Consejos para ser un buen rey, según Martiño de Dumio
El Consello da Cultura Galega publica una traducción de 'Formula vitae honestae' del obispo, escrita para enseñar al rey Miro a gobernar con cordura
Un paseo por la Compostela medieval
![Ejemplar de 'Formula vitae honestae' de la Bibliothèque du Château](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/03/20/aaa-RLxovvy73znfBBl5RLTVvIJ-1200x840@abc.jpg)
Ser rey no es fácil. Y menos en el albor de la Edad Media, donde se era la cabeza visible y responsable de todo un pueblo, mandatario absoluto en nombre de Dios. Como heredero, los momentos previos a la coronación podrían ser agobiantes y llenos de dudas, a pesar del cómodo modo de vida y niveles de ostentación. Al menos, así debía ser para el rey suevo Miro, sucesor de Teodomiro, cuyo reinado se extendió entre 570-583. Al fallecer su padre y ser siguiente en la dinastía, este le encargó a su maestro, el obispo Martiño de Dumio, un manual para reinar.
‘Formula vitae honestae’, aunque no se pueda hablar en términos editoriales, fue un éxito. Se trata de un compendio de ética natural fundado en los textos de los grandes autores clásicos del que todavía se conservan hasta 700 copias latinas en los monasterios europeos más prestigiosos, pazos y universidades. La obra de Dumio se convirtió en una herramienta de referencia imprescindible en la educación de los jóvenes príncipes a lo largo y ancho del continente.
«Ordena el presente, prevé el futuro y recuerda el pasado», le aconsejaba el maestro al nuevo rey. 'Formula vitae honestae', traducido por el Consello da Cultura Galega al gallego bajo el título 'Como levar unha vida honesta', no es solo una guía para ser un buen monarca, de legado memorable y justo en su reinado, sino que también es un manual ético para ser una buena persona.
La época sueva de Gallaecia (411-585) fue la más «destacada de la literatura y cultura de Galicia, en comparación con lo que entonces había en todo el territorio europeo de lengua y cultura latinas«, sostiene en unos textos que acompañan la edición del escrito J. Eduardo López, filólogo en la Universidade da Coruña. »Fue una época de excepcional esplendor, no solo en el ámbito cultural, sino que también contó Gallaecia con grandes personalidades en el ámbito político«, resume.
Miro fue el penúltimo monarca de la dinastía sueva en el territorio. Sus 13 años de reinado estuvieron influidos por este compendio de recomendaciones escritas por el obispo de Braga. El texto de Martiño de Dumio presenta «dos motivos» diferenciados: por una parte : «el tema moral, que en este caso toma la base del estoicismo senequiano para moldearlo al escetismo cristiano, y el fondo pedagógico, que se mantiene, en este tratado, íntimamente ligado al contexto político de su tiempo«, escribe Laura Ranero, de la Universidad de Salamanca y autora de la tesis sobre este escrito de Martiño de Dumio.
Con todo, Ranero especifica que este libro, a pesar de estar dedicado explícitamente al rey Miro, no se trata de «un espejo de príncipes» —entendido como un manual de enseñanzas con pautas que, en este caso Miro, tenía que aprender—, sino que es, más bien, «una suerte de espejo de ministros, cuyas función era dotar a los consejeros del rey de unas normas enfocadas a la rectitud moral». El propio Martiño lo deja claro en la parte de la introducción: «No lo escribí para su instrucción, pues ya poseéis la sagacidad de una sabiduría natural, sino para los que contigo colaboran [...]».
Algunos consejos
Las palabras de Martiño, plasmadas en esta edición tanto en latín como en gallego, conforman una especie de brújula moral de la que echar mano en momentos de dudas e inseguridades. El obispo, como un 'coach' motivacional contemporáneo, escribe que «quien es prudente dice: 'no pensé que esto fuera a pasar', sino que espera, y no tiene sospechas, sino que toma sus precauciones. Busca la causa de cualquier hecho». Es un resumen para tratar de conseguir que los monarcas —o su equipo de consejeros— sean justos y mantengan los pies en la tierra. «Aparta de ti lo superfluo y mantén en estrecho cerco tus deseos. Considera contigo mismo cuanto demanda la naturaleza, no cuanto ansía el deseo», escribe el obispo en el centenario libro.
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