REPORTAJE
Atados a casa por la crisis
La emancipación todavía es una realidad por cumplir para el 60 por ciento de los jóvenes gallegos de entre 18 y 35 años, según datos del Observatorio Joven de la Vivienda
Desprenderse del seno familiar siempre ha sido una labor complicada que, sobre todo requería de un esfuerzo económico importante. Sin embargo, en los últimos tiempos, la ansiada independencia es percibida por muchos jóvenes como una utopía. Las dificultades para acceder al mercado laboral, los contratos precarios y los salarios que —según datos del Observatorio Joven del Empleo (OJE) para Galicia— rondan los 840 euros mensuales, presentan un panorama poco alentador para los ciudadanos de entre 18 y 35 años. Y es que en este margen de edad, el 60% de los jóvenes gallegos todavía vive en la residencia familiar.
Pero, pese al difícil panorama que se presenta, no todos son malas noticias. Aunque, como en el resto de España, la población joven en la Comunidad no es ajena a la destrucción de puestos de trabajo, sí que se distingue por un hecho muy particular. Dentro del conjunto de personas jóvenes que logran mantener su empleo, en la comunidad gallega se ha producido un incremento más que notable de la contratación indefinida, del 4,61%, a lo largo del último año 2009.
Además, las condiciones mejoran cuanto mayor sea el joven. Por una parte, las condiciones laborales, es decir, la contratación fija o indefinida, pasa de un 15 por ciento en los gallegos de entre 18 a 24 años a un 45 por ciento en los que ya pasan la treintena. Algo similar sucede con la tasa de paro que, según los rangos de edad fijados, se reduce de un 31 por ciento a un 12 por ciento.
Los jóvenes gallegos que buscan una salida para independizarse se acogen, en su mayoría, a la famosa ayuda de 210 euros mensuales para el pago de su alquiler. Una cantidad que, sin duda, contribuye en buena medida a que el número de personas que deciden emanciparse se incremente. Al menos así lo indican las cifras publicadas por el Ministerio de Vivienda y según las cuales un total de 15.479 menores de treinta años se benefician de estas ayudas en la Comunidad gallega. Es más, desde que comenzara el año actual 2.135 personas (un 16 % del total regional) vinieron a engrosar una lista ya de por sí concurrida.
Las mujeres, más decididas
Una de las estadísticas más destacables del informe elaborado por el OJV resalta que más del 56 por ciento de las adjudicatarias son mujeres, alrededor de unas 8.704, frente a 6.775 varones. Este dato se justifica si se tiene en cuenta que el sueldo medio de las féminas es de 2.000 euros anuales menos que el de los hombres, es decir,una gallega tiene unos ingresos al año de 12.202,37 euros; mientras que la media española se sitúa en los 13.544,46 euros.
A pesar de esta diferencia de salarios, las jóvenes gallegas son más decididas y no renuncian a su independencia, al igual que sucede a nivel nacional. En base a los datos del OJV, la tasa de emancipación (porcentaje de personas que viven fuera del hogar de origen respecto del total de personas de su misma edad) se sitúa en un 43,8% respecto a un 35,7 % de los varones.
Además, tal y como ratifican los datos de Vivienda hasta septiembre de 2009, dentro de Galicia las provincias más beneficiadas por estas ayudas fueron La Coruña (4.581) y Pontevedra (3.978), seguidas de Orense (1.630) y Lugo (1.358). Dentro del territorio nacional, la cantidad de jóvenes suscritos a esta ayuda es de 196.898, compensaciones para las que el departamento que dirige Beatriz Corredor ha destinado 490 millones de euros desde su puesta en marcha. Además de un apoyo para afrontar el pago de las rentas, la Renta Básica de Emancipación (RBE) cubre el pago del aval y la fianza de la vivienda, unas necesidades para las que se destinan más de 500 millones de euros.
Sin trampas
Pese a todo, a cerca de 50.000 jóvenes solicitantes de la RBE se les fue denegada —temporal o definitivamente— esta ayuda, por presentar algún tipo de incidencia en su expediente. En Galicia esta cantidad se reduce a 2.108. El obstáculo más común con el que se encuentra la Administración para poder otorgar esta cuantía es el incumplimiento con Hacienda o con la Seguridad Social, o no acreditar el pago del alquiler o la anulación por parte de la propia Comunidad.
Por franjas de edad, las personas de 27 a 29 años son las que más se benefician de esta renta, seguidas de los jóvenes que tienen entre 23 y 26 años. La edad mínima para solicitar la RBE es de 22 años y la máxima de 30. Otros requisitos indispensables para solicitar esta ayuda son tener vigente un contrato laboral y cobrar menos de 22.000 euros al año.
En cuanto al precio del alquiler que los beneficiarios deben afrontar, un 28 por ciento pagan menos de 400 euros, mientras que casi un 43 por ciento pagan entre 400 y 600 euros. Sólo el 7 por ciento sostiene una renta de más de 800 euros. A propósito de los ingresos de los adjudicatarios, el 35 por ciento tiene un sueldo que oscila entre los 10.000 y los 15.000 euros anuales. Un porcentaje similar ingresa entre 15.000 y 22.000 euros. En el caso contrario están los menores de 30 que ganan menos de 10.000 euros al mes.
Además, los gallegos que perciben esta ayuda han podido reducir en más de la mitad el esfuerzo que les supone la emancipación (porcentaje que representa el pago del alquiler sobre los ingresos). Así, los beneficiarios ahora destinan el 15,13% de su nómina, frente al 36% que aportaban para vivienda sin la ayuda. Se trata del segundo porcentaje más reducido del territorio estatal, sólo por detrás de Extremadura (14,19%).
Siguiendo en la línea de las clasificaciones, Galicia es la cuarta comunidad autónoma en número de solicitudes tan solo por detrás de Cataluña, Madrid y Andalucía, si bien la población de estas tres es mucho mayor. Actualmente, casi 300.000 jóvenes —tanto gallegos como extranjeros residentes que tengan sus papeles en regla— estarían en disposición de recibir esta bolsa económica por encontrarse en el rango de edad entre los 22 y los 30 años, requisito indispensable para ser apto.
Siempre la crisis
La crisis ha repercutido de forma notable en el incremento de solicitudes. Los que decidan apuntarse ahora tendrán que esperar un tiempo para empezar a disponer del dinero. De hecho, este último paso para acceder a la RBE es, en muchas ocasiones, el trámite más difícil. Así, todavía hay muchos jóvenes que están pendientes de recibir la ayuda concedida desde hace meses. En el caso de Galicia, los primeros solicitantes, allá por el 2007, cobraron pronto y no se encontraron con dificultades al presentar la documentación. Sin embargo, las circunstancias económicas actuales ha provocado un incremento muy significativo de los interesados en acogerse a esta iniciativa. Desde los 73.200 jóvenes españoles que se habían interesado por la RBE en marzo de 2008, a finales de 2009 la cifra se había elevado hasta los 167.500.
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