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Estupefacción en el sector ante las críticas a los turistas: «Es un sentir minoritario»

Empresarios y hosteleros muestran su preocupación tras la polémica generada por el bar de Oleiros que arremetió contra los «tontos de la Meseta»

Reabre el bar de Galicia que cerró por culpa del «turista madrileño» con un peculiar cartel en la puerta: «Espacio libre de...»

Los riesgos del gentilicio con adjetivos descalificativos

Personas disfrutando de la playa de Silgar, en Sanxenxo, el pasado septiembre EP

Noela Vázquez

Santiago

Con frases como «si cae una bomba en Mera quedan sin tontos en la Meseta« o »espacio libre de 'fodechinchos'«, el local Puerto Martina Baar, ubicado en la localidad coruñesa de Oleiros, anunciaba su cierre durante una de las temporadas de más ajetreo en la época estival: el puente de agosto. Una decisión fomentada, según los dueños, por la «prepotencia que atesora esta gente» –en referencia a los turistas– y no «desvirtuar el proyecto inicial» para el que fue concebido el negocio, que rápidamente desencadenó un debate a nivel nacional. La batalla campal se hizo patente en las redes sociales, donde los comentarios negativos de quienes tomaron ofensa en el anuncio contrastan con los de aquellos que comparten la opinión de que Galicia está afectada por un presunto turismo de masas. Por su parte, el sector recibió la noticia con sorpresa, ante lo que consideran un «sentir minoritario» propiciado, en parte, por una corriente crítica con esta actividad que se está «contagiando» de otras zonas del país.

Así lo explica en conversación con ABC el presidente del Consorcio de Empresarios Turísticos de Sanxenxo (Pontevedra), Alfonso Martínez, que recibió la noticia con «estupefacción». Unas declaraciones «preocupantes» que se pueden «volver en contra» de uno de los motores económicos no solo de los pueblos costeros, sino de toda la Comunidad. «La población local también sufre de alguna manera los inconvenientes que puede tener el aumento de población», reconoce, sobre todo en localidades pequeñas que reciben gran afluencia de visitantes en verano, pero esta animadversión es, en su opinión, un «sentir minoritario» dentro del sector.

«Lo que pasa es que cuando alguien alza la voz y dice algo que llama la atención es normal» que sea «noticia», pero en Sanxenxo, indica, «no tenemos esa percepción para nada, porque directa o indirectamente, aquí todo el mundo vive del turismo«. Eso sí, añade que «parece que hay una corriente» crítica «que viene también de otros lugares de España y que se está 'contagiando'» aquí. Les «llama la atención», dice, aunque no les genera una «preocupación extrema». «Al final, sabemos que ahora en Sanxenxo, por ejemplo, estamos en la época más alta y hay muchísimos turistas, que son bienvenidos».

Para él, en todo caso, el futuro pasa por avanzar hacia un «turismo de calidad», que es «lo que queremos todos». Y no en lo que al poder adquisitivo de los visitantes se refiere, sino a su capacidad para «integrarse con el pueblo», con el «entorno», y conocerlo de una manera «sostenible».

Ni justo ni fiel a la realidad

Lo mismo opina el presidente de la Asociación de Profesionales del Turismo de A Costa da Morte, Pepe Formoso, un destino cada vez más popular con grandes atractivos como los parajes naturales de esta parte de la costa coruñesa, su patrimonio o su gastronomía. Ellos, reconoce a ABC, no se sienten «para nada identificados con esos comentarios» que, en todo caso, considera que se dan «en momentos puntuales y por gente determinada». «Que se amplifiquen este tipo de comentarios [...] deja en muy mal lugar al sector hostelero de Galicia«, lamenta. «Que sepamos, en A Costa da Morte no salió ningún comentario de este tipo» y, «de hecho», continúa, «ese término no es nuestro, es del sur», distanciándose del término 'fodechincho' que a tantos ha ofendido en redes estas semanas, un descalificativo dirigido especialmente hacia los turistas madrileños. En esta zona paradisíaca de la Comunidad «no hay masificación», indica, y los «comportamientos incívicos» que se puedan dar no «tienen que estar solo relacionados con el turismo», por lo que, además de recibir la noticia con «disgusto», ni la considera ni «justa» ni fiel a la «realidad».

«Estos comentarios no son nada agradables», y los equipara palabras como «turistificación» o «turismofobia», que «hay que utilizar con mucho cuidado« y que, en su opinión, no se adaptan a la realidad gallega. »Es curioso que en Galicia se empiece a hablar de masificación, sobre todo en puntos calientes como Santiago« cuando »durante todo el año« tienen »un nivel de ocupación del 50%«, exceptuando momentos de tensión en determinadas épocas. Una situación que compara a la de otras ciudades, como Venecia, donde el problema está patente »todo el año« y que, en todo caso, se debe abordar mejorando »la calidad de los servicios«.

Falta de servicios y personal

En la misma línea, Marcos Comesaña, presidente de la Asociación de Empresarios y Comerciantes de Baiona (Pontevedra), considera que se trata de una opinión «muy particular», que se suma a que «la gente está un poco irascible, este año excepcionalmente». Según explica a ABC, de lo que está cansado el sector «es de que es mucha gente de golpe«, pero »nosotros no tenemos ningún problema con los turistas« más allá de situaciones puntuales y aisladas, que no son exclusivas a la gente de fuera. Eso sí, tiene claro que »si conviertes un pueblo de 12.000 habitantes en uno de 60.000«, los servicios, »por mucho que pretendas« que sean suficientes, no lo son. Algo a lo que hay que añadirle que »la hostelería tiene una demanda de personal bastante importante estos últimos años« y »no hay formaciones profesionales cercanas de hostelería y de ramos específicos«, que se traduce en una »escasez tremenda« de profesionales. Un problema que es culpa «de todos», incluidos clientes, empresarios y administración, asegura.

Para Comesaña, «hay que buscar el equilibrio« antes de entrar a definir la situación tan »drásticamente« y con un calificativo «tan feo a personas que al final vienen a tu pueblo a traer dinero», que «nos ayuda a mantenernos económicamente durante el resto del año en villas turísticas como la nuestra». Y concluye: «Nosotros somos un pueblo de acogida».

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