindible comunicar de antemano a la población la situación a la que se deberá hacer frente, dirigir esfuerzos a concienciarla, para que no haya sorpresas cuando se «tengan que tomar medidas concretas», llegado el caso. En La Coruña, informa Ep, se han reducido a lo estrictamente necesario la limpieza de edificios y los riesgos en zonas públicas y privadas, se han cerrado fuentes ornamentales, limitado el lavado de coches a establecimientos autorizados y el Concello ha anunciado que hará un «seguimiento de los consumos y control de presiones» en los colectores de la red. Su municipio vecino Culleredo se adhirió después a las mismas medidas, orientadas a garantizar las reservas del embalse de Cecebre.

En Arteixo se están buscando fugas o pérdidas de agua en la red y ya se ha pedido a la población que haga un uso «prudente» del agua, y en Carballo también hay orden de reducir al máximo posible los riegos. En Oleiros se planea enviar a domicilio una circular con recomendaciones para ahorrar agua con la próxima factura de dicho servicio; y cortar el suministro de las duchas de las playas –no así el de las fuentes, para permitir que los transeúntes se hidraten en la vía pública–.

Varios municipios de la Mariña lucense, otra zona afectada por la escasez de lluvias, adoptan medidas similares. Las alcaldías de Alfozy Ourol han prohibido usar líquido de la traída para regar jardines o zonas verdes, llenar piscinas, limpiar vehículos o espacios al aire libre. En Xove, además de aplicar esas medidas, también se revisará la red y ya se restringe el agua de las duchas y lavapiés de las playas, y, de nuevo, se ha apelado al «civismo» de sus vecinos para controlar el consumo.

Sin embargo, a todos ellos les tomó la delantera el municipio coruñés de Barreiros, que ya el pasado 28 de julio, antes de comunicar su decisión la Oficina Técnica da Seca, había prohibido los usos no esenciales del agua de la traída por el «importante consumo existente» en el concello, que ya se registraba «muy por encima de lo habitual» debido a la crecida de su población con la llegada de las vacaciones.

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