El editor de Basterra: «Nunca nos planteamos usar un pseudónimo»
El padre de Asunta dedica su primera novela a la niña: «Mi vida, mi gran amor». Desde la editorial se sienten «sorprendidos» por los insultos recibidos desde las redes tras la publicación
![Basterra y Porto, durante el juicio por el crimen de la pequeña Asunta](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2025/02/11/basterraaaa-Rcfo1cXzK9i6bpYZv0RvjBL-1200x840@diario_abc.jpg)
Alfonso Basterra, condenado a 18 años de prisión por matar a su hija Asunta en 2013, se ha convertido en escritor. Periodista de profesión, el reo dedica la mayor parte de su día a crear historias desde la biblioteca del penal de Teixeiro (La Coruña) donde ingresó poco después de que el cuerpo de la niña apareciese tirado en una cuneta. Sentenciado por un tribunal ciudadano que por unanimidad lo encontró culpable de trazar un plan junto a su expareja Rosario Porto para asesinar a la pequeña, la vida entre rejas del preso escribe un nuevo y polémico capítulo. Los rumores sobre su primera novela se confirmaron este lunes con la publicación del texto 'Cito' (editorial Vitruvio), ya a la venta por un precio aproximado de 15 euros.
En una conversación con ABC, el editor de la obra, Pablo Méndez, explica que fue él quien se puso en contacto con Basterra después de que llegasen a sus manos unos de los relatos que el reo presentó a un premio literario. «Lo contacté para saber si quería escribir sobre lo que le había pasado y me dijo que estaba acabando una novela» introduce el editor. Lo que vino después, asegura, fue una relación epistolar en la que descubrió un documento «muy imaginativo, tirando a fantástico». «Escribe de una forma rápida y cómoda. Lo que nos envió nos gustó mucho y yo intento publicar lo que me gusta» valora Méndez, que aclara que él cree «en la reinserción».
Sobre Basterra explica que nunca se han visto en persona ni han tenido contacto telefónico. Su relación hasta la publicación de la primera novela, «una historia de amor, desamor y humor», se trabó por vía postal. Sobre la realidad de su nuevo autor —que en siete años quedará libre— el editor valora que «haya hecho lo que haya hecho, lo está pagando» y limita su relación a un plano literario. «Estamos impresionados y sorprendidos por los insultos que estamos recibiendo a través sobre todo de las redes sociales» manifiesta a este diario para reconocer que era consciente de que «corría riesgos» al sacar a la luz la novela. «Sabía, por ejemplo, que Basterra no podría presentarla al público» indica.
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Preguntado sobre si él o el filicida se plantearon en algún momento publicar el libro bajo un pseudónimo, el editor niega. «A mí no me gustan por un tema administrativo, porque al final dan pie a muchos problemas, y la verdad es que él nunca lo propuso» asume.
Basterra, al que su editor define como una persona «muy correcta», encadena ya doce años en prisión sin un solo permiso penitenciario. Lo solicitó en una ocasión y se le denegó, al igual que el tercer grado, por su falta de arrepentimiento. Pese a la contundencia de las pruebas en su contra, el preso nunca reconoció el crimen y una década después del juicio sigue negando su implicación en uno de los casos más mediáticos de la crónica negra española. En su declaración ante el tribunal ciudadano que lo condenó, el vasco negó haberle dado pastillas a su hija para adormecerla, aunque sí confesó que compró este medicamento unos meses antes para su mujer. Basterra también negó, contradiciendo una declaración anterior, haberle dado «unos polvos blancos» a Asunta. «Llevaba 6 días llorando. Me pasé noches en lugares donde no dormirían ni las ratas. Si me llegan a preguntar si soy el hijo del papa Francisco diría que sí», se justificó.
Desde su internamiento, la personalidad altiva de Basterra le ha valido algún encontronazo con sus iguales en la cárcel de Teixeiro, y también con sus funcionarios. Incluso fue trasladado en una ocasión a un módulo de aislamiento por pasarle un objeto prohibido a otro recluso aprovechando su trabajo en el biblioteca desde la que prepara ya su segunda novela, cuya temática aún se desconoce. Su hija, y también víctima, es la única persona a la que dedica su primera obra: «Mi niña, mi vida, mi gran amor» reza la primera página.
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